El psiquiatra despidió a la paciente diciéndole:

– Ya está bien por hoy, señora López; la semana próxima trabajaremos con el inconsciente…

Ella le respondió, sin demora:

– Me parece que no va a poder ser, doctor; no creo que mi marido se preste a venir…

Un chiste muy viejo, pero relativo al tema, ya que resulta muy común escuchar que las personas coinciden en que los males de este mundo se deben principalmente a la falta de conciencia.

Sin embargo casi muy pocas personas pueden definir con precisión qué quieren expresar cuando se refieren a dicho concepto de “Conciencia” mediante palabras sencillas, capaces de explicarle a cualquiera que no tenga en claro lo que significa.

Si nos referimos a lo que nos menciona el diccionario, o buscamos en Internet lo que significa “Conciencia” nos encontraremos con definiciones como:

“Conocimiento mediante el cual una persona puede reconocerse a sí misma”.

Otra opción puede ser:

“Conocimiento de la persona de su propia existencia, sus estados y sus actos” o bien “Conocimiento responsable y personal de una cosa determinada, como un deber o una situación”.

No conforme con estas definiciones, y por un momento abstraído del mundo material, me pregunté mentalmente “¿Qué es la consciencia?”, buscando una respuesta desde mi interior, pero en la esperanza de obtener una respuesta simple, clara, y si fuese posible, resumida en una sola palabra.

La respuesta llegó luminosa, sencilla e inmediata, y tal como lo pedí, resumida en una sola palabra. Estas respuestas suelen ser tan espontáneas, tan simples y clarificadoras que me obligan luego a reflexionar con cuidado a fin de interpretarlas correctamente. En este caso la palabra respuesta fue simplemente: CONEXIÓN.

Mentalmente comencé a relacionarla y logré encontrar cierta coincidencia con los conceptos que había coleccionado. En estos conceptos, como los ya mencionados, encontré como factor común la palabra “conocimiento”.

Tratando de relacionar los conceptos con esa palabra clave, me di cuenta que “conocimiento” puede asimilarse como una CONEXIÓN entre nuestro entendimiento, nuestra comprensión, y las características de un hecho o un tema en particular. Si no estamos conectados con ese tema, no obtendremos conocimiento sobre él.

Por ejemplo, “Reconocimiento de sí mismo” es un hecho que no puede ser concretado salvo que establezcamos claramente una CONEXIÓN con nosotros mismos, con nuestro interior.

Y así, surgieron muchos ejemplos clarificadores. Por ejemplo, estudiando Matemáticas comprendí que si quería información sobre un punto determinado de una curva, sin tener información alguna sobre el mismo ni sobre su comportamiento, era necesario aproximarme a él (concepto matemático del Límite) por ambos lados, a fin de ver qué sucedía en sus proximidades, y acercarme cada vez más haciendo menor el entorno.

Esto no es otra cosa que buscar tener conciencia o conocimiento sobre el entorno del punto mediante algún tipo de CONEXIÓN que me permita hacer “un contacto del primer tipo” con dicho punto y conocer sobre él.

En otras palabras, concluí que es imposible tomar conciencia de cualquier cosa sin relacionarme o “conectarme” de alguna forma con ella. Es lo que hacemos comúnmente mediante nuestros sentidos: miramos, sopesamos, palpamos, olfateamos, escuchamos sobre aquello que ha captado nuestra atención y queremos descubrir de qué se trata, nos relacionamos, nos conectamos, nos vinculamos, con el fin de obtener conocimiento.

En otras palabras más simples, para tener una conciencia clara sobre algo debemos intentar establecer algún tipo de CONEXIÓN con dicho elemento o situación.

Yendo hacia otros planos más espirituales, para lograr la tan aspirada Conciencia Cósmica, deberíamos como primer paso establecer una firme CONEXIÓN con el Cosmos, con el TODO.

Para establecer esa CONEXIÓN, al igual que el concepto de Límite Matemático ya explicado necesariamente debemos acercarnos, parecernos, asimilarnos a ese concepto, comportarnos de forma lo más similar e integrada posible; entonces gradualmente iremos tomando “conciencia” de lo que significa al conectarnos con él.

Y así, los ejemplos pueden ser innumerables. Por ejemplo, para lograr tener Conciencia Cívica se hace necesario “conectarnos” con lo que sucede en el país, con nuestra historia, nuestras tradiciones, nuestra política, nuestra economía, nuestra gente. Es decir, establecer una CONEXIÓN lo más directa posible para tener “conciencia” de lo que en realidad ocurre.

Cuando, en otro caso, decimos que una persona es “inconsciente” del daño que causa, es evidente que no está relacionado, no está enterado, no tiene CONEXIÓN con aquello que esté sufriendo el resultado de sus acciones.

Esa persona no siente ninguna clase de vínculo, solidario, afectivo, o responsable con el objeto o con la otra persona. Por ejemplo, un psicópata no considera a la otra persona como de su misma clase o especie, sino que la despersonaliza y la toma como una cosa, sin establecer un vínculo personal ni afectivo, o sea, no considera que haya necesidad alguna de conexión.

Por lo tanto, suena a que CONEXIÓN, CONOCIMIENTO y CONCIENCIA son conceptos íntimamente relacionados ya que no parece que podamos tener conciencia sobre algo sin que hayamos establecido una conexión que nos permita adquirir algún conocimiento sobre eso.

Otro ejemplo; cuando una persona “ha perdido el conocimiento” por un accidente o por una agresión determinada, decimos que esta “inconsciente”, desactivado, o sea, sin CONEXIÓN entre su cuerpo y su mente.

Por otro lado, a través de una conexión logramos empatía, es decir, ser receptivos y sensibles a la otra posición lo que nos ayuda a comprender y a tomar la debida conciencia de lo que sucede del otro lado, a sentir como si estuviésemos en ese lugar.

Concluyendo, entonces, si queremos adquirir “Conciencia” sobre cualquier cosa, hecho o situación, deberemos animarnos a establecer una CONEXIÓN con ello. Dicha conexión es un vínculo que nos permitirá adquirir conocimiento y con ello, la debida CONCIENCIA sobre el tema.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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