¿TE HA LASTIMADO UNA PERSONA QUE NO SABE AMAR…?
Leyendo este tipo de afirmaciones, muy comunes en el Facebook, me ha “sonado el timbre de la alarma”, como que algo no está bien…
Probablemente haya que mirar objetivamente la situación, puede que la persona que no ha sabido, o no ha podido, o no ha querido retribuir tu amor por ella, no sea la responsable. Sí, es cierto que hay muchas personas que no saben amar, o que temen hacerlo; pero yo diría que a TODOS de alguna manera, nos falta aprender a amar, en algún grado mayor o menor.
A las personas que no saben amar, yo les llamo “discapacitados afectivos” y no me producen rechazo, sino compasión, pero son casos aislados que necesitan ayuda, aunque no siempre la aceptan.
Algunos, no pueden ser ayudados, ni aún por otra persona que se preocupe en hacerlo con todo su amor; sólo ellos mismos reaccionarán algún día, o no, es su albedrío. Otros, muestran a la vista sus falencias, de manera fácil de interpretar si uno se fija con atención, y en general son considerados como psicópatas. Esto ya es grave.
¿Merecen ser amados? Yo pienso que sí, como a todos. Pero cuidado, porque si no sabes amar con la seguridad y la responsabilidad que ello implica, lo peor que podrías hacer en tu propia contra es enamorarte de una de estas personas. Que justamente suelen ser personas que tienen cierto carisma especial que produce atracción en otras personas, y que así, caen en su trampa.
En estos casos, para ellos esto es un juego y lo aprovechan para manipular a otras personas que confían en ellos; sin embargo, independientemente, muchas veces uno se siente lastimado, pero en realidad quien se ha lastimado es uno mism@.
¿Te acercarías a una serpiente de cascabel a hablarle de amor y de paz? Decididamente no, ¿verdad? Si tu intención es inmejorable… desde tu punto de vista ¿por qué no lo haces?
Mirando desde el punto de vista de la cascabel… ¿cómo se ve? Probablemente lo entienda como una amenaza, como un peligro desconocido que se acerca. ¿Y cómo crees que reaccionaría la cascabel?
Luego de eso dirías… “yo me acerqué a hablarle de amor y me mordió inyectándome veneno mortal…”
¿Acaso esa actitud tuya indica que sabes amar? Si te sientes herid@ por un amor que no ha fructificado, entonces es que todavía no has aprendido a amar. Amar es brindarse; no requerir, ni esperar, ni tener expectativas, ni soñar con una aceptación o con una retribución. Si es retribuído, perfecto; y si no lo es, allí es donde se pone a prueba tu amor.
Hace unas horas decidí detenerme a la salida del supermercado para indicarle a una joven que estaba estacionando su moto (insólitamente atravesada en la salida) que corría el riesgo de que los autos que salen por allí se la llevaran por delante, dado que no dejaba lugar para pasar, y que había más allá, otro lugar mucho más seguro y además, vigilado por la seguridad del comercio. ¿Cual crees que fue su respuesta?
Preguntarme si yo era el dueño del supermercado, diciéndome que si no lo era, que la dejara tranquila…
Esa sería la respuesta de alguien que no piensa, que no es responsable, que no es agradecida, que no es prudente, y que va a crecer sufriendo, debido a su actitud negativa. Por supuesto, ante tal respuesta, simplemente me callé y seguí viaje, aprovechando el hecho para reflexionar.
¿Qué sentí en el momento? Sorpresa, porque no me esperaba una respuesta así. Luego, cuando comprendí lo que me había respondido, confieso que me molestó, pero inmediatamente me dije: “basta; ya cumpliste con tu acto de buena intención, la moto es SU moto, sigue con tu camino”, si bien, estaba sin derecho entorpeciendo la salida de los demás, pero eso ya no era asunto mío y ella me lo había dejado muy en claro.
Probablemente esta misma mujer imprudente así también se maneje con el amor, porque amamos de la misma manera que actuamos, sin darnos cuenta de los riesgos, y a veces, sin tener en cuenta qué es lo que piensan y sienten los demás.
Esta vez corre riesgo su moto, en el otro caso, su corazón. No respeta a sus semejantes porque probablemente no se respete a sí misma. La vida será su mejor maestra, no yo.
Respetar a nuestros semejantes… y a nosotros mismos. Tal vez sea mejor aprender a amarse a un@ mism@ lo suficiente como para respetarse y protegerse. Si amas y no te proteges, entonces, no sabes amar, y estás en peligro. Tampoco estoy de acuerdo con eso de “amar hasta que duela” (palabras asignadas a la Madre Teresa), porque nunca el amor puede doler.
Si te duele, es porque no estás sabiendo manejarte. El amor es el sentimiento más elevado que puede sentir un ser humano, y en ese éxtasis, en esa entrega incondicional, en ese vuelo, nunca puedes sufrir. Pero sí puedes sentirte lastimad@, que no es lo mismo que decir que alguien te haya realmente lastimado.
Si sufres, es porque no has entendido todavía lo que es el amor, y por lo tanto, sólo te espera seguir sufriendo hasta que aprendas; justamente para eso vivimos. Dar amor no habilita para que uno espere recibirlo. El amor debería ser brindado como suelta una flor silvestre su aroma por la montaña; porque sí. ¿Cómo protegerse entonces?
Dar un consejo, una advertencia como fue en mi caso, con la mejor intención, tiene el riesgo de que te respondan de esa forma, y eso no tiene que molestarte ni ofenderte, porque ya debe estar contemplado desde el momento en que decides hacerlo, puesto que te has expuesto a correr el riesgo. E interiormente estás preparad@ para el rechazo.
Lo que pasó en el super se denomina técnicamente como “transacción cruzada”; una parte ofrece su mejor intención y la otra responde en el sentido equivocado. Lo normal es que la primera, ante la respuesta disonante, se moleste, se ofenda, se sienta dolorido, y rompa de inmediato la transacción… y no de buena forma, lo que no será grato ni tampoco gratis para los dos.
Pero uno debería estar preparado para enfrentarse a una transacción cruzada, y más, en el amor. El otro debería responder apropiadamente, pero nada lo obliga a hacerlo, es su libre albedrío y su responsabiliad; algún día comprenderá lo agradable y beneficioso que resulta responder de forma adecuada a una transacción directa.
Entonces, alerta, cuando buscas una transacción directa, agradable, afectuosa, debes estar preparado para recibir lo mismo, o tal vez, nunca se sabe, lo contrario. Da igual, tu responsabilidad amorosa fue brindarte y sólo eso importa. ¿Te ofendieron, te agredieron, te lastimaron? No. En todo caso, te ofendiste, te agrediste a tí mism@, te lastimaste… porque no te has protegido.
Si tienes la expectativa, y apuestas con todo a un intercambio favorable, no estás amando, estás haciendo un negocio y en un negocio tanto se puede tanto ganar como perder. El amor no es un negocio, el amor es una entrega totalmente desinteresada, pero prudente. Das amor cuando tienes amor de sobra para dar, porque ya te has colmado primero a ti mism@ de amor.
Uno tiene todo el derecho de dar o de negar amor, pero no tiene el derecho de reclamarlo, porque el amor verdadero no impone condiciones. De haber alguna condición, sólo tienes derecho a pedir a cambio, respeto. Porque el respeto es también amor.
Respeto sería un… “no, gracias, aprecio tu actitud, pero no estoy en condiciones ahora de manejarlo”. O algo que indique una respuesta semejante.
Pero si la persona a la que amas, no te respeta, entonces no te ama, porque si lo hiciera, su propio amor la colocaría en un lugar desde donde nunca podría faltarte el respeto. ¿Tus hijos no te respetan? No te aman, entonces. ¿Tu pareja no te respeta? Entonces, puede que te quiera, pero no te ama.
Pero, pregúntate con honestidad… ¿Te respetas a ti mism@? Porque si no te respetas, entonces no te amas. Y si no te amas ni te respetas, no puedes pretender que alguien te ame y te respete, porque el amor también responde a la Ley de Atracción.
Por ejemplo, amar a quien no te ama… ¿eso sería respetarte? Depende de cómo ames; puedes amar igualmente, pero sin condiciones, sin esperar nada, respetándote, poniéndote un límite; los límites son parte del amor.
No existe el amor sin límites; si no hay límites, ese amor terminará dañando a alguien, y entonces no podemos estar hablando de amor, porque el amor engrandece, exalta, eleva, sana, suma y une. El amor no lastima, pero es una clase de música que no todos son capaces de escuchar.
¿Te sientes capaz de dar amor sin límites? Jesús entregaba su Amor, pero no se quedaba esperando recompensa ni alabanza. No amaba a los demonios, pero los respetaba, que es una forma de demostrar amor por los hermanos descarriados.
No maldijo ni insultó al Demonio en el desierto, cuando éste le ofreció el mundo si se pasaba para su bando; sólo respondió: “No es esto lo que he venido a buscar”. Sin odio, sin involucrarse, sólo respetuosamente pero protegiéndose.
¿Sabías que Jesús habló con la Entidad Elemental llamada Parca (la Muerte) que había sido creada para servir a la Oscuridad y la convenció de trabajar para la Luz? Es casi seguro que no, porque muy poca gente lo sabe. La Muerte desde su origen respondió a los fines oscuros, pero a partir de esa “conversación” la Muerte comprendió que no debía matar por odio, sino por amor.
La Muerte comprendió que su función era necesaria para la continuidad de la vida. Y que debía poner límites a la vida, pero sólo por amor. La Muerte convive con nosotros todo el tiempo, en cada cosa que hacemos, porque es una gran maestra, y aunque suene difícil de aceptar, lo hace por amor.
Amar es algo muy serio, no se puede tomar a la ligera. Si das tu amor sin ponerle límites, no puedes quejarte luego de salir lastimad@, porque no lo hiciste en equilibrio, y la falta de equilibrio trae necesariamente dolor. El dolor es justamente la señal de que no estás equilibrad@, para que al reconocer ese dolor te preguntes: “¿Qué estoy haciendo mal?”
¿Te ha lastimado entonces esa persona que no ha correspondido como pretendías, a tu amor? ¿O te has lastimado tú mism@, porque no has sabido elegir el objetivo donde colocar tu amor, donde dirigirlo, a quien entregarlo, dónde sería bien recibido?
De esa forma es como se va aprendiendo a reconocer el valor del propio amor de uno, poniéndole límites a nuestro amor, respetándolo, manteniéndolo dentro de su realidad.
Tal vez tus sueños eran otros muy distintos a la realidad que se manifestó, pero no culpes a la realidad. Para soñar hay que ser muy valiente, porque luego hay que ser capaz de soportar el despertar obligado, que a veces no es como quisiéramos. Y eso no debe frustrarnos ni hacer que dejemos de soñar.
Pero si no tienes valor y respeto por tí mism@, mejor no sueñes; preferiblemente, comienza a observar qué haces y cómo te comportas cuando das amor, porque de alguna manera estás cometiendo errores, que no solamente te perjudican sino que estás perjudicando a la otra persona.
No te lastimes, porque si es así, no te estás amando y el amor que pretendes que la otra persona te de, es para llenar el vacío interno que tienes porque no te amas. No le pidas a otro que haga lo que tú mism@ no puedes hacer.
El amor requiere prudencia; tu amor puede no ser reconocido, o bien, hasta puede llegar a presionar a la otra persona, quien lo percibirá como un fastidio y no como un regalo, como era tu intención.
¿Acaso tomas todo tu dinero y sales a la calle a entregarlo indiscriminadamente a quien encuentres pasando por tu puerta, en espera de que todos van a aceptarlo, y si lo aceptan, luego te lo van a reintegrar, y con creces? Haz la prueba…
Bien, me responderías “no soy estúpid@, yo no haría eso” ¿verdad? Bueno, entonces, tampoco puedes hacer lo mismo con tu amor, que vale mucho más que tu dinero. Astrológicamente, tanto el amor como el dinero están representados por la influencia del planeta Venus. ¿Paradójico, no? Tiene su razón, y aunque no lo creas, están relacionados.
Entonces, amig@, no tienes derecho a sentirte dolid@ y lastimad@ por alguien que no sabe amar, o que no está en condiciones de hacerlo, o que simplemente no quiere hacerlo; es como si me dijeras… “repartí mi dinero a los que pasaban por mi puerta y no los he vuelto a ver, ni siquiera han vuelto para decirme gracias; no saben retribuir”.
¿Qué piensas que yo te respondería en tal caso? ¿Qué cosa te responderían los de tu cercanía, tu familia, tus amigos? ¿Qué te responderías tú mism@ cuando reacciones?
Por supuesto, aprender a amar no es sencillo. Desde pequeños sufrimos “por amor”, porque no entendemos qué es el amor y tampoco nos importa; simplemente necesitamos amor. Pero para eso es que vivimos y nos hacemos adultos, para comprender, para aprender; aunque sea equivocándonos muchas veces, hasta tener experiencias que nos van marcando la senda correcta, de a poco, lentamente.
Pero, por favor, piensa, y decídete a levantarte luego de la caída, y sigue caminando, pero con mayor precaución. Mis Guías Espirituales, una vez que les pregunté por la forma correcta de vivir, me respondieron, solamente:
“Camina, sigue caminando… sonríe, sigue sonriendo…”
Bendiciones. Leo
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