¿Por qué hoy se usa tanto el video como elemento para el aprendizaje? ¿Hemos desvalorizado la utilidad milenaria de lo escrito? ¿Es que ya las personas no sabemos leer e interpretar? ¿O es que la velocidad necesaria y la cantidad de información han debido ser amplificadas y adaptadas a las necesidades humanas actuales?

Poco antes de los `80, el entonces Ministro de Economía, Alfredo Martínez de Hoz, decidió abrir la importación en Argentina. Esto fue muy criticado por muchos que no tuvieron en cuenta que un país no puede crecer si no está relacionado con el mundo (tenemos un evidente ejemplo en Cuba), pero el hecho fue que nos cambió la vida.

En ese momento teníamos monstruosos televisores con válvulas e imagen en blanco y negro, y entró una nueva generación de televisores color y videocaseteras, lo que descolocó a los técnicos acostumbrados a la reparación elemental de cambiar una válvula quemada por otra.

Aparecieron nuevos equipos sofisticados que solamente un grupo muy reducido de técnicos actualizados y estudiosos progresistas, estábamos en condiciones de enfrentar, dado que nos torturábamos para comenzar a entenderlos y repararlos.

En la Facultad nos enseñaban circuitos con válvulas mientras que en mi instituto yo debía entrenar a mis alumnos con los modernos circuitos integrados, que correspondían a una tecnología 30 años adelantada. Fue una época muy difícil, de desconcierto y exigencia, pero por mi parte, tuve el honor y el coraje de dictar el primer curso de Reparación de TV Color enseñado fuera de la ciudad de Buenos Aires, celebrado con entusiasmo por todos aquellos que no podían viajar a la Capital.

En ese entonces, una mañana, mientras caminaba por el centro, vi en una vidriera de la Calle 7 de La Plata, mi propia imagen en un monitor de TV, en colores… en ese momento me paralicé como electrizado y creo que me volví loco por un instante.

Una moderna (para ese entonces) cámara de TV me observaba desde detrás de la vidriera, filmando mi cara y reproduciéndola en un monitor color de 21 pulgadas.

En ese momento, cuando comprendí de qué se trataba, el mundo dejó de existir para mí y solamente percibí que mi corazón latía desbocado porque sentí desde lo más profundo de mi ser, que a costa de lo que fuera, yo tenía que tener ESE equipo de filmación.

Nunca había visto semejante fenómeno y enloquecí ante la nueva tecnología, recién importada. Pasaron unos días y dejé prácticamente todos los cheques de mi chequera en el negocio, pero llegué a mi local con el equipo de video.

Como docente desde los 18 años, inmediatamente me di cuenta de las potencialidades del sistema, y comencé a estudiar la iluminación y los sistemas de sonido necesarios para filmar videos educativos para mis cursos de Electrónica, Mecánica Automotriz y demás especialidades.

Fue así como a partir del año 1982 comencé, siendo uno de los pioneros en el país, a filmar videos educativos que fascinaron a mis alumnos por su novedad. Una máquina robot les estaba enseñando en un aula mientras el profesor (yo) estaba dictando clases en otra.

Ellos, divertidos, me preguntaban… “¿Hoy nos toca ver televisón? Profe, ponga el partido…”. Me fui perfeccionando en la técnica y así, mediante cursos piloto, tras prueba y error, logré coordinar los tiempos y las calidades necesarias para clonarme como entrenador de mis especialidades.

Más tarde, fui renovando mis equipos por otros de mejor calidad, pero siempre aplicando el video como elemento didáctico. Y así, hoy, logro estar presente en hogares de alumnos que no conozco, que viven en lugares que nunca visité, enseñándoles temas que enriquecen su conocimiento y les otorgan una salida laboral de manera sencilla y en corto tiempo.

Alumnos que viven en zonas del país que no tienen acceso a una educación técnica moderna y actualizada, que estarían de otra forma postergados y sin posibilidades de progreso.

¿Es posible aprender a reparar un automóvil moderno, un equipo electrónico de última generación, un sistema eléctrico de cierta complejidad sin asistir personalmente a recibir la instrucción? Si, hoy es factible gracias al video que reproduce incansablemente los métodos de diagnóstico y reparación, en el hogar de la persona interesada, cómodamente sentada ante un monitor, en el tiempo libre del que disponga para ello, las veces que lo desee.

Gracias al video hoy desde Argentina podemos cursar especialidades novedosas que aún no han llegado físicamente al país, aprender de especialistas de otros países que nunca tal vez podríamos visitar, por el tiempo y por el costo; podemos comunicarnos con el resto del mundo y compartir tanto conocimientos como relaciones humanas.

El programa de estadísticas me dice que este blog está siendo visitado en toda latinoamérica, en EEUU, en Europa, Arabia y hasta en Rumania. Y sin ir más lejos, nuestros teléfonos celulares se han convertido en cámaras-testigo de hechos del mundo que de otro modo sería imposible registrar.

Esto trae consigo una necesidad, la de adaptar nuestras mentalidades a estos nuevos medios de comunicación, de ser capaces de aprender de otra forma distinta, que a su vez, entrena a nuestros cerebros para comprender más profundamente y asimilar más rápida y eficientemente, aquellos temas de nuestro interés.

A su vez, esto nos cambia la manera de pensar, nos agiliza, nos potencia, nos distancia de la mentalidad de nuestros antecesores, nos integra al mundo, nos civiliza, pero también nos vuelve más insensibles y nos programa como si fuéramos un artefacto en lugar de ser una persona.

Pero queda siempre librado a nuestra voluntad el permitir que lo negativo supere a lo positivo, eso va a depender de nuestra fibra interna, de nuestra integridad, de nuestra capacidad, de nuestra mentalidad, de nuestra capacidad de discernir.

El resumen es que hoy disponemos de toda la información al instante de lo que sucede en el mundo, y hasta fuera de él. La nueva tecnología nos permite mejorarnos como personas, como profesionales, como estudiosos, como seres humanos si lo queremos así.

Mi antigua fascinación de los ‘80, mi sueño de alcanzar a compartir mis conocimientos con muchos otros, incluso sin conocerlos, se ha vuelto realidad. He encontrado amigos, alumnos, colegas, instructores, en todas partes del mundo.

Gracias a los videos hoy puedo aprender de quien quiera y enseñar a quien desee aprender, lo que se me ocurre maravilloso. Gracias a los videos hoy puedo proyectarme a cualquier parte del mundo sin moverme de mi silla, o traer cualquier lugar del mundo a mi hogar.

También gracias a los videos hoy puedo hacer amigos en cualquier parte del mundo, compartir opiniones, analizar temas, y más desde que por medio de Internet puedo recibir y transmitir audio y video, y trabajar o divertirme acompañado de otras personas con intereses comunes, como si estuvieran en mi casa o yo en la de ellos. Conversar cara a cara con mis amigos de Colombia, EEUU, España o Arabia Saudita…

Puedo realizar mi tarea de consultor astrológico, hacer una tirada de Tarot en tiempo real, asesorando a personas que están a miles de kilómetros de distancia y por ejemplo, un lunes mientras que para ellos, ya es martes, en otro huso horario. Es la era de la comunicación y no está permitido dejarla de lado a menos que uno prefiera permanecer en la Vieja Energía, destinada a perecer por obsoleta.

Hoy he logrado, gracias al video, enseñar a tirar las cartas de Tarot a cualquier persona de éste o de otro continente; enseñarle a identificarse con cada Arcano según su situación momentánea, a conocerse, a visualizar su realidad, a contribuir a su crecimiento personal.

¿Quedaron atrás los libros? No, son cosas distintas, para intereses distintos y públicos distintos. Si bien existen los libros electrónicos, como escritor personalmente prefiero las ediciones de papel, porque siento más vínculo con mi lector. Tampoco descarto las ediciones electrónicas, pero tienen otra identidad.

¿Dejaremos de leer para concentrarnos en ser meramente espectadores? No lo creo, el ser humano es capaz de múltiples realidades. Pero, en el mundo, la tendencia va hacia el video, que podemos ver desde nuestros celulares, en nuestro auto, en nuestro hogar… Sigue teniendo vigencia la vieja frase china, que dice que una imagen vale más que mil palabras.

¿Y si esa imagen trae sonido y movimiento? Bueno, entonces estamos ante la realidad virtual, que en definitiva, debemos comprender que no es sino otra forma de ver nuestra realidad, que yo me pregunto… ¿Es real o llegaremos a la conclusión de que también es virtual?

¿Vivimos en un mundo realmente físico o es sólo nuestra apreciacion limitada de una manifestación holográfica? ¿Somos parte de un Universo o solamente somos un punto de conciencia con capacidad sensitiva? Da para reflexionar… ¿verdad?

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Bendiciones. Leo

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