Todos alguna vez hemos pasado por momentos en que nos hemos visto invadidos por un instante de impotencia. La impotencia se refiere a la imposibilidad de hacer algo, por falta de fuerza, poder o autoridad. El poder, la fuerza y la autoridad se encuentran representadas por el arquetipo de la figura de El Emperador, el Arcano IV del Tarot.

En la figura superior, a la izquierda se observa la figura de El Emperador cuando aparece derecho, en pleno poder y autoridad. A su lado, en la derecha, la misma figura se encuentra invertida. La impotencia se ve reflejada entre los Arcanos del Tarot con la figura de El Emperador invertido como se ve en la figura superior, a la derecha.

Junto con esa sensación tan fastidiosa u otras veces triste, se presenta el sentimiento amargo de sentirnos impedidos de realizar aquello que desearíamos hacer. La impotencia pone en juego una energía que no puede ser aplicada sobre el punto que deseamos y al quedar sin aplicación cuando no es descargada o transmutada de alguna manera, esa energía se disipará en nuestro sistema físico, es decir, tal como un rebote, regresará hacia nosotros mismos.

Para comprender mejor la situación, explicaré lo que siente la persona cuando aparece representada por el Arcano IV del Tarot, El Emperador invertido. En tal caso, lo primero que surge es ira porque la energía que se invirtió en la expectativa de realizar algo no puede ser canalizada, es decir, la persona se enoja; tal vez con alguien o con alguna situación, pero por otra parte implica una condena hacia sí mismo al comprobar que no puede hacer lo que siente hacer o quiere hacer y al darse cuenta que no hay manera de invertir la situación.

Esa ira es una energía poderosa que al regresar al emisor dado que no ha podio ser descargada en el blanco, se acumula en distintas partes del cuerpo: a veces en el estómago, en el intestino, en el hígado, en desórdenes de la digestión porque la persona “no puede digerir” el que no sea posible hacer lo que quiere.

En otras ocasiones, se transformará en depresión luego del primer momento de ira; la persona siente que no es escuchada, que no le hacen caso, que no le dan la importancia a lo que reclama, que la descalifican y termina encerrándose en sí misma y masticando su fracaso, pero sin poder tragarlo.

Esto, en Argentina se conoce como “hacerse mala sangre”, y es tal cual en realidad lo que sucede. Se generan toxinas que no pueden ser eliminadas y van a parar al torrente sanguíneo, con el daño corporal que ello implica. Las toxinas mencionadas exigen en sobremanera al hígado, quien sufrirá las consecuencias. Esa “mala sangre” envenena al organismo, llegando inclusive a perjudicar al corazón porque el impulso del poder de El Emperador surge de su corazón, de su centro de poder, de su autoestima.

En este caso en el que no ha podido realizar su intención, él se siente enfermo, débil, impotente, como que ha perdido su reino, como que no respetan su jerarquía, como que ignoran su mando. Se debe aclarar que esta sensación representada por El Emperador invertido no sólo se aplica al hombre, sino también a la mujer, en cuyo caso es muy normal que se deba a que está sometida al peso del poder masculino.

En dicha situación, la gran mayoría de las veces hay un hombre que está relacionado a esa mujer y que avanza sobre los derechos o las intenciones de ella, sea el marido, el jefe en su trabajo o alguien que la acosa.

En ocasiones, algunas personas que poseen el planeta Plutón ubicado en partes importantes de la Carta Natal son los que más sufren este efecto, porque son conocidas en el lenguaje técnico como “plutonianas”, por ejemplo, los nativos de Leo y Escorpio, pero no exclusivamente ellos.

Plutón es el planeta relacionado con el elemento Plutonio, con cuyas radiaciones se trata el cáncer, y con cuyos isótopos se producen bombas nucleares, el máximo poder desarrollado por el ser humano.

Aquí podemos observar una relación curiosa: Plutón – poder – radiación – cáncer, que da que pensar. Al plutoniano, decirle que no, significa desde incomodarlo seriamente hasta desatar su furia. Sabido es que muchas situaciones sufridas por una persona en las que no puede controlarlas, origina el cáncer.

Plutón también está relacionado con las violaciones, porque según el mito griego de Perséfone, el dios Plutón fue el primer violador de la historia. También se lo asocia con la muerte, dado que Plutón reinaba en el Hades (el infierno de los griegos).

En otras palabras, con poco pensar ya podemos ver la relación entre estos términos. Plutón es el regente de la manipulación extorsiva; “si yo tengo la bomba nuclear, tú tienes que hacer lo que yo te digo”. Obviamente la reacción en contra de este juego malsano de poder, traerá severas consecuencias, hasta la muerte inclusive.

Es conocido el hecho de que el escorpión, un artrópodo de la clase de los arácnidos cuyo veneno es muy poderoso, cuando es capturado, encerrado o se siente acorralado, dirigirá su aguijón contra sí mismo clavándolo entre las aberturas de su caparazón, cerca de su cabeza, y descargando de este modo sobre sí mismo su propio veneno y provocándose la muerte. Ése es un típico hecho plutoniano que a veces se refleja en los seres humanos.

Plutón está no solamente relacionado con el poder sino con la imposición y el robo de energía, lo que es sentido por algunas personas sensibles y en ellas se produce un miedo a lo desconocido, ya que en el mito, Plutón surge desde abajo de la tierra y secuestra en secreto y por la fuerza a Perséfone, hija de Demeter, la diosa que rige la Naturaleza; él la lleva a las profundidades de su reino y por la fuerza la convierte en su amante.

Entonces aquí nos encontramos con otro factor inesperado; la impotencia también trae consigo el miedo, pero no hacia algo externo. Ese miedo profundo está generado por los mismos pensamientos que generan la impotencia: la persona que sufre el momento de impotencia, de pronto se asusta de sus pensamientos destructivos, del impulso que le sale desde adentro, de lo que puede llegar a hacer si se descontrola.  Es el típico “Ay, siento ganas de retorcerle el pescuezo…”.

El sujeto puede llegar a agredir a otros, tanto como a sí mismo, y el pensamiento de ello, si es una buena persona, lo tortura. Si no lo es, buscará la forma de tomar venganza de quien le ha impedido ejercer ese poder. Por eso, al delito de violación suele seguirle la muerte.

También por esa razón, la situación de rapto excita al violador, lo impulsa a cometer el hecho por la fuerza pues así siente que su poder pasa por encima de su víctima; y también es la razón de que algunos hombres que sufren de algún grado de insensibilidad o de impotencia sexual se ven excitados fuertemente por la violencia.

Ellos no disfrutan de su sexualidad por las vías normales sino que necesitan sentir que se imponen sobre su víctima, y el sufrimiento de la misma es lo que más los excita porque de ese modo hacen valer su poder y logran reconocer y convencerse que disponen de él.

No es éste un tema cómodo ni agradable, y hay mucha tela para cortar sobre ello. El Emperador invertido siente en mayor o menor medida estas reacciones a la pérdida de su poder, y puede resultar agresivo contra los demás o contra sí mismo. De agredirse a sí mismo, provendrán los problemas de salud en las zonas indicadas, y aún más, en las zonas genitales cuando debe callar y dejar que lo sometan a esa situación.

Cuando al Emperador invertido lo acompañan otros Arcanos que indican fuerza o destrucción, la situación se convierte en una bomba de tiempo. Recuerdo el caso del dentista Barreda, de La Plata, en el cual Ricardo Barreda asesinó sin mayor culpa a cuatro mujeres de su familia, su esposa, sus dos hijas y su suegra, presionado y menospreciado por ellas durante mucho tiempo.

Una vez cometido el hecho, su descarga de impotencia se alivió de inmediato, cerró con llave la puerta de su casa, y se fue a tomar un café con sus amigos, como todos los días dejando un baño de sangre en su propia casa.

No puedo olvidar el haber presenciado que una multitud de personas concurrió a su juicio llenando las calles, a pocas cuadras de donde yo vivía en esos días, y presencié el hecho sorprendiéndome por los gritos de aliento y apoyo que numerosas personas le brindaron durante el juicio en los tribunales de La Plata.

Estas personas, que a coro le gritaban “¡Barreda ídolo!”, evidentemente sentían como que su propia impotencia debida a situaciones similares sin resolver se había aliviado porque “alguien había tomado al toro por las astas” aunque ellos mismos no se habían animado a hacerlo.

De este modo, vemos que el sentimiento de impotencia puede terminar convertido en una reacción violenta, con resultados grotescos, pudiendo llegar hasta la misma situación de muerte. Hoy en día podemos presenciar la violencia impacientemente contenida en la gente, en la calle, como una bomba que está esperando a que enciendan su mecha, o que su reloj marque el tiempo apropiado para explotar.

Eso es muy peligroso, y el sistema los está llevando a sus límites porque o bien explotan y de esa forma terminan con su libertad, o de otro modo se destruyen internamente. De cualquier forma, el sistema muestra su poder y avanza en su propósito de reducir la población mundial, ya sea por violencia o por enfermedad y muerte.

Como podemos ver, los resultados de la impotencia pueden ser variados, pero todos ellos son muy dañinos. Este síndrome debería ser mejor comprendido y razonado, para poder ser digerido convenientemente y ser tratado antes de que se produzca la explosión, externa o interna.

En otras palabras, por nuestro propio bien y por el de los que nos rodean, deberíamos aprender a reconocerlo antes de que nos posea teniendo la plena conciencia de que es necesario transmutarlo antes de que ejerza su acción destructiva.

Es decir, la persona cuya disposición está representada por el Emperador invertido debería hacerse conciente de su situación y canalizar apropiadamente su energía contenida; aprender técnicas de relajación, yoga, reiki, las que podrían podrían ayudarle.

Mediante la práctica del Reiki el sanador siente que la energía de curación fluye por su propio ser canalizándose hacia el paciente, y entonces, puede resultar una excelente manera para que el plutoniano se exprese sanamente, ya que siente que influye utilizando toda su poderosa estructura, en el estado de sanación del paciente.

El plutoniano, al ser un individuo familiarizado con el manejo de energía y disponer de una capacidad natural para ello dada por sus componentes natales, suele resultar un excelente sanador.

Asimismo, las Flores de Bach contienen ciertas esencias que tratan esta distorsión energética, que también puede ser considerada como resentimiento, frustración, miedo a lo desconocido, temor a la propia sombra y presiones internas sin posibilidad de liberación.

También existen mecanismos de conversión tratados en la Inteligencia Emocional que nos permiten reconocer, comprender y manejar los estados emocionales que a veces nos perturban y nos dominan.

En principio resulta algo difícil asimilar esta técnica, hasta que logramos hacerlo mediante ejercitación y voluntad; más tarde se volverá algo familiar y sencillo de hacer, ayudándonos a convertir nuestras pasiones en resultados positivos.

Se trata de una técnica de reemplazo y no sólo de control; es más sano y efectivo colocar algo en el lugar vacío que deja otra cosa que se va y de esa forma no experimentaremos el sentido de pérdida. Entonces, sin darnos cuenta, cuando el proceso se haya realizado eficientemente, El Emperador recuperará su posición derecha cuando las cartas nos lo indiquen y sabremos que hemos aprendido a resolver esa clase de crisis, ya en forma definitiva.

La energía se expresará en forma benéfica en lugar de destructiva: o sea, la energía de Plutón se empleará como usina nuclear en lugar de mortífera bomba atómica. De esta forma entonces, ayudados por la figura de El Emperador, hemos obtenido una reseña general de todos los aspectos sobre el daño que produce no poder controlar la impotencia.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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