QUIEN NO MANIPULE QUE LEVANTE LA MANO…
Resulta muy común que nos demos cuenta que alguien en nuestro entorno busca sobrevivir manipulando a todos los que se le acercan, intentando que caigan en sus redes, como la araña atrapa a la mosca. En realidad, la araña no atrapa a la mosca; la araña le pone una trampa y es la mosca quien se dirige a ella por falta de la comprensión que resultará en su muerte.
Si fuera necesario encontrar un culpable, ¿A quién señalaríamos, a la araña que busca sobrevivir o al poco discernimiento de la mosca? Del mismo modo juzgamos todo lo que sucede a nuestro alrededor. Y con el mismo criterio deberíamos considerar a la Humanidad enredada y no pudiendo liberarse de las redes de la Matrix.
Cuando comprendemos los mecanismos que utiliza una persona manipuladora, inmediatamente nos alejamos de ella para evitar que nos manipule. ¿Quién tendría el valor de mantenerse cerca de esa persona ejercitando la habilidad de evitar ser manipulado? ¿Nunca se nos ocurre pensar que permanentemente manipulamos también a nuestro entorno?
No, dirá algún lector alertado, “yo no acostumbro a manipular a nadie”. Comencemos desde cero, desde que un ser humano es un bebé. No hay un ser más manipulador que un bebé; y es lógico, su supervivencia depende de ello. Hay un dicho campero que reza: “El que no llora, no mama”. El bebé aprende que tanto con su llanto como con su sonrisa, moviliza a los adultos para que le respondan a sus necesidades. Y todos hemos sido bebés al comenzar nuestra vida en esta dimensión. Por lo tanto, todos, alguna vez, hemos manipulado. Y quien esté libre de culpa, que lance la primera piedra.
El problema reside en que cuando crecemos, la inseguridad y la falta de confianza en nuestros recursos propios, puede que nos indique que debemos continuar con esa conducta infantil. Un manipulador es simplemente una persona que pretende que es fuerte pero que es tan débil que es incapaz de confiar en sí misma por sí misma, y de comprender la fuerza del amor. Y también es incapaz de comprender los mecanismos de la vida. Es una persona ignorante y por lo tanto, merecedora de compasión; pero no hay que confundir compasión con hacerle el juego.
Conozco a una señora de edad que NUNCA EN SU VIDA se ha bañado por sí misma. Mediante pedidos de ayuda, por lágrimas o por dinero, siempre ha conseguido que “alguien” de sus cercanías la bañe y la peine como si fuera un bebé, porque manifiesta que tiene miedo de hacerlo sola y caerse o golpearse. Pero no es una conducta de anciana, siempre, desde niña, se ha comportado así.
Estudiando su Carta Natal, con mucha sorpresa (fue la primera vez que vi algo así en 25 años de profesión) descubrí la razón evidente de su conducta. Su supervivencia y su salud física y mental, dependían de la manipulación. Y entonces, dejando de lado el pensamiento natural que cualquiera tendría sobre ese tema, me invadió una inmensa compasión al comprender que al igual que la araña, ella se encontraba esclava de ese repetitivo mecanismo de supervivencia.
La vida se manifiesta buscando el equilibrio. Aprendí que cuando en una vida, la persona decide interpretar un rol de mandato, en la otra, busca interpretar el rol de ser dominado. Cuando en una vida ha decidido llevar una vida de lujos y poder, en otra siguiente, por equilibrio, buscará la pobreza, la miseria, y la dominación por otros, para de esa forma, aprender lo que se siente en ambos extremos y saber reconocer el justo punto medio.
Sospecho que esta señora mencionada, en vidas anteriores ha tenido mucho poder y riqueza, y en ello ha basado su aprendizaje. Los Guías Espirituales la llamaban “La Reina”. Una reina no puede bañarse sola, necesita que sus sirvientes hagan ese trabajo por ella; esta conducta viene de vidas anteriores y lamentablemente, esta señora no logra desconectarse y encarar hoy la vida por sí misma. Y a su edad, ya no lo logrará; quedará como “tarea para el hogar sin cumplirse” para sus próximas encarnaciones.
Todo manipulador, en el fondo, se siente débil; se siente morir cuando no puede ejercer su poder sobre los otros, es una araña que no tiene construida su tela y teme por su supervivencia. Tiene miedo de perder su hegemonía y tener que valerse por sí mismo, y como no se siente seguro de poder continuar solo, busca rodearse a como sea de terceros que le ayuden a sobrevivir.
Cuando cumplimos con las normas sociales de saludar y rendir honores aún cuando no tenemos ganas de hacerlo, entramos en el juego de la manipulación. Cuando no decimos lo que sentimos o no nos expresamos como en ese momento se nos da la gana, entramos en el juego de la manipulación porque sabemos que si no lo hacemos, “la sociedad” o el grupo, nos rechazará.
Por eso, la mayoría de las veces ocultamos nuestra verdad, porque tenemos miedo, y por eso, manipulamos con una sonrisa fabricada, con nuestro saludo desganado, con nuestras palabras amables cuando en realidad tenemos ganas de mandar a esa persona al diablo.
Eso es debilidad, es miedo, es carencia. El ser conscientes de una carencia nos hace tener miedo a no poder enfrentar la realidad, y eso nos vuelve débiles; ser débiles nos lleva a la carencia, lo que se convierte en un círculo vicioso del que es muy difícil salir.
Hoy me he levantado decidido a eliminar como “amigos del Face personal” a todos aquellos con quienes no tengo contacto frecuente o bien, el contacto es algo conflictivo. Entré a mi lista de “amigos” con el hacha en la mano, y al ir leyendo sus nombres, algo se ablandó dentro del guerrero, porque no pude sentir otra cosa que amor por cada uno de ellos, y que tal vez, les produjera algún sentimiento negativo al darse cuenta de que habían sido borrados, y de resultados, no pude eliminar a ninguno, porque no sé bien a quien puedeprovocarle que se sienta mal siendo que no es ésa mi intención. Mejor que se vayan eliminado por sí mismos, si así lo quieren; yo les ofrezco otra oportunidad.
¿Por qué desaparecieron esas ganas de “mandar a fulano al diablo”, sobre todo con algunos que fueron “amigos del alma” en su momento? ¿Por cumplir con alguna normal social y caer en la categoría de manipulador? ¿O porque tal vez me di cuenta de que los estaba juzgando sin saber exactamente las razones por las que el contacto no se produce como sería deseable?
La mejor forma de saber que no estamos manipulando es darnos cuenta de que amamos; el manipulador sólo se ama a sí mismo y todas sus maniobras están destinadas a su propia supervivencia, por lo que es fácil deducir que no está sintiendo amor por los demás.
Y todo aquel o aquella que no esté sintiendo amor de alguna forma, es digno de compasión, y deberíamos sólo mostrarle el ejemplo, y aún, cuando vemos claramente que su camino no es el amor, dejar que él o ella, decidan si quieren acoplarse o no a la corriente.
Esto, repito, no significa hacerles el juego; yo, en el supuesto lugar de la mosca, haré mis mejores esfuerzos por descubrirlos y no caer en sus telerañas. Eso me volverá más seguro, más firme, más hábil, y por supuesto todo ello me quitará el miedo de expresar amor a mis semejantes.
Ésa es la Luz que debo encender en mí, sin preocuparme de que alguien se de vuelta a verla o no. Quien no la vea, no es culpable de ceguera, sino que tal vez no haya llegado su momento de abrir los ojos, como en su momento, los míos también estuvieron cerrados.
Haciendo una vez una regresión hacia quien era yo en la época de Jesús, volví a mi realidad diaria horrorizado. Me vi (al “yo” de ese entonces) con una túnica marrón, con sandalias, con una inmensa barba negra, hirsuta, cabello enrulado casi hasta los ojos, con una nariz etruzca prominente y confieso, con una cara de bruto insoportable… pero mirando ensimismado hacia arriba, en el borde del barranco, donde estaba Él, hablando sobre cosas que yo no comprendía, pero algo a Su alrededor lo volvía imposible de pasar por alto. Era Su Aura, era Su Luz, lo que me mantenía deslumbrado.
Esto me propinó una magnífica lección de humildad; ese personaje bruto, elemental e ignorante, supe inmediatamente que era yo, en esa época difícil de la Humanidad.
Por lo tanto… ¿Tienes a un manipulador o manipuladora cerca? No te alejes horrorizado, es sólo que está en un escalón desde el cual no puede apreciar la inmensa fuerza del amor; cuídate de no caer en sus redes, y no lo condenes porque no pueda ver la Luz del amor.
En todo caso, deberías preguntarte: “¿Soy yo capaz de mostrarle algo distinto a lo que conoce?” y sólo de eso deberías preocuparte. Manipulación y amor no van de la mano; la manipulación es sólo ignorancia, el amor es luz, es verdad, es sabiduría. ¿Serías capaz de mostrarle Luz? Piensa bien en esto, antes de juzgarlo, porque si en verdad tienes Luz, jamás serás capaz de manipular ni de condenar a un semejante.
El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo
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