EL ARUMCO: LA REALIDAD DE UN ELEMENTAL DE AGUA

Los indígenas de la cordillera, donde hay lagos y lagunas, suelen conocer mucho sobre estos seres, que pertenecen al Elemento Agua. En realidad, prácticamente en todos los espejos de agua suelen habitar los Espíritus de los Lagos, que pertenecen específicamente a la tribu Sutil-Agua-Sutil-Tierra.

Muchas personas piensan equivocadamente que sólo los animales que vemos, las plantas, y los humanos somos los habitantes de esta dimensión; por eso cuando sucede algo que no está dentro de nuestros registros normales nos sorprendemos.

Al pensar un poco, nos daremos cuenta que si individuos tan “extraños” como los seres humanos, hemos sido creados con capacidad e inteligencia, no hay ninguna razón para que otros individuos, también extraños, convivan con nosotros a pesar de que no es común verlos.

No los conocemos a simple vista, pero ellos sí nos conocen a través de nuestras acciones y por eso se esconden, para que no les hagamos daño o bien, para que ellos, al defenderse, no tengan que hacernos daño y por eso tratan de pasar desapercibidos.

Muchas tribus de estos Elementales están predispuestos para ayudar al ser humano, y de hecho que cuando pueden, lo hacen, pero es tanta la depredación y el abuso, la falta de amor y respeto que el ser humano tiene por la Naturaleza y la Tierra, que algunas tribus se reservan esa vocación de servicio hacia el humano, y otras, decididamente ya eligieron la postura de rechazar al ser humano e incluso hacerlo motivo de su odio, al comprender que lo que toca el humano es destruido o contaminado.

Sin embargo, éstos son seres espirituales que pueden corporizarse y ser vistos por las personas en lugares donde existen lagos y lagunas que tengan algún tipo de circulación de forma que no se produzca estancamiento del agua. El estancamiento de las aguas trae aparejado que las especies que las habitan se tornen más dispuestas al mal y endurezcan su conducta hacia las personas.

Estas tribus están compuestas por varias clases de especies distintas que habitan en los viejos continentes, como Europa y Asia, pero que también han sido vistos en Argentina, en la provincia de La Pampa, que por estar ubicada hacia el centro del país y tener grandes extensiones de campos, está poblada de varias tribus de duendes, hadas, y seres de distintos orígenes que no desean ser molestados o perjudicados sus hábitats y por eso intentan mantenerse lejos del “humano”.

Han sido nombrados en distintos escritos como “Ondinas de agua dulce” o también como “Náyades” o “Menúfares”, si bien en este continente los indígenas les asignan sus nombres según las zonas.

Estos especímenes normalmente son femeninos pero cuando las aguas son saladas o duras, puede que haya elementos masculinos. Suelen tener normalmente un tamaño pequeño, tal como los duendes aunque a veces llegan a tener el tamaño de una mujer, con ciertas características particulares.

Su tarea se basa fundamentalmente en la purificación de las aguas, induciendo lluvias y controlando las sequías, así como manteniendo el nivel mínimo de las lagunas que habitan; dado que son fundamentalmente criaturas de agua, se suelen ver más bien de noche cuando no hay rayos de sol que puedan dañarlas resecando su piel.

Son criaturas que buscan vivir en armonía con el ambiente y que no suelen comunicarse con el ser humano, por lo que no han desarrollado un lenguaje apropiado para ello.

Suelen ser alegres y vitales, a veces asumen ciertos rasgos similares a los humanos, tal que vistas desde lejos, lo imitan muy bien aún cuando mantienen características similares a los peces, como aletas y escamas.

Su carácter es estable, en ocasiones toman la apariencia de mujeres con cabello rubio, delgadas, pero no cuentan con una inteligencia a la par del humano y su tarea es monótona, mostrando una gran vocación de trabajo incansable.

Las Náyades aprecian la danza y de noche pueden llegar a verse en sus alegres movimientos, con vestidos, a veces joyas, adornos y cantando con voz melodiosa. Una variedad particular de esta Tribu es el Arumco, que suele morar en las lagunas de La Pampa, y se hace visible a veces como un sapo grande con cara de niño, visitando las viviendas de los paisanos de la zona y ahuyentando de ellas cualquier influencia maléfica.

En mi experiencia personal, una vez, en la puerta de una vivienda de habitantes locales de la zona, aún cuando estaba manteniendo una conversación amigable con los propietarios, fui invisible e incomprensiblemente empujado hacia atrás aún cuando nadie me tocó, cayendo de espaldas contra el suelo, en clara advertencia de que el lugar estaba protegido.

Curiosamente, no sufrí ninguna clase de daño, aunque caí contra las piedras del suelo, y no sentí dolor alguno, pero claramente comprendí que era una advertencia del “cuidador” de la vivienda que desconociéndome, me estaba avisando que allí había que portarse bien; que el hecho de no haber sufrido daños no significaba que no los pudiera haber si mi conducta le parecía inapropiada. Los nativos se miraron entre sí y no dijeron nada, ninguna explicación de por medio, y seguimos conversando; yo tampoco pregunté, pero entendí el mensaje.

El Arumco se pasea por el suelo árido cuando busca llamar a la lluvia, y los campesinos, cuando lo ven, ya saben que en las próximas horas vendrá el agua. Conoce de medicina natural, plantas y curaciones, ayudando a veces a las parturientas como enfermero muy capaz y activo.

No habla con personas que desconoce, y su idioma está tomado del araucano; le desagradan los aparatos eléctricos o electrónicos, los metales, y toda aquella persona habladora o ruidosa que no respeta el silencio natural que reina en el campo.

Tiende a proteger a los habitantes de la zona de todo lo que considere como invasión, y se opone furiosamente a todo lo que considere demoníaco. A veces se lo puede ver que lleva adornos, una vincha en la cabeza y una lanza en sus manos, lo que ha copiado de los indígenas primitivos de la zona.

Su hábitat normal son las lagunas, pero ha tomado la misión de proteger a los paisanos de la zona, y para ello abandona las aguas, o a veces, se lo puede oir cantando en el atardecer. La gente de ciudad cree que ésta es una leyenda, pero hay lugareños que se animan a explicar su existencia cuando son preguntados por el Arumco.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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