¿Has solicitado alguna vez una Lectura de tus Registros Akáshicos? ¿Te has maravillado al verificar la sabiduría milenaria que ni te imaginas que acumulas en tu propio ser?

¿De qué se trata cuando se habla de un Registro Akáshico?
A menudo en el consultorio me preguntan sobre este tema, con genuina curiosidad, dado que no es un conocimiento popular al que las personas en general puedan tener acceso fácilmente.

Y además de constituir de por sí un tema espiritual muy interesante como para postear en El Sendero Del Ser, sirve para que yo refiera a mis consultantes al sitio web con el fin de que se informen adecuadamente y puedan considerar si les resultaría de interés o de utilidad para cualquier situación que los preocupe.

Comencemos por el principio. Este tipo de conocimiento no es privativo de elegidos; todos tenemos una biblioteca virtual personal donde están reunidos todos los aspectos mínimos, detalle por detalle, sobre lo que hemos vivido instante por instante, de cada día en todas y cada una de nuestras encarnaciones.

Es como un detallado diario íntimo que sin saber hemos ido “escribiendo” hoja por hoja, en el éter, a medida que íbamos viviendo y que constituye el gran libro de nuestro accionar donde hemos descrito nuestras vidas desde el instante en que asomamos a la existencia como seres independientes al desprendernos de ese Todo de Luz del que provenimos.

Ese diario personal se conoce como nuestro Registro Akáshico, y contiene mucha información que puede dar respuesta a nuestras inquietudes, que desde este plano de consciencia, no nos sentimos capaces de resolver. Entonces recurrimos a pedir ayuda a nuestros Guías Espirituales, para que con su orientación podamos encaminarnos mejor.

¿Por qué se llama “Akáshico”?
El Akasha es la magnitud infinita de Conciencia Energética del Todo, que contiene además el conocimiento de las experiencias que existen, desde el momento en que “fue creado”, si tomamos para mejor entendimiento en nuestra percepción humana de 3D, de que el tiempo es lineal (que no lo es) y que ha sido “manipulado” por cada ser vivo, en cada instante, en cada dimensión.
Cada vez que empleamos cierto grado de Energía Universal para realizar una experiencia, lo que hacemos con esa Energía queda registrado en sí misma, como si concibiéramos un hijo con conciencia propia en cada acto que realizamos.

¿Cómo funciona el Akasha?
El Akasha sería, para nuestros fines, como la Memoria de Dios para quien sea religioso y pueda comprenderlo mejor de esa manera. El Akasha es TODO el conocimiento grabado en toda la Energía, y por lo tanto el registro de la experiencia de todos, durante todos los tiempos, de todos los seres, de todas las dimensiones, de los mismos confines del Universo y de los Universos paralelos.

Cada vez que pensamos, sentimos una emoción, o hacemos algo material, estamos poniendo en movimiento una porción determinada (quantum) de Energía Universal, lo que de la misma forma, simultáneamente, genera un Registro; el Registro sería esa misma energía codificada de otra forma, que contiene lo que llamamos “dirección” en el idioma Lógico Binario.

La dirección es una indicación de cómo, donde y cuando fue realizado un hecho para luego poder ser ubicado sin error, como un libro de una biblioteca que está codificado y que tiene una sola y determinada ubicación en un estante numerado, en una estantería también identificada de la biblioteca. Si no fuera así, sería prácticamente imposible encontrarlo.

La memoria es sólo una disposición predeterminada, como podría ser una grabación, un video de lo que ha sido pensado, sentido o manifestado, por cada ser al manipular esa cierta cantidad de Energía. Cuando la persona nada más concibe una idea, ya utiliza esa Energía y origina un Registro.

Esta “biblioteca virtual” llamada Akasha, llena de Registros, es celosamente custodiada y administrada por los Señores del Akasha, los que apropiadamente invocados y requeridos, permiten el acceso bajo ciertas condiciones a un Lector de Registros entrenado para interrogar e interpretar las respuestas sobre estos conocimientos a pedido del interesado.

¿Ésta es la única manera de acceder a estos Registros?
No, existen varias formas en las cuales no necesitamos a un Lector. Hay un método, por ejemplo, de que, convenientemente entrenados, podamos leer nuestros propios Registros.

Lo que sucede es que cuando no estamos capacitados, o bien, no tenemos la confianza necesaria en nuestra propia lectura, es mucho más sencillo y certero valernos de otra persona, el Lector, porque se supone que él está entrenado en la forma correcta de acceder, interpretar, comunicarnos y aclararnos la respuesta que él recibe.

Pero también muchas veces lo hacemos solos, sin darnos cuenta. Cuando no sabemos quién es el que llama por teléfono y en el instante de levantar el tubo, o buscar el celular para responder, se nos presenta la imagen de quien llama.
O cuando estamos pensando en una persona y nos la encontramos a la vuelta de la esquina, o cuando un hecho aparentemente desconectado nos transporta hacia una imagen de algo que habíamos olvidado, o cuando instintivamente sabemos cual de los timbres tocar en la puerta de un edificio para que nos responda la persona que buscamos.

También se utilizan por ejemplo el Tarot, el I-Ching, las Runas y otros mecanismos, a fin de que se acceda a ese conocimiento pasado, presente o futuro (teniendo en cuenta que el Tiempo es circular y más difícil de entender aún, PUNTUAL, en lugar de ser lineal como nosotros lo consideramos).

En el Tarot, por ejemplo, acudimos a nuestros propios Registros al mezclar y cortar en un mazo de cartas, que luego será interpretado por el Tarotista, que no sabe nada sobre lo que le preguntamos, sólo se encarga de conectar lo que le hemos “dicho” al mezclar las cartas y que está a la vista sobre la mesa.

Es más, aún sería innecesario el tarotista si dispusiéramos de nuestro propio mazo de cartas y estuviéramos entrenados para interpretar qué significa la secuencia de Arcanos; en ese caso, el mazo de Tarot sería el vínculo entre nuestros Registros y nuestra consciencia física, haciendo innecesaria la consulta a un tercero y además, pudiendo disponer de las respuestas adecuadas en el momento que deseáramos.

De esta forma, por ejemplo, podríamos obtener con exactitud la información necesaria, en el momento apropiado y corregir todo aquello en lo que estamos mal encaminados, e incluso entender qué anda mal en nosotros o en nuestro entorno, y cómo proceder adecuadamente, para nuestra mejor realización y crecimiento personal.
(Continúa en la Segunda Parte)

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