LA POBREZA TIENE UNA HERMANA VICIOSA LLAMADA IGNORANCIA

Al ver las fotos de los medios, muchas veces nos preguntamos… ¿Por qué hay tanta gente de bajos recursos económicos en el mundo? Y probablemente en tal caso sentimos la necesidad de ayudarlos y también quisiéramos tener el poder de cambiar esta situación.

No sé si podremos ayudarlos, porque son demasiados millones, pero sí que cada uno de nosotros, y de ellos mismos, tenemos el poder de cambiar esta situación.

Paradójicamente, quien tiene más poder en esta renovación es justamente aquel que es más pobre, porque sin su participación activa nunca se podría llegar a realizar un verdadero cambio. Por supuesto, también deberíamos diferenciar a quien vive en la pobreza por circunstancias del sistema, de quienes lo hacen porque no les interesa mejorar y viven de esa manera muy naturalmente.

Hay ocasiones en la vida en que algunas personas pasan por verdaderos momentos de necesidad, y en ese caso, lo más angustioso tal vez no sea qué es lo que va a poder comer hoy, sino qué será de él/ella el día de mañana; es decir, la incertidumbre, el miedo, la falta de seguridad. Esto es algo que sé cómo se siente porque personalmente he pasado por estas circunstancias.

Esa incertidumbre, con el tiempo, si no se hace algo por solucionarla, pasa a ser tan familiar que se va calando en la persona y finalmente termina aceptándola y resignándose a su pobreza. A medida que transcurre el tiempo la persona termina acostumbrándose a ser pobre, y esto lo ve tan normal, que ni se le cruza por la cabeza que ser pobre no es un destino sino una circunstancia que puede superarse. Y que el cambio depende de una toma de conciencia, de una decisión y la consecuente puesta en movimiento.

En esta condición postergada, él deja de soñar, deja de esforzarse, deja de cuestionarse y simplemente su vista pierde el brillo porque ha dejado ir un elemento fundamental, que podría ser la base de su recuperación: la esperanza.

Para dar una idea de lo que planteo comentaré que en una ocasión, pasando unos días en la cordillera, me he preguntado porqué los caballos de los paisanos de la zona no escapan o se movilizan hacia los pastos cuando su dueño simplemente deja sus riendas sobre el palenque con sólo una vuelta; sería muy fácil para ellos mover la cabeza y soltarse, porque en realidad no están atados.

Pero no lo hacen, porque fueron convencidos de que las riendas los gobiernan indefectiblemente; es decir, son esclavos de su creencia y permanecen retenidos porque ni siquiera imaginan que pueden ser libres.

En una condición similar, el pobre solamente espera de este día lo que este día le traiga, sin siquiera sospechar que dentro de sí mismo están todos los elementos para salir de esa situación; elementos que probablemente ni sepa que existen, no comprende que los tiene consigo, que son parte de su poder, y esto es porque ha terminado cediendo su energía, su voluntad y su decisión a otro, que se aprovechará de él.

Es ignorante de sus propios recursos, y en eso se basa la manipulación de los que manejan nuestra sociedad: cuanto más ignorante sea la persona, cuanto más desconozca y menos confíe en sus recursos, más resignada será, y cuanto más resignada, más fácil será quitarle su poder, su energía, y las razones de su vida. Hacerle creer, que salir a flote no es para él, para que dé por sentado que sólo puede mantenerse así.

De ese modo se volverá parte de una masa informe que no tiene rumbo y navega en el espacio a voluntad de los que han logrado convencerlo que ha nacido para ser pobre, y que eso no tiene remedio. Y seguirá siendo pobre porque simplemente ignora que puede dejar de serlo, mientras cede su poder a quien dice representarlo para que ese otro pueda vivir como un rey, apoyándose en sus “representados”.

Esa masa resulta muy útil cuando se la sabe manipular, por ejemplo, cuando llega el momento de votar, o de hacer una protesta, momento en el cual se obtiene ventaja de las necesidades del pobre a costa de migajas, situación que quien los conduce (que por supuesto no es un pobre), inevitablemente, sabrá obtener su tajada, que no es pequeña, y aprovechar el poder que le darán esos mismos pobres, para enriquecerse.

Mientras tanto, el pobre ya ni sueña con que puede dejar de serlo, y se lo vuelve más pobre todavía cuando se lo rebaja en su dignidad y se lo trata como a una mascota: “Haces lo que te digo y puede que te dé algo de comer”.

Lo irónico y trágico de esta situación es que son las mismas fuerzas del pobre las que son utilizadas para sustentar los poderes de los ricos; el pobre ni sueña descubrir que su pobreza es la que alimenta los bolsillos del poderoso gracias a que éste lo induce a mantener su conciencia de pobre, y de esa forma le entregue su futuro y el de su familia.

Entonces… ¿Qué diferencia a un pobre de otra persona que no lo es? Su estado de conciencia. Una vez adquirida la conciencia de la pobreza, ésta se enquistará en él y acompañará al pobre sin que éste se plantee discutirla ni revertirla.

Llegará un momento en que aceptará su situación como natural: nací pobre, vivo como pobre y moriré pobre, porque “la vida es así”. Él piensa: “Deberé enseñar a mis hijos a vivir como pobre, porque pobres siempre seremos”. Y por supuesto que mientras siga pensando así, su predicción se cumplirá.

Sin embargo, el ser humano es capaz de realizar cosas sorprendentes. Hace muchos años atrás, cuando cursaba mi carrera de Astrólogo, mi profesora nos preguntó qué destino le esperaba a la persona que nacía con la presencia del planeta Saturno ubicado en la Casa II. Por supuesto, dado que en el ejemplo, Saturno es la energía representante de la pobreza y la escasez, y está situado en la Casa II, el área de la Carta Natal que determina las finanzas de la persona, todos los que estábamos como alumnos en ese momento respondimos, con toda lógica: “Esa persona siempre será pobre”.

La profesora se sonrió y nos preguntó otra vez: “¿Y por qué esa posición que ustedes ven como pobreza está presente en la Carta Natal de tantos millonarios?”. Allí enmudecimos, sin saber a qué se estaba refiriendo, hasta que nos aclaró: “Porque esa planificación ha sido tan sufrida concientemente en esas personas, que la han empujado a superarla, y como se ha dado cuenta que si se queda quieto, seguirá siendo pobre, él hará lo imposible por aprovechar cuanta oportunidad se le cruce de mejorar, y es así que muchos personajes que nacieron pobres, han terminado millonarios”.

O sea, mi conclusión fue que en realidad no estaba el destino trazado, sino que la persona podía tomar conciencia de su situación deficiente y utilizarla como trampolín para elevarse por sobre ella; pero, claro, era necesario que tomara conciencia de algún modo, ya sea por conocimiento, porque alguien lo guiara o por intuición, que es otra forma de adquirir conocimiento.

Estos millonarios habían nacido pobres, pero esa misma situación los empujó a buscar los medios para dejar de serlo, es decir, que la diferencia entre un pobre y un rico, es su conocimiento, su conciencia, por lo que la ignorancia resulta ser inevitablemente la hermana viciosa de la pobreza.

Allí está nuestro poder si hemos conseguido ser concientes de esto: no en darle de comer al pobre, sino en “enseñarle a sembrar y cosechar su comida”, es decir, en hacerle ver que es pobre porque su propia mentalidad es quien lo limita a ser pobre; que es pobre porque nunca se le ocurrió que podía alcanzar el bienestar de no serlo.

Sembrar esta conciencia en esa persona es como empujar un engranaje, que puesto a rodar, arrastrará a otros engranajes a que también giren; hacer lo inverso, detenerlo, es la mejor manera de dominar a un pueblo al someterlo a la ignorancia, al desconocimiento de sus propios potenciales, privarlo de sus propios valores, de su dignidad, de su capacidad de emerger, convenciéndolo que no podrá superarse.

Por tal razón, todos los gobiernos totalitarios hablarán de fomentar la educación mientras que destruyen sistemáticamente los medios educativos, bajan el nivel de la enseñanza, convencen a las personas que la educación no sirve para nada, y los estimulan más a abandonar que a seguir estudiando cuando hacen que los métodos con que se aprende se vuelvan pesados, aburridos, sin contenido y completamente desactualizados por lo que no garantizan un medio realmente útil para salir de la situación de pobreza.

Es decir, se encargan de desanimar a quien intente emerger, porque cuanto más desconozca, más fácil será utilizarlo. En la actualidad, las multinacionales están empleando mano de obra que solamente califican mediante cursos en un solo aspecto de la tarea; cuando este trabajador quiera mejorar, encontrará su techo, y si quiere independizarse, no estará capacitado para enfrentar los requerimientos de una tarea completa, porque sólo ha sido entrenado en una sola actividad parcial, por lo que seguirá estando limitado e incapaz de resurgir hacia una mejor posición. Así, lo transforman en un esclavo sin que lo perciba, que permanece rehén de su limitada capacidad.

En resumen, o bien el pobre es pobre porque no le interesa dejar de serlo, o puede que lo sea porque desconoce y no confía para nada en que puede dejar de ser pobre. Por otro lado, nadie en el sistema lo capacita realmente para enfrentar los sismos económicos, para promocionarse, para hacerse de su lugar, para aprovechar las oportunidades porque no puede verlas, y pueda ganarse el respeto que merece como trabajador y como ser humano.

Les hablan de luchar por “un salario digno” siendo que la dignidad surge a través de la superación y no del estancamiento, y no se dan cuenta que mientras tanto, les roban su futuro porque los estancan y los limitan.

Se lo adiestra como a un cachorro, a pedir y reclamar su ración, pero no se lo entrena en cómo superarse, en cómo enfrentar la vida, en cómo ser mejor y más hábil e independiente cada día en lugar de mantenerlo bajo la línea de pobreza para ser utilizado fácilmente con fines económicos, políticos o sociales.

Así como la riqueza atrae riqueza, la pobreza mantiene sumergidos los mejores potenciales de la persona porque le quita la esperanza; esto es un simple manejo,  ya que la pobreza tiene una hermana viciosa llamada ignorancia, y se deja llevar por sus pésimos consejos.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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