¿A QUÉ SE DEBE EL MACHISMO?

A esta altura de la civilización, la sociedad ya debería estar incorporada en el Humanismo, es decir, en el Ser Humano, en lugar de dividirse en Machistas y Feministas. Pero vayamos al tema específico; vamos a analizar el Machismo.

¿Qué es el machismo? Si pretendo emplear el concepto general, el Machismo se trata de una creencia muy antigua que sostiene que el hombre es superior a la mujer. Los antiguos religiosos sostenían que la mujer no tenía alma, y por lo tanto la relegaban a un nivel casi animal. Pero si debo resumirlo en una sola palabra, a mi entender, yo diría que solamente se trata de… miedo.

¿Miedo a qué? Miedo del hombre a ser considerado por otros hombres como que le faltasen componentes masculinos, para ser considerado un verdadero hombre según los viejos parámetros y por eso, rechaza todo aquello que él considera femenino, lo que realmente le priva de emplear componentes propios que podrían serle muy útiles como ser humano.

El machista piensa, o bien le han hecho pensar, que la mujer es inferior. Por tal causa él da por sentado que ella debe estar a su servicio, comportarse según se le indique, y por supuesto, que debe ser relegada a tareas menores de forma que nunca tenga la posibilidad de ponérsele a la par, y menos competir con él y tener la oportunidad de vencerlo en su terreno.

El hombre y la mujer, son distintos; ni mejor ni peor uno que el otro. Así como los hombres tienen más desarrollado el sentido físico por sus actividades desde aquella época en que debían abandonar la cueva para cazar, así las mujeres han desarrollado otras capacidades, como ser el instinto, la sensibilidad, la resolución por sí misma de los problemas cotidianos, la creación de la vida a partir del aporte del hombre.

Decir que el hombre es mejor que la mujer, o que la mujer es mejor que el hombre, sería la misma irracionalidad que decir que una manzana es mejor que una naranja. Por lo general, un nivel más elevado de cultura hace que las personas de distinto sexo se consideren similares aunque no iguales, reconociendo cada uno las capacidades particulares del otro.

Por otra parte, ambos ejemplares tanto masculino como femenino, poseen inevitablemente componentes del otro género que le permiten desenvolverse en la vida y sobrevivir a ella. Un hombre que desestime sus componentes femeninos resulta incompleto y por lo tanto, lucha con desventaja ante los requerimientos de la vida; lo mismo una mujer que se mueva en el mundo de hoy y deje de lado sus componentes masculinos, que son los que le ayudarán en el sentido material. Por supuesto que esto debe mantenerse en equilibrio, como todo lo que se pretende que persista en el tiempo.

Por otro lado, la mujer busca aliados para resolver sus problemas, y eso la ayuda, mientras que el hombre no se siente hombre si no se hace cargo de sus problemas y resuelve él solo su situación.

Desde siempre, el hombre ha utilizado la fuerza para imponerse, lo que ha dejado a la mujer en desventaja y la ha llevado a buscar otros medios más sutiles pero muchas veces con mejores resultados, para contrarrestar esa imposición masculina.

Llevado al extremo, el hombre hace uso de la fuerza, mientras que la mujer, utiliza la manipulación. El hombre atacará directamente y la mujer, indirectamente; y llegando a situaciones límites, los forenses señalarán que el hombre matará de modo violento, mientras la mujer lo hará disimuladamente, con veneno o en forma indirecta, pero evitado utilizar la agresión física en forma personal.

La mujer normal detesta la violencia física, pero utiliza muchas veces cierta violencia sutil del tipo emocional que es muy difícil de resistir para el hombre; esto lo enfurece y él actúa como sus crencias y convencimientos le indican: recurriendo a su fuerza y llegando incluso hasta la violencia.

El hombre machista detesta verse relacionado con situaciones femeninas, porque en realidad teme ser descalificado. Por ejemplo, evitará el color rosa, porque se supone que el rosa simboliza a la mujer. Y se pierde de incorporar gran parte del arsenal femenino que ellas utilizan cuando se ven en problemas, y que les dan excelentes resultados al grado de salirse con la suya muy disimuladamente.

A medida que van pasando los años, socialmente ya no es tan condenado públicamente que el hombre tenga algunos comportamientos similares a los femeninos. Hoy los hombres nos podemos saludar con un abrazo, con un beso en la mejilla, podemos ponernos camisas de colores similares al rosa, podemos soltar una lágrima por una pena o una emoción, y nos animamos a contar nuestros problemas íntimos a nuestros amigos o amigas sin que ello implique ser mal mirados por eso.

Por otro lado, en la actualidad muchas mujeres rechazan la actitud machista del hombre pero lamentablemente se están expresando en actitudes de la misma polaridad; está equivocadamente intentando luchar y vencer al hombre en su propio terreno, dejando de lado sus condiciones femeninas ancestrales que durante milenios le han dado excelentes resultados.

Les parece que mostrar actitudes masculinas las recategoriza, siendo que para el hombre íntegro, ésto las desmerece, porque normalmente se tiende a valorar y apreciar lo que no se tiene y en cambio se compite en lo que también se tiene.

La respuesta no está en el enfrentamiento de los sexos, sino en su complementación. En aprender a mejorarse y a la vez, incorporar lo mejor del otro género, y así, lograr un resultado superior. Tanto un hombre machista como una mujer feminista, suelen ser personas intolerantes que no comprenden que el ser humano debe evolucionar sumando, en lugar de separando.

¿Aceptarán las mujeres alguna sugerencia que proviene justamente de un ejemplar masculino? Piensen que acorralar al hombre en cualquier situación de descontrol emocional, por lo general eso lo lleva a él a sentir que no tiene salida, ya sea por sus limitaciones, o porque no está acostumbrado a enfrentar situaciones de ese tipo, y entonces hará uso de la fuerza, porque no conoce otra forma, no sabe cómo resolverlas, o bien porque no posee elementos que le permitan rescatarse por otros medios más apropiados.

Es mucho mejor para la mujer seguir utilizando la astucia, la sutileza y la sugerencia, que son sus mejores armas, ya que saben emplearlas desde tiempos inmemoriales.

Nunca va a traer buenos resultados estimular innecesariamente las reacciones machistas del hombre, sino por el contrario, a las mujeres les es mucho más conveniente hacerse fuertes en su terreno puesto que siempre han tenido indirectamente el control y saben cómo conseguirlo.

En resumen, cuando una mujer permanece al lado de un hombre machista y se queja de ello, hay una evidente falta de inteligencia, tanto de él como de ella; pero aún más de ella, porque la mujer normalmente dispone de otros mecanismos más sutiles para conseguir calladamente salirse con la suya.

A ver, señoras, señoritas, ustedes saben muy bien que la historia respalda, sin lugar a dudas, lo que acabo de manifestar… ustedes los han concebido, los han parido, los han criado a su forma, y les han inculcado conciente o inconscientemente la necesidad de que el hombre se vea llevado a refugiarse en la mujer.

El hombre necesita a la mujer por naturaleza, ella debe ser su compañera, muchas veces su consuelo; lo conveniente sería que ellas sean lo suficientemente inteligentes como para conseguir integrarlos, en lugar de reforzar innecesariamente en ese hombre su costado machista.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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