LA SABIDURÍA DEL SUMO SACERDOTE
Cuando escuchamos las palabras “Sumo Sacerdote” probablemente pensemos en alguien con una larga túnica, un sombrero raro lleno de símbolos, oculto en su taller alquímico, realizando magia, alquimia, o alguna tarea que tiene que ver con lo esotérico y lo secreto.
¿Se relaciona esto con cada uno de nosotros? ¿Podemos vernos a nosotros mismos en tal función? Es muy posible que digamos que no. Cada uno de nosotros es un habitante de este plano de 3D ocupado en llevar adelante su vida y resolver diariamente muchas cuestiones que tienen que ver con decisiones la mayor parte del tiempo, terrenas.
Sin embargo, cada uno de nosotros, en la vida muchas veces realiza acciones que se parecen a la magia, cuando impactamos favorablemente en la vida de otro ser humano, de nuestros hijos, o de alguno de nuestros amigos; realizamos transformaciones “mágicas” muchas veces en nosotros mismos y por lo general no nos damos cuenta de ello.
También necesitamos realizar alquimia para crecer, transformando impurezas o condiciones básicas sin mayor valor de nuestra persona, en nuevas actitudes, pensamientos o conductas que se han elevado inspiradas por algún poder espiritual, mágico o superior. El cristiano religioso, dirá que inspirado por su Dios, por ejemplo.
¿Estas tareas que tienen que ver con lo esotérico y lo secreto? Por supuesto, no tomamos conciencia de ello, pero en nuestro interior existe un Ser Superior, nuestro propio Ser Superior, que tal vez denominemos como “nuestra alma” y que muchas veces presiente hechos que luego suceden, o tenemos sueños que a veces se cumplen, o premoniciones que no esperamos que terminen siendo verdad, y sin embargo, allí están, materializadas.
O sea, en otras palabras, todos tenemos dentro la Sabiduría del Sumo Sacerdote, aunque sea en mayor o en menor grado, tal vez sin revelarse, sin ser conciente.
En el Tarot, el Arcano del Sumo Sacerdote corresponde a la carta número Cinco, en este orden:
Arcano 0 = El Loco (cuando se parte desde cero hacia una decisión, un lugar nuevo, una nueva etapa)
Arcano 1 = El Mago (cuando aprendemos a manejar nuestros procesos creativos terrenales)
Arcano 2 = La Sacerdotisa (cuando estudiamos, cuando nos inspiramos, cuando percibimos, cuando presentimos)
Arcano 3 = La Emperatriz (cuando nos manejamos con lo doméstico, resolviendo las cuestiones de todos los días)
Arcano 4 = El Emperador (cuando asumimos responsabilidades y nos determinamos a cumplirlas, cuando obtenemos poder y mando, independencia y jerarquía)
Arcano 5 = El Sumo Sacerdote (cuando, similarmente al Mago, aprendemos a hacer alquimia dentro de nuestro propio ser, cuando alcanzamos un nivel académico, superior, de maestría, cuando estamos en condiciones de aconsejar respaldados por nuestra experiencia en determinado tema)
El Sumo Sacerdote entonces, es “alguien” muy amigable que está muy dentro de nosotros mismos sin que tengamos conciencia diaria de que allí está, alguien que ha aprendido a hacer correctamente las cosas, alguien que muestra y enseña, alguien que aconseja, alguien en quien se puede confiar porque sabe lo que hace y lo que dice, porque lo guía la mejor intención y se encuentra conectado a lo Supremo.
El Sumo Sacerdote representa a alguien que ha trascendido los intereses mundanos de El Emperador, que ya tiene la edad y la sabiduría adquiridas por tantas veces que acertó o se equivocó, y aprendió representando las vivencias de El Loco, El Mago, La Sacerdotisa, La Emperatriz, El Emperador.
Sin embargo, un niño también tiene su Sumo Sacerdote en su interior, un Maestro cuyos aprendizajes no son de esta encarnación, sino la suma de todas las anteriores. Cuando nacemos, cuando decidimos entrar a participar de este mundo material, dejamos a un lado todas nuestras personalidades anteriores (hemos sido hombre, o mujer, hemos realizado multitud de profesiones, hemos cumplido y dejado de cumplir, en fin, hemos vivido) y ahora hemos adoptado una nueva personalidad con nuevos potenciales que dependen del momento en que encarnamos, y del lugar elegido, aunque también de nuestros padres, de nuestros ancestros y de nuestro Proyecto de Vida.
Las anteriores personalidades han quedado “temporalmente” guardadas en La Cueva de la Creación, y por allí pasaremos nuevamente al abandonar este plano, retornaremos a buscarlas y reunirnos con todo nuestro conocimiento. Esto sucederá antes de elevarnos hacia la Luz Suprema, para reunirnos con nuestros Hermanos, reposar un tiempo, sanar nuestras heridas terrenales, y luego disponernos a programar el nuevo ciclo de una siguiente encarnación, aquí o en cualquier otro lugar del Universo, en forma material o espiritual.
Pero siempre llevaremos a nuestro Sumo Sacerdote con nosotros porque nos pertenece, es una parte de nosotros, es lo que hemos ganado a través de tantas experiencias vividas. Inevitablemente, él esta allí, a nuestro alcance pero no a nuestra vista.
¿Cómo podemos llegar a establecer contacto? Muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta y se nos hace la luz de una intuición, una imagen, una frase. Sin embargo, hay una forma de reunirnos con él cuando sea necesario y oportuno: a través del contacto con el Inconsciente propio y con el Inconsciente Colectivo.
Hay quienes lo llaman “El Gemelo” y le encargan la solución y las respuestas necesarias. Otros le dicen “El Ser Superior”, la “Parte Divina del Ser”. En palabras sencillas diríamos que es el teléfono que podemos emplear para comunicarnos con “el otro lado” donde todo se sabe, pero que en realidad sigue siendo “este lado”, porque como no somos concientes de ello, lo ubicamos necesariamente en otro lado.
Utilizando el Tarot, muchas veces nos aparece la figura de El Sumo Sacerdote, cuando nos preguntamos algo, indicándonos que debemos buscar consulta con alguien que sabe la respuesta, pero desde otro punto de vista, se trata de “nuestro” Sumo Sacerdote, que si en este vivir diario se nos presenta la pregunta, necesariamente él es quien tiene la respuesta.
También sugiere que encontraremos el respaldo, la ayuda y la guía necesaria, en el momento propicio; se refiere a algo por encima de nosotros, un profesional en el tema, una entidad, una empresa, un directivo.
Para escribir este artículo, simplemente me he sentado frente al teclado y la pantalla en blanco, invocando a mi Sumo sacerdote, para que se describa apropiadamente según considere que es su mejor interpretación, y sirva de descripción para otros, para que ellos también lo encuentren y los aconseje, les enseñe, les explique, los guíe.
Aunque si no hubiese sabido ni siquiera intuir el título del tema para escribir un nuevo artículo, hubiese tomado una carta de mi mazo de Tarot y ésa hubiese sido mi inspiración, pero claro… ¿Guiada siempre por quién? Por mi Sumo Sacerdote, aunque concientemente no hubiese sido llamado a la acción. Él siempre está allí, es parte de mí, él siempre aconseja aunque a veces yo no lo alcanzo a escuchar, como nos pasa a todos.
En la carta, su imagen figura como un anciano sentado en un trono que contiene dos pilares, uno blanco y otro negro, que representan a Júpiter (el pilar blanco), rey de los cielos espirituales (equivalente para algunos a lo Luminoso), y a Saturno (el pilar negro), rey de la materia sólida (equivalente para algunos a lo Diabólico).
Ambos son los Pilares del Árbol de la Vida, similar al que sin saber armamos su equivalente para Navidad y que representa la forma en que lo Supremo del Espíritu (Kether, la Corona, lo Intangible, la Fuente) fue encarnado en la materia sólida, en el plano tierra (Malkut, los Cuatro Elementos, el alma de la Tierra).
Y las esferas de colores que colgamos tal vez sin saber que representan las Séphiras, encarnan las etapas en que el Espíritu se asentó para ir formando las capas espirituales, cambiando de estado y solidificándose hasta llegar a la materia.
El Sumo Sacerdote en su imagen, tiene un gorro lleno de símbolos esotéricos, una túnica amarilla (plano mental-espiritual) y en su mano derecha una Cruz Papal que representa su jerarquía, por lo que a veces a este Arcano se lo conoce como “El Papa”, y su mano izquierda sobre el corazón, revelando su verdad. A sus pies, un par de personajes no identificados están ante él en busca de consejo, planteándole sus cuestiones mundanas, para que él pueda orientarlos a ese respecto.
Sí, le están consultando; él puede ser un Astrólogo, un Tarotista, un Médico, un Abogado, un religioso, alguien experimentado que sabe de lo que habla porque ha pasado por ello y superado la prueba, y ya ha aprendido el resultado.
Está respaldado por el Pentáculo con la punta hacia arriba, la Magia Blanca; cuando la punta está hacia abajo, está indicando el poder de lo Oscuro, lo diabólico, tal como cuando este Arcano aparece en la tirada “cabeza para abajo”, con su figura invertida, representando a un brujo negro.
Cuando aparece la figura derecha, puede estar representando la ayuda Divina, mientras que invertido, señalaría presencia de la influencia de lo Oscuro; o sencillamente, la falta del conocimiento y la sabiduría necesarias para esa ocasión, que también significan la necesidad de aprender ya que no se poseen los elementos requeridos (algo que está oscuro y que aún no se ha vuelto luz).
En su cuello podemos observar la estola de color púrpura, violeta, o magenta, asignada a quien ha alcanzado niveles espirituales superiores y es capaz de transmutar en ambos planos de la existencia.
El Signo Astrológico que lo representa es Sagitario (la flecha ascendente en busca de lo superior, que busca saber más, ir más lejos, que necesita aprender para comprender) y el planeta regente es Júpiter, el llamado Zeus, el Creador, el dios del mito que los Maestros de las Estrellas contaban a sus niños, los humanos, para que aprendieran a vivir.
Él se encuentra en la cima de las montañas, tal vez en retiro; los que lo buscan deben ascender hasta encontrarlo para acceder a él. Nosotros, sólo tenemos que “entrar en el silencio” e ir a buscarlo en nuestro interior. Él está siempre allí, esperando compartir su sabiduría con nuestra mente conciente; es parte de nosotros mismos pero sólo quienes lo reconocen pueden tener algún contacto con él.
El Sumo Sacerdote tiene muchas otras interpretaciones relacionadas, como por ejemplo, el casamiento, pero dado que este artículo tiene el propósito de ayudar al Crecimiento Personal, los demás significados que representa se reservan para el Curso de Tarot en el que se explicitan sus alcances pertinentes.
En resumen, cada uno de nosotros mismos, somos en otro plano, nuestro propio Sumo Sacerdote, al que podremos acceder en una meditación o simplemente comunicándonos mediante imágenes, que podrían ser las Runas, las frases del I-Ching, las cartas del Tarot. ¿Dónde se encuentra ubicado? En otra dimensión, pero como todas las “otras dimensiones”, interpenetrada, dentro de nuestro propio ser, ya que somos seres multidimensionales.
Desde esa “otra dimensión”, o una mal llamada “dimensión paralela”, él está siempre listo para que lo vayamos a buscar y nos ubiquemos en la posición de los personajes buscando consejo, de la imagen de su arquetipo, solicitando orientación, atentos y en respeto, para que podamos recibir la sabiduría del Sumo Sacerdote.
El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo
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