¿CUÁL DE ESTOS CINCO MIEDOS ES EL TUYO?
El miedo, tal como ya lo he comentado en otros artículos, prefiero definirlo como la sensación que provoca el pensar que no contamos con las herramientas necesarias para enfrentar a una situación determinada, real o supuesta, según lo determinan los arquetipos de los Arcanos Mayores del Tarot.
Distintos Arcanos representan fielmente las sensaciones que sufre la persona con miedos a distintas cosas, reflejando la situación en la que cree encontrarse sumida, es decir, el tipo de miedo que lo acosa.
Como la gran mayoría de los miedos, esta sensación me atrevo a decir que es una falsa apreciación que en más de un 90% de los casos no tiene realidad, es decir, que las circunstancias a las que tememos tienen una probabilidad de un 90% de nunca suceder.
Sin embargo, hasta cierto punto es bueno conocer el miedo; esto significa que estamos vivos y alertas, y por lo tanto, con mayores posibilidades de sobrevivir que si estuviéramos confiados y adormecidos. Pero tampoco son buenos los extremos, es decir, estar bajo presión en todo momento ya que esto dañará nuestra salud, sobre todo el corazón debido al stress.
O por el contrario el error de estar confiados absolutamente en que todo funcionará siempre como por sobre rieles y no hay nada que temer en ningún momento, porque imaginamos que todo saldrá de maravillas como por arte de magia, en cuyo caso nos encontraríamos inertes ante cualquier anormalidad que se produzca.
La primera situación no es pesimismo sino alienación, la segunda no es optimismo, sino predisposición al suicido. Todas las personas sanas tenemos alguna clase de temor en algún momento, lo que tampoco justifica vivir en pánico.
La única forma de eliminar el miedo es decidirse a averiguar cuánto de cierto hay en ese temor que nos domina, o sea, enfrentar la búsqueda de intentar comprender el asunto que nos preocupa para evaluar si realmente se necesita tomar alguna decisión inmediata o bien, la posible situación es descartable o minimizable.
O lo resolvemos o lo tiramos a la basura, pero tenemos que hacer algo al respecto, no podemos llevarlo con nosotros siempre a cuestas porque nos dejará sin energías.
En otras palabras, la curiosidad puede llevarnos a enfrentar la situación y en el 90% de los casos asegurarnos que eso no nos traerá inconvenientes y en el 10% ponernos en marcha hacia tomar decisiones concretas porque hay fuertes sospechas de una crisis inmediata.
Sin embargo, cuando los miedos pasar a ser obsesivos e irracionales, se hace muy difícil conservar la calma y estar en condiciones de analizar nuestros miedos; en esa situación cedemos el control al miedo y nos encerramos en nosotros mismos, nos sentimos apagados, metemos la cabeza bajo la almohada y nos encontramos atados de pies y manos ante sus antojos inconscientes.
En ese caso, se hace necesario alguna terapia que nos ayude. Cuando no existían estas terapias, la persona cabal terminaba venciendo a sus miedos a fuerza de superar severas crisis en su vida (provocadas por sus miedos) que le obligaban a actuar aunque el miedo tendiera a mantenerlo inerte; en ese entonces se trataba de sobrevivir y superarse o dejarse enterrar por el miedo.
El miedo encoge nuestra aura de tal modo que los perros lo pueden ver, es esa sensación que nos obliga a entregar el poder a aquella cosa a la que le tenemos miedo y paradójicamente, la hace más fuerte y poderosa todavía, alimentada por nuestra propia energía. Esto, así razonado, resulta ilógico, pueril e irracional. Pero es que el miedo justamente no nos permite razonar y ver que es así.
Conocí a una persona con miedos tan infantiles e intensos, cuya Carta Natal tiene aspectos que nunca vi en mis 30 años de Astrólogo, y sin embargo, que sobrevive hoy porque descubrió que sus miedos le representaban herramientas útiles para enfrentar la vida.
Es una mujer de edad que nunca se bañó sola sino que hay que bañarla, nunca fue de compras, dice no sentirse capaz de lavar los platos y llama desesperada a quien sea que la ayude porque se le acabaron los platos limpios y por lo tanto, no puede comer. Ella dice tener miedo de todo, y en parte, su Natal lo justifica, pero lo emplea para manipular a los demás.
En efecto, con los años, ella aprendió a transformar sus miedos superlativos en medios de manipulación a sus cercanos. Pero vamos directo al grano, a la solución de los miedos. A propósito del tema, escribí hace tiempo otro artículo al respecto, en este mismo blog: CÓMO SE TRATA EL MIEDO https://www.elsenderodelser.com.ar/2017/06/25/como-se-trata-el-miedo/
Respecto de los miedos, el Dr. Edward Bach (1886 – 1936), cirujano, bacteriólogo y homeópata inglés elaboró lo que hoy se conoce como Terapia Floral, resultando eficazmente rápida y económica. Lo sé porque durante 30 años años he tratado consultantes con problemas dado que soy Terapista Floral y muchos casos de consultorio se han solucionado con éxito en poco tiempo de tratamiento.
El Dr. Bach, un Librano con Ascendente Piscis, utilizó sus conocimientos así como su profunda intuición y psiquismo para clasificar los distintos tipos de miedos, y encontrar las esencias florales correspondientes a los mismos.
Cuando nos sentimos integrados y en verdad parte de la Naturaleza, tanto los animales, los árboles y las plantas nos responden sobre sus propiedades; así se han hecho conocer las características de los “yuyos” que utilizan los aborígenes y los crianceros en el campo.
Así pudo conocer Bach las propiedades de sus 38 flores curativas de los prados ingleses, pero como era médico no podía revelar la fuente de sus conocimientos, porque sería tomado por loco o perdería su prestigio entre los ignorantes colegas de su misma profesión.
Bach catalogó los miedos, a saber:
1 – El Miedo Mímulus, que se refiere a los miedos que sentimos respecto de cosas, personas o asuntos conocidos, para el cual el Dr. Bach recomienda esta flor, el Mímulo.
2 – El miedo Aspen, que representa el miedo a aquello desconocido, inmaterial, etéreo. Como por ejemplo, quien tenga miedo de un fantasma o de algún alma en pena, y para ello ayuda la esencia del Álamo Temblón, cuyas hojas son verdes por arriba y completamente blancas por debajo.
3 – El miedo Cherry Plum, cuando tenemos miedo al futuro o bien, a que algo inesperado nos haga asomar lo peor de nosotros, el Mister Hyde que todo Dr. Jekyll lleva adentro, es decir, nuestra “sombra”. Se trata de un ciruelo de jardín, que ayuda a no perder el control de sí mismo.
4 – El miedo Red Chestnut, que se refiere al miedo que podamos sentir respecto de que a un cercano le pase algo, tal como una madre desordenada viva en temor de que a sus hijos les pase alguna cosa muy perjudicial. Es el Castaño Rojo también llamado Castaño de Indias.
5 – El miedo Rock Rose, que ya toma ribetes esquizofrénicos porque se roza con alucinaciones que producen pánico, tal como la psicosis de guerra. Se trata con el Heliantemo, una flor de cinco pétalos de más de 60 variedades.
Todas estas flores de la campiña inglesa fueron reducidas a esencias a fin de mayor facilidad en su utilización libre por cualquier persona, mediante métodos similares a las disoluciones homeopáticas, especialidad que no es del agrado de los médicos tradicionales, no porque le asignen una falta de eficacia sino porque no les deja los jugosos cheques que los laboratorios les pagan en concepto del ANA-ANA (ver más en Google si se desea conocer este procedimiento) por recetar sus medicamentos artificiales.
Otra causa es porque los pacientes se curan demasiado rápido y los tratamientos son efectivos y económicos, por lo que la industria farmacéutica se ve despojada de sus enormes ganancias ya que pierde clientes en forma definitiva.
Con el fin de que este artículo no se extienda demasiado, trataré cada uno de estos casos con mayor detenimiento a fin de que la comprensión cabal del tema lleve a que el fantasma del miedo se desvanezca, porque conocer implica seguridad y desconocer lleva a la pérdida de ese control que justamente necesitamos para no dejar que nuestros miedos se vuelvan nuestros dueños.
El mejor amigo de nuestros miedos es nuestra propia incomprensión, por lo tanto, la mejor manera de combatirlos es la seguridad de haber abarcado perfectamente la situación o las circunstancias que nos han llevado a sentir miedo.
Aceptar – comprender – superar, ésa es la fórmula que mis Guías me han recomendado.
La comprensión está ligada a la aceptación y cuando hemos aceptado la situación sólo esperamos que pase de una vez y nos libere, o bien se desvanezca y nos deje tranquilos, o bien decidamos tomar el control y el toro por las astas, que es mi actitud preferida por haber comprobado que es la más eficaz.
Mientras tanto, ese miedo puede quitarnos la paz y esa falta de paz nos quitará tiempo, energías y calidad de vida, por lo que es necesario que YA nos pongamos en marcha hacia solucionarlo.
El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo
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