¿CONOCES LOS SECRETOS MEJOR GUARDADOS DE LOS SAGITARIOS?

Aclaración importante:

Éstas son características generales de los nativos de este Signo, que servirán como guía, lo que nos dice que tienden a mostrarse de la manera en que se los describe; para un conocimiento exacto personal deberíamos hacer un Estudio Natal porque cada ser humano tiene su Carta Natal diferente y responde normalmente a ella.

Puede ser que el nativo no se identifique totalmente con lo escrito, pero normalmente, éstas son las tendencias promedio del nativo de ese Signo Astrológico, o sea, como se muestran en la mayoría de los individuos.

Se presentan variaciones si tenemos en cuenta la historia personal, el entorno familiar y social, el nivel de educación y de madurez, así como la edad de la persona y cuánto se conozca ella a sí misma.

Descripción general de los nativos de Sagitario (hombre y mujer)

Sagitario está representado por el Arcano “El Sumo Sacerdote” del Tarot: sabiduría, espiritualidad, elevación.

Solo para quien es Sagitario está inventado si no el peligro, sí la temeridad gratuita, porque siempre lo atrae la aventura. Si no participa de ello y si no puede realizarlo a lo grande lo realizará en una esfera más o menos casera o aficionada.

Los negocios arriesgados con extranjeros exóticos, la vida nocturna y plena de diversiones infrecuentes, las exploraciones a lugares ignotos y lejanos, el montañismo de altura, el buceo en busca de lo desconocido y hermoso; son una parte importantísima de su vida o al menos de sus aspiraciones o esperanzas más auténticas.

Si el nativo no practica algo semejante a esto, será por otras poderosas características de su tema natal, lo que puede comprobarse. En los Sagitarios se combinan en ocasiones dos antagonismos: por una parte la familia, el trabajo, los compromisos; por la otra, la vocación, la afición, sus reuniones y sus queridos proyectos. Es probable que por ello sufra, al no poder hacerlo todo ni decidirse por ninguno.

Es visceral, sin medias tintas en nada, optimista en demasía, de una torpeza juvenil rayana casi en la comicidad, suele ser centro de atención por su gracia más por cierto desparpajo y locuacidad original.

Es sorprendentemente más chapado a la antigua de lo que pudiera deducirse de sus gustos y mantiene frescas en su personalidad las reglas caballerescas por lo que es ciertamente: cortés, amable, conservador y ceremonioso. Pero es evidente y extraña su necesidad y ansias de libertad, tan esencial siempre.

Es un poco reacio en sus relaciones sociales porque en realidad no le agradan demasiado por sus maneras, y formas complicadas y superfluas, ya que le gusta lo directo, simple y hasta campechano.

Ve fácilmente lo feo de los que le rodean y no puede resistir la tentación de contarlo con afilada lengua; con la suerte de elegir el peor momento y lugar posibles. Se expresa llanamente sin remilgos no teniendo en cuenta demasiadas consideraciones y lo hace sin malicia, con sencillez y confianza, naturalmente, abiertamente.

Sin darse demasiada cuenta de lo que dice, que es lo primero que se le escapa de la cabeza, cuando se da cuenta de que se ha pasado, intenta atropelladamente arreglarlo pero es peor que antes todavía, enredándose en unas disculpas sobre lo que en realidad quería decir verdaderamente espantosas.

“En boca cerrada no entran moscas” debería ser un refrán que no le vendría mal tener en cuenta todos los días para que nadie le mire con cara de espanto o de pocos amigos.

Es característico el idealismo de este Signo, que muchas veces lo inclina hacia lo superior, hacia las alturas de lo espiritual; otras veces puede convertir este idealismo en una búsqueda constante de perfeccionamiento, siempre quiere saber más, estudiar, aprender. Y en otros casos, es la típica oveja negra de la familia cuyo interés parece centrarse solo en pasarla bien, tipo “Isidoro Cañones” a costa de lo que sea, pero en grande. Les cabe el dicho antiguo “ande o no ande, caballo grande”.

También como característica típica del Signo tenemos la exageración: en lo que cuentan, en lo que buscan, en lo que prometen, en lo que se embarcan. Siempre conviene tomar lo suyo con descuento, para no decepcionarse, porque nada ni nadie los cambiará ni los desviará de la ruta que hayan elegido; lo tomas o lo dejas, pero no lo puedes cambiar.

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