El Cristo interno
Si alguna vez un conflicto o una situación límite te derrota, acéptalo sin que sientas vergüenza; allí tienes una excelente oportunidad de encontrarte con tu Cristo interno. Y si lo logras, a partir de entonces, ya nunca volverás a ser derrotad@.
Vivimos permanentemente en un mundo acelerado que nos obliga a luchar contra factores externos y a veces, hasta contra nosotros mismos. Uno de los factores internos que no nos ayuda, es la sensación de frustración que nos embarga cuando algo que intentamos no se concreta, y esa sensación puede que nos haga sentir culpa.
Culpa de no ser lo suficientemente hábiles, lo exitosos que nos gustaría ser, los conquistadores de esos triunfos que nos gustaría enarbolar ante quienes nos aman, para que se sientan orgullosos de nosotros.
Bien, no siempre somos triunfadores para el mundo exterior; pero cada nueva experiencia, cada nuevo enfrentamiento a las crisis que nos amenazan, hace de nosotros un nuevo ser, más grande, más sabio, más poderoso. Pero como eso no se ve (en este plano) entonces no podemos sentirnos orgullosos ante nuestro entorno.
Sin embargo, cada nuevo “fracaso” nos fortalece y nos empodera ante nuevas crisis, y eso debería ser suficiente para que comprendiéramos que estamos creciendo y para sentirnos orgullosos de nosotros mismos, elevando nuestra autoestima.
Cuando aceptamos la derrota pero sin dejar de luchar por ello, deberíamos proyectarnos hacia nuestro interior, a buscar ayuda a nuestro Maestro Interno. Él nos dirá lo que necesitemos saber si es que hemos aprendido a preguntárselo.
Esto comúnmente, se conoce como “intuición” y a veces sus respuestas son tan contundentes y sorpresivas que puede que nos dejen anonadados. En algunas oportunidades son nuestros Guías Espirituales quienes nos están ayudando; sin sospecharlo muchas veces, estamos abriendo nuestros propios Registros Akáshicos y alentando a nuestros Guías a que nos respondan con nuestra propia verdad.
Otras veces podemos recurrir al Tarot y a sus revelaciones, pero siempre el mecanismo es el mismo: hacemos la pregunta y la respuesta llega desde lo que la Psicología llamaría Inconsciente. También podemos llamarlo como nuestro Yo Supremo, o como nuestro Ser Superior, o como nuestro Maestro Interno.
Alguien religioso puede que piense “Dios me ha respondido”; es lo mismo. Todos tenemos una parte de ese Dios en nuestro interior y se manifiesta de distintas maneras: como una imagen, como un sueño, como una frase, como una inspiración, como un impulso. Todo eso es válido. Basta con relajarse y escuchar.
Cuando, por fin, logremos esa comunicación, entonces ya no habrá problemas sin solución, preguntas sin respuestas, crisis sin superación. por eso, no sientas vergüenza de haber fallado, simplemente estás en el camino de re-encontrarte.
No irías hacia adentro si no te ocurriera algo que te hiciera reflexionar. Tienes en cada caso una nueva oportunidad de viajar hacia tu interior, reflexionar, encontrar paz, meditar el asunto y preguntarte.
Siempre obtendrás una respuesta. Siempre. A veces más tarde, otras más temprano, depende de lo que puedas “escuchar” porque siempre desde adentro, “alguien” (o vos mism@) te va a responder, haciendo sus mejores esfuerzos para que oigas, para que entiendas. ¿Quién es? ¿Qué nombre tiene? ¿Desde donde se comunica?
No importa, tal vez se trata de vos mism@, pero sin embargo, es hermoso llamarlo “el Cristo interior”. El que siempre vencerá, el que llenará de luz tu espacio de tinieblas, el que “pintará” esos colores maravillosos que solamente del otro lado del Velo te serán reconocidos en función de tu aprendizaje, de tus experiencias, de tu integridad. Profesor Leo.