¿QUÉ BENEFICIOS TRAE CONSIGO LA REALIMENTACIÓN?

Una fábula cuenta que había un oso que intentaba bailar en sus patas traseras y hacía sus mejores esfuerzos intentando ponerle gracia a sus torpes movimientos; y cuando vio que una mona se detuvo a observarlo, el oso aprovechó para preguntarle su opinión sobre cómo él bailaba.

La mona soltó la carcajada y no tuvo el menor reparo en decirle lo grotesco que resultaba su baile y lo ridículo que se veía, lo que alertó al oso sobre los pobres resultados que había logrado.

Sin embargo, un cerdo que observaba curioso, se arrimó al oso y le dijo:

– ¡Qué bien bailas, lo haces mucho mejor que yo!

A esto el oso, que de tonto no tenía nada, se dio cuenta claramente que sus pasos de baile estaban destinados al fracaso, y se alejó de allí caminando lentamente sobre sus cuatro patas, reflexionando que si la realimentación de la ágil mona lo había reprobado, la calidad de su baile sin duda dejaba que desear, pero el hecho de que el cerdo lo había aplaudido, era a todas luces, en lugar de alentarlo, definitivamente peor.

Esta fábula puede que se atribuya a Samaniego pero en realidad pertenece a Tomás de Iriarte, fabulista español que como buen virginiano (18 de setiembre de 1750) era sumamente observador y detallista, a lo que agregaba una gran capacidad de relato, crítica y facilidad en la escritura de poesía. Por lo tanto, a él corresponde el dicho:

“Si el sabio desaprueba, es malo; si el necio aplaude es peor”.

Por lo general, y tal como reflexionaba el oso, es mucho más determinante el aplauso del ignorante que la reprobación del que entiende del asunto; es muy útil seguir esta norma cuando se intenta conocer sobre cierto producto, personaje social o figura política que uno no conozca personalmente: observar atentamente la autoridad de quien lo aplaude, y eso lo revela todo, incuestionablemente.

Profundizando en el tema de la Realimentación, es evidente que si no existiera en este plano dicho fenómeno de la Realimentación, nada inteligente podría existir. Es más, la vida misma no sería posible, porque de ninguna manera el caos podría haberse organizado hasta formar sistemas que cobijaran la vida puesto que no existiría el control del equilibrio necesario.

Por ejemplo, una computadora de inyección que dosifica el combustible de un motor, logra resultados muy cercanos a la perfección tomando referencia de la indicación de un sensor que le informa cómo está compuesta la salida de gases al exterior.

Técnicamente, la Realimentación es un proceso de autoregulación utilizado por todo aquello que tenga variaciones, y que de algún modo particular, exista en movimiento.

Por ejemplo: ¿Cómo sabes si estás hablando al nivel de voz correcto, es decir si no estás gritando ni tampoco susurrando? Probablemente no hayas prestado atención a que para hablar correctamente no sólo necesitas tu aparato fonador (la cavidad bucal, las cuerdas vocales, la respiración, etc.) sino que además es necesario que te sirvas correctamente de tu audición.

Para reafirmar esto, supongo que habrás observado cómo habla un sordo: sin tonalidad apropiada, a veces gritando, otras a un nivel demasiado bajo. Porque no dispone del auxilio de su audición, es decir carece de la realimentación de poder medir el eco de su voz y con ello modularla correctamente y regular el volumen emitido.

Es decir, la realimentación funciona como un espejo: puedes obtener información en el espejo para saber cómo luce tu cara y tu cabello cuando apenas te has levantado. O tal vez, ya lo sepas y evites hacerlo para no llevarte un disgusto tan temprano, observándote con una sonrisa recién después de haberte higienizado, peinado y arreglado.

La realimentación consiste en la información que se genera como consecuencia de cualquier acción realizada, que regresa a tu persona de modo que puedas tener una apreciación correcta y verificar si es necesario corregir algo y en qué medida es apropiado hacerlo.

La realimentación es el proceso inconsciente que hace que te mantengas en línea recta cuando estás paseando en tu bicicleta. La realimentación del clima, como otro ejemplo, se produce a través del viento que es solamente aire que se desplaza desde un área de alta presión atmosférica a otra de baja presión, para compensar y equilibrar el sistema. Cuando todo se ha equilibrado, entonces, el viento se detiene.

¿Y qué tiene esto que ver con la vida personal y sus beneficios? Bien, la realimentación de tu entorno te brindará la información apropiada para que puedas lograr el equilibrio deseado y a través de él, muchos resultados positivos podrán ser alcanzados con facilidad. Para ello es necesario saber interpretar el “eco” o la reflexión de aquello que producimos.

Sin embargo, siempre es necesario discernir y evaluar correctamente la información que brinda esta realimentación. Es importante saber medir ese grado de reflexión producido en el entorno, pero evitando llevarlo a los extremos; cualquier extremo se convertiría en perjudicial, tanto si ignoras completamente esa realimentación como si te vuelves muy dependiente de ella.

En una primera instancia parecería muy apreciable esta afirmación que he leído al pasar, y que recomienda:

“Ignora cuando te critiquen, escucha cuando te aconsejen, aléjate cuando no te valoren”

Se está refiriendo claramente a esa realimentación ya mencionada, pero es necesario discernir claramente para evitar caer en el error vulgar y perjudicial de ceder tu poder personal a la opinión que recibes, a eso se refiere con “ignorar”.

“Ignora cuando te critiquen”: analicemos esta frase. Una crítica nunca es gratuita, porque suele ser una reacción. Nadie se molesta en criticar a aquello que no le ha llamado la atención de alguna manera. Pero además, la crítica, aparentemente un elemento negativo, encierra un invaluable tesoro cuando es realizada por un especialista porque permite direccionarnos mediante la corrección, hacia la excelencia. Allí podríamos rescatar su componente positivo: asimilar la crítica nos permite crecer y sería un imperdonable error desperdiciar dicho potencial.

La crítica es un excelente profesor cuando el alumno tiene la inteligencia de aceptarla, interpretarla y valorarla. Por lo tanto, en el caso de la fábula, habría sido un grave error que el oso ignorara la opinión desfavorable de la mona, experta y flexible bailarina, pero también habría estado errado confortarse con la opinión del cerdo, que integraría la porción de crítica favorable. La contrastación de ambas convenció de su realidad al oso, quien tomó una sabia decisión: ir a probar mejor en otra actividad artística, o al menos, desistir en esa cuestión del baile, que mostraba no tener futuro.

Una crítica, no importa su tenor, lleva consigo un mensaje de realimentación y siempre debería ser tenida en cuenta pero a la vez, ser evaluada con el discernimiento apropiado, buscando el punto exacto de equilibrio.

“Escucha cuando te aconsejen”: también puede ser una indicación digna de ser cuidadosamente evaluada. Implícitamente, en la fábula, el cerdo estaba confortando al oso, sugiriendo que su baile era muy agradable. En forma indirecta, la opinión del cerdo alentaba al oso para que continuara con su actividad, ya que le manifestaba que bailaba bien.

Aunque también el oso fue capaz de discernir que debía prestar atención al consejo de la mona. Indudablemente, debe tenerse en cuenta que un consejo puede ser muy valioso cuando parte de un experto, pero aún así su valor va a depender del individuo que lo recibe; no somos todos iguales y no hacemos todos la misma tarea, de la misma forma.

Por lo tanto, “Escucha cuando te aconsejen” más estrictamente debería reformularse como “Discierne cuando te aconsejen”. Un consejo emitido por un aborigen respecto de la persecución de un animal para ser atrapado, puede no tener ningún sentido e incluso ser perjudicial para un policía que busca atrapar a un delincuente que se fuga en una autopista a alta velocidad, y sin embargo, se trata de la misma actividad: perseguir para atrapar.

El análisis más detallado sobre los consejos lo realizo en un artículo de este mismo blog: ¿A QUIÉN LE SIRVEN LOS CONSEJOS? https://www.elsenderodelser.com.ar/2017/03/27/a-quien-le-sirven-los-consejos/

En cuanto a la afirmación “Aléjate cuando no te valoren” también es una recomendación que debe ser tomada con pinzas. Si la persona siente que está contribuyendo pero que su aporte no es valorado, antes de llegar a la frustración tal vez sería mejor entonces, brillar por su ausencia.

Pero también el hecho de que el entorno no exprese su apreciación, no determina necesariamente que la persona deba alejarse o interrumpir su actividad, eso dependerá de cuánto le importe la desvalorización que hagan de ella y cuánto pesen sus propias convicciones en lo que está haciendo.

Esto será lógicamente función de la autoestima que tenga la persona y además, cuánto ella valorice su propio desempeño y el beneficio que encuentre haciéndolo, para sí misma y para los demás.

En resumen, entonces, la realimentación merece ser tenida en cuenta pero necesariamente debe ser pasada por el filtro de nuestro sentido común, haciendo el mejor discernimiento del peso de su afirmación y buscando la mejor utilización de la misma en función de volvernos mejores, buscando la excelencia y siempre rescatando lo positivo que contenga.

Pero, finalmente, quizás nada de lo analizado tenga algún sentido para quien tiene sus objetivos claros, como por ejemplo, si te consideras una osa o un oso a quien le gusta bailar, y lo hagas para tu propia satisfacción y bienestar, y con ello obtengas tu beneficio al ejercer y disfrutar de tu libre albedrío.

Entonces, no necesitas ignorar, ni escuchar, ni alejarte, sino mantenerte en tu postura de expresarte libremente en tu verdad, aún cuando no dejes de lado considerar la realimentación de tu entorno si es que decides hacerlo más allá de tu ámbito privado, es decir, involucrando la apreciación de los demás. O sea, conviene tener en cuenta la realimentación cuando bailas para otro, o no, cuando bailas exclusivamente por el puro placer de bailar.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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