EL OTRO LADO DEL VELO
Contrariamente a lo que se comenta, las Dimensiones no son paralelas; se les llama “paralelas” pero las Dimensiones están interpenetradas, es decir, unas y otras coexisten en “el mismo espacio”, conviven, habitan como el perfume en el aire. ¿Cómo haríamos para separar el aire del perfume?
No pensemos en Dimensiones ubicadas una al lado de la otra sino la primera dentro de la segunda y la segunda dentro de la primera y de la tercera, y así, todas dentro de todas, concepto algo extraño para nuestra mente física.
Tal vez si lo intentáramos ver como música, todas ellas serían las notas musicales provenientes de una orquesta que llegan a nuestros oídos, en el caso de las Dimensiones, formando la melodía del TODO.
Los conceptos de lugar (aquí y allá), de tiempo (antes y después), de velocidad (más rápido, más lento) sólo son conceptos elementales que emplea la mente humana en estas 3D y que necesita emplear como Parámetros, es decir, como patrones tomados en referencia para comprender otros temas.
Es decir que estrictamente, se define como Parámetro al dato que se considera como imprescindible y orientativo para lograr evaluar o valorar una determinada situación. Un parámetro humano puede ser, por ejemplo, una unidad de peso, de medida, de capacidad; el metro, por ejemplo, nos sirve para informarle a otra persona y darle una medida cabal de una longitud determinada. Nadie le diría al ferretero: “Deme tres litros de cable eléctrico” ni al verdulero “Quiero un metro de papas”. Nadie que esté en su sano juicio, por supuesto.
Los Parámetros no son solamente físicos, sino también se emplean como referencias en otros campos, para evaluar actitudes, conductas, sentimientos, pensamientos, decisiones. Por ejemplo, nuestros parámetros aprendidos en la sociedad en la que vivimos, nos indicarán si hacer esto o aquello está correcto o no, según las normas de la sociedad en que vivamos.
Así es lo que ocurre de “este lado del Velo”, donde los seres humanos normalmente habitamos. ¿Y “del otro lado”? ¿De qué se trata el Velo? ¿Dónde está el Velo? Aquí volvemos a recurrir a parámetro físicos (¿Qué? ¿Donde?) para intentar definir una cuestión dimensional que es energética y no simplemente física, y que trasciende nuestros conceptos de las tres dimensiones, y aún la cuarta que tomamos como el tiempo, aunque la Cuarta Dimensión espiritual es independiente del tiempo.
Buscar la ubicación del Velo tendría el mismo sentido que hablar mirando hacia un punto en el cielo y pensar que por eso se está hablando con Dios, que debe estar por allá arriba caminando sobre alguna nube, lo que nos podría generar un conflicto desconcertante si ese día el cielo está despejado.
El Velo es un límite impreciso entre lo físico-mental de esta dimensión, y lo espiritual de la misma. Es como otra Dimensión que está ubicada dentro de esta misma; es como el perfume invadiendo el aire.
Es un tema de energía, de tasa vibratoria, de frecuencia en la oscilación energética. Trascendemos ese límite cuando nuestra alma proyecta su conciencia hacia otros “lugares” durante el sueño, por ejemplo.
Nótese la diferencia en lo que expreso: no escribí “el alma va a otros espacios” sino “el alma proyecta su conciencia hacia otros lugares”. Un animal salvaje, como analogía muy limitada, puede olfatear a su presa a kilómetros aunque no pueda verla; el alma percibe el hecho y lo vivencia tal como si su cuerpo físico estuviera allí impresionando sus sentidos, pero eso bien puede estar ocurriendo al otro lado del mundo o tal vez puede haber sucedido hace cientos de años pero percibido como si fuera ahora porque en la Dimensión del Velo esos parámetros no existen.
Al contrario de lo que creen algunos chamanes, el alma no se aleja del cuerpo, se queda a cuidar de nuestro cuerpo cuando dormimos, pero lo que ellos interpretan como que el alma viaja, en realidad es que la conciencia del alma, su percepción, se expande no bien se siente libre de los límites físicos que le imponen nuestro cerebro y las creencias infantiles que nos mantienen acorralados.
El alma no deambula por allí, pero sí podría decirse como que se desplaza su conciencia, su percepción, su captación, a espacios o lugares físicos o no físicos, sin límites, como en un viaje astral. O también puede viajar en conciencia a otros tiempos tan apreciables como si las cosas ocurrieran en ese mismo instante, porque no existen límites de espacios ni tiempos en la Dimensión espiritual del alma.
Algo así ocurre en el proceso de una Regresión Hipnótica, donde el sujeto bajo trance revive experiencias ocurridas en otros tiempos y espacios, y las “presencia” tan vívidas como si en realidad se tratara de una vivencia real, a diferencia que quedarán incrustadas en su memoria con mayor color, brillo e intensidad que si hubieran sido reales y perdurarán a través del tiempo de vida.
Esta conciencia del alma puede “cruzar” el Velo, pero esto no es un milagro ni una situación tan irregular que sólo la conciencia del alma pueda hacer. También podemos entrenarnos mediante la conciencia de la mente a cruzar hacia el otro lado del Velo durante la vigilia si llegamos a ser capaces de liberarnos de la esclavitud que nos imponen nuestras creencias y logramos aquietar la interferencia ruidosa de nuestro cerebro.
Así, la mente vendría a ser como una condensación de la conciencia del alma; la mente estando sujeta normalmente a esta Dimensión y el alma, en cambio, con plena conciencia de lo que existe tanto de este lado como del otro lado del Velo.
Para eso justamente en el mundo se genera propositalmente esa ruidosa interferencia para que no nos demos cuenta de cómo escapar de la Matrix en que nos han encerrado; cuanto más ocupada logren mantener a nuestra mente, menos posibilidades tenemos de relajarnos y atravesar este Velo y averiguar la verdad. Estamos permanentemente “bombardeados” de estímulos físicos desde todos lados para impedirnos despegar; y lo más triste es que la gran mayoría de los humanos gusta de hacerle el juego a dichos “becerros de oro”.
Sin embargo, también nuestra conciencia física es capaz de “desplazarse” o proyectarse a través de lo que nosotros comprendemos como “espacios” o como “tiempos”, que son realidades ficticias que emplea la mente humana, pero bajo las condiciones apropiadas nuestra conciencia física puede acceder voluntariamente a cruzar ese umbral tenue que nos separa del otro lado del Velo.
Esto lo podemos hacer en estado de trance, es decir, de simple relajación física y mental. Tan simplemente como mediante el método 3-2-1 utilizado en Control Mental, por ejemplo, mientras estamos en vigilia sin necesidad de dormirnos.
Podemos comunicarnos con Entidades que habitan en esa otra Dimensión, y hasta podemos ser capaces de darnos cuenta que una parte de nosotros se proyecta también del otro lado; no en cuerpo sino en conciencia, como si tuviéramos ojos y oídos totalmente operativos funcionando detrás del Velo.
Así, podremos hablar con nuestros Guías Espirituales, e incluso con nuestro propio Yo Superior, o bien con los Yoes Superiores de otros seres, o ver a través de sus ojos sin movernos de la silla. El Universo entero está “aquí” aunque pensemos que está “allá” porque físicamente no podemos alcanzarlo.
Y de esa forma, en ese momento, seremos libres de las ataduras que representan todas las creencias que nos han sido impuestas desde que nacimos.
¿Desde dónde se originan esas creencias mencionadas? Han sido instauradas en nosotros por el sistema, por nuestros padres, por nuestros maestros, por nuestros amigos, por todos aquellos cercanos que también llevan marcadas a fuego esas mismas creencias, que a su vez le han sido impuestas por el lavado de cerebro que va haciendo una generación a la siguiente, desde aquel tiempo en que el hombre decidió “civilizarse”.
Al niño pequeño que dice ver a sus amigos invisibles, y cuenta sus aventuras que para él son realidad, los padres y todo el sistema le asegurarán que ésas son solamente “imaginaciones” que carecen de realidad, lo que es normal que sorprenda al niño al principio hasta que finalmente éste queda convencido de que lo que naturalemente ve, carece de fundamento.
Esta facultad la ejerce el niño hasta los 4 años; así se le instala gradualmente una creencia dañina para su futura manifestación, haciéndole creer que no ve sino que imagina ver, y ya sabemos que somos capaces de llegar hasta donde nuestras creencias nos lo permitan. Esa tremenda limitación impuesta por el sistema es parte de lo que llamamos “civilización”.
Al intentar civilizarse, el hombre buscó crear un orden e inventó la religión. Por eso los religiosos van a “civilizar” a los indígenas y a secuestrarlos de su comunión natural con la vida del planeta, y a convencerlos de otra forma de vivir instalándoles nuevas falsas creencias que reemplazarán las verdaderas que él ha obtenido de la Naturaleza.
En lugar de liberarse, el Hombre decidió que ser civilizado no era formar parte de la Naturaleza, sino separarse de la misma y subordinarse ante algo que imaginó Superior. Siendo un Dios, el hombre decidió que no podría vivir sin dioses, entonces los creó, y a ellos se esclavizó.
Dioses que ni siquiera están tras el Velo: uno de sus dioses indiscutidos es el dinero, por ejemplo. Otro dios es la política, un tercero es la religión, otro son los decretos sociales, las creencias y los prejuicios, y así. El Hombre ama sentir las cadenas sobre sí, porque entonces toma sentido de pertenencia, ya que estas cadenas le hacen sentirse parte de algo y entonces ya está tranquilo porque no se siente solo.
El Hombre no comprende que en su origen nació como parte de algo mayor, de una Familia universal, que su unidad no la encontrará afuera de sí mismo sino dentro de él mismo, y que su felicidad real estaría en la comunión con su propio Ser Espiritual, que está en contacto directo con su Familia espiritual.
El Hombre en general no logra comprender que entre su yo conciente y su Yo inconsciente existe una cadena imposible de romper; por eso no entiende que en realidad nació con su compañero inseparable, ni tampoco percibe a su “Familia energética” que lo rodea y es por eso que cuando se encuentra solo físicamente manifiesta sentirse mal porque está solo.
Esto representa una tremenda tristeza para los Seres que lo acompañan, que se sienten absolutamente ignorados aunque no por eso abandonan su Misión de permanecer a su lado y auxiliarle en todo momento.
Sin ir más lejos, la figura Energética de Jesús podría ser tomada como ejemplo de un Ser que se ha materializado de este lado del Velo para cumplir una Misión, la de dejar un ejemplo de vida a la humanidad, pero extrañando profundamente a Su Familia, el mencionado Reino de Su Padre, que posee muchas Mansiones (dimensiones) allá, del otro lado del Velo.
Del otro lado del Velo, o si quieres, aquí mismo, depende de la amplitud con la que seas capaz de interpretar la idea de interpenetración de dimensiones. Pero al pertenecer y desplazarnos mayormente en esta Dimensión física de 3D, nuestra existencia transcurre mayormente “de este lado del Velo”, aunque estemos cuidados, protegidos y amorosamente abrazados desde “el otro lado del Velo”.
El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo
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