¿POR QUÉ LA ARGENTINA ES UN PAÍS CÍCLICO?
Este post tiene que ver con la fecha de hoy. Argentina tiene su fecha natal astrológica el 9 de Julio de 1986 a pesar de que la semana del 18 al 25 de mayo de 1810 comenzó su proceso de revolución por la independencia, pero ésta se concretaría recién seis años después, como todos los argentinos deberíamos saber.
Esto nos indica que Argentina “nació” bajo el Signo astrológico de Cáncer, regido fundamentalmente por la Luna y en una segunda importancia, por Júpiter. La influencia de estos planetas tiene suma determinación en todos los procesos nacionales, como voy a explicar a continuación, lo que nos va a permitir comprender a este país que para muchos, es incomprensible.
Si comenzamos analizando la influencia de Júpiter (significador de la riqueza y la prosperidad), que en ese momento se encontraba en el primer grado de Escorpio, esto significa que la riqueza del país proviene desde el interior de la tierra.
Lo que nos dice que Argentina no debería apostar a ser un país industrial sino por el contrario, a ser un masivo proveedor de materia prima; los beneficios reales provendrían entonces de explotar la riqueza de su suelo y de su subsuelo: agricultura, fruticultura, ganadería, agua, turismo, minería, petróleo, gas, energías renovables, hasta incluso masa radioactiva para energía nuclear.
El no tener en cuenta estos simples detalles pero tan importantes ha llevado a muy costosos errores y derroches por parte de sus siempre ineficaces gobernantes; esto no puede discutirse puesto que si hubieran sido eficientes, Argentina sería una potencia económica mundial, y claramente no lo es. Júpiter promete mucho pero llegado el momento de la verdad, cumple poco; ¿A alguien le suena eso?
Por otro lado, el estar regido por la Luna significa estar vinculado inexorablemente a ciclos que tienen su frecuencia original en 28 días y fracción, pero que también están relacionados a sus armónicas, es decir, a ciclos de 28 multiplicados por números enteros: 28 días por dos, por tres… por 1.000.
La Luna tiene efectos sobre el costado emocional, por lo que los argentinos sacamos a relucir la bandera para un mundial, para un conflicto externo, pero sin embargo al pasar el momento de emoción, muchos argentinos orgullosos de serlo no cantan el Himno nacional, y tantos otros no lo saben de memoria y solo para cumplir, lo tararean. “¡¡¡Ar-gen-ti-na, Ar-gen-ti-na!!!” de la boca para afuera, pero por dentro: “Mia-mi, Mia-mi, Bra-sil, Bra-sil, Eu-ro-pa, Eu-ro-pa”
Como la Luna es repetitiva en sus ciclos, esto significa que el país va a estar, como puede demostrarse analizando su historia, muy dependiente de estos ciclos repetitivos. Por eso en Argentina todo se vuelve a repetir de una forma o de otra tras cierto número de años, de maneras y condiciones similares, además de tener siempre una economía inestable porque la Luna está permanentemente cambiando de fase y eso determina crecimiento y decrecimiento en forma alternada.
En el campo los agricultores saben muy bien en qué fase sembrar, depende si quieren frutos (luna menguante) o si necesitan crecimiento (luna creciente); pero nuestros Ministros de Economía desde que tuve conciencia (gobierno de Illía) se nota que no se han llenado las manos de tierra, y mucho menos, sembrando.
Esta repetición puede resultar muy buena o muy mala, depende del aprendizaje alcanzado en cada manifestación del ciclo anterior. Como está a la vista, ha resultado muy mala siendo que pudo haber sido muy buena; ¿A qué se debe esta diferencia entre ambos extremos?
La diferencia está en que Argentina es un país sin Resiliencia. La Resiliencia técnicamente es una propiedad que no conserva memoria, porque de ese modo no registra deformaciones: un tornillo se estira durante la zona elástica pero regresa a su estado original cuando deja de estar tensado.
La Resiliencia es una propiedad que permite soportar las crisis y retornar al estado anterior sin registrar alteraciones. Sin embargo, la Psicología ha adoptado este concepto pero con una diferencia: SIN deformaciones pero CON aprendizaje, es decir, CONSERVANDO MEMORIA de lo sucedido pero sólo para no repetirlo y adquiriendo APRENDIZAJE de cada evento.
Por supuesto que esto no puede ser adjudicado al país sino a sus pobladores; digamos, A LOS ARGENTINOS, al menos en su gran mayoría.
Para entender mejor la Resiliencia, debe pensarse en cómo una esponja regresa a su estado original luego de haber sido apretujada; a lo que debería agregársele la capacidad de aprender de la experiencia cuando tratamos a la Resiliencia desde el punto de vista de la Psicología.
Bien, pues Argentina, o los argentinos, no mostramos interés en aprender del pasado; no nos cautiva mirar para atrás y reconocer los errores. Y más triste aún, ningún gobernante ha mostrado ser capaz de aventurar el futuro del progreso del país, siendo que tiene inmejorables condiciones para ello dado que al estar regido por la Luna, es muy fácil determinar la repetición de los sucesos con la previsibilidad suficiente como para superarlos e incluso, sacar beneficios de ello. En esto consiste la Resiliencia, en un medio de obtener beneficios a través de vencer obstáculos al aprender de ello.
Es decir, por ejemplo, SABIENDO que a partir de tal fecha se va a repetir una situación de “vacas flacas” (dicho argentino que indica pobreza) se hace necesario preverlo y acumular recursos mientras las vacas están gordas, para superar esa eventualidad.
Pero tales conceptos tan sencillos son reiteradamente ignorados o menospreciados por nuestros administradores nacionales que vemos manifestarse por TV como geniales sábeloto y especialistas en opinar sobre la solución de la economía, pero que, cuando tuvieron la oportunidad y fueron funcionarios, no demostraron otra cosa que incapacidad, desidia y mediocridad. Sin nombrar la incalificable corrupción de muchos de ellos.
No busco ofender ni molestar a nadie en particular, no me interesa hacerlo porque no lo considero digno de mí; no pretendo señalar políticos sino que señalo a la política. Simplemente me atengo a los hechos irrefutables de la historia, que me respaldan y que cualquiera puede investigar en Internet si es que con su memoria no le alcanza. Ninguna persona conciente puede negar estos conceptos, porque en la historia están documentados inevitablemente.
Ni el pueblo ni sus sindicalistas ni sus dirigentes, han mostrado capacidad de adquirir Resiliencia, ya que ésta es una condición que no se trae de nacimiento sino que se adquiere a través de la experiencia y del aprendizaje obtenido de hechos anteriores.
No aprender de los errores implica seguir equivocándose y caer una y otra vez en el mismo pozo, con peores consecuencias en cada oportunidad. Representa una actitud sumamente estúpida, infantil y suicida, pero basta con leer los diarios o mirar los noticieros para certificar claramente que por ahí se marcha y que no se muestran intenciones de cambiar.
La posición envidiable de Júpiter en la Carta Natal argentina podría dar al país la riqueza suficiente como para tener y para regalar al resto del mundo; una Argentina poderosa y abundante sería prácticamente inevitable, pero parece que sus habitantes hacen la magia necesaria porque no están dispuestos a dejar que así sea.
Lamentablemente, sólo los extranjeros saben vislumbrar y aprovechar estas condiciones tan notables, cuando llegan al país. Júpiter brinda innumerables y constantes oportunidades que son desaprovechadas por los nativos y capitalizadas por los inmigrantes.
Es la mentalidad del hijo de quien lo tuvo todo versus la del hijo de quien no tuvo nada; el argentino promedio adora la tibieza de su zona de confort, pero no hace nada por conservarla.
Por otro lado, astrológicamente la Luna convierte al país en “madre” del resto de los habitantes del mundo, los atrae, los cobija, los alimenta y los engorda; por eso los argentinos están comenzando a pensar que es por culpa de los extranjeros que al país le va mal.
Pero no olvidemos que la Luna también representa todo lo infantil, lo caprichoso, lo inverso, lo incomprensible, los berrinches, las protestas, las disconformidades irrazonables, la incapacidad de ver los defectos en sí mismo y corregirlos, y sobre todo, en la especialidad para echarle la culpa al otro.
Argentina pretende ser siempre algo que no es, aunque no parece notar que está a la vista del mundo en su verdad desnuda, que por supuesto nadie toma en serio ni respeta. Pareciera que sólo los argentinos se creen su cuentito de que son los mejores del mundo, y eso ya se ha visto en el papelón nacional del reciente mundial de futbol, para tomar una prueba reciente de lo que expreso.
La Luna para nada tiene seriedad ni confiabilidad, salvo en la periodicidad de sus ciclos, en lo cual es muy certera y estricta; pero su luz es totalmente falsa dado que consiste en el mero reflejo de la luz del sol. La Luna es hipócrita, engañosa y traicionera. La Luna encierra secretos que muy pocos conocen, y que si todos conocieran, probablemente no lo soportarían.
Pero sus ciclos son exactos, condición que nunca ha sido aprovechada como ya expresé, por la ignorancia de quienes pretenden ser los brillantes conductores y salvadores de este país que parece disfrutar caminando por el borde del abismo mientras festeja su travesura.
Argentina mantiene su identidad como país sólo porque ninguno de los países poderosos y otros no tan poderosos del mundo ha decidido apropiarse materialmente de ella, por ahora. Pero sí lo hacen a través de préstamos, acuerdos y reglamentaciones, que Argentina debe aceptar porque se comporta como una criatura que no es capaz de alimentarse sola y como la bestia que muerde la mano de quien le da de comer.
Algo muy dramático necesariamente debería ocurrir en Argentina para que su rumbo cambiara, lamentablemente, porque siempre parece que toca fondo pero por desgracia no lo hace ya que Júpiter la protege, y de ese modo, no puede tomar impulso y salir a la superficie a respirar aire puro de una buena vez.
Por otra parte, los desencuentros infantiles hacen que la población sea muy capaz de inventar todas las grietas habidas y por haber, ya que si no existen, pues aquí serán inventadas Made in Argentina, ya que la genialidad argentina es descollante para eso.
Boca vs River, Ford vs Chevrolet, “partido” vs “antipartido”, política vs antipolítica, religiosos vs anti-religiosos, los que tienen vs los que no tienen, siempre parece disfrutarse de esgrimir una grieta irrespetuosa a pesar de que todos conocemos los versos de José Hernández: “Los hermanos sean unidos, porque ésa es la ley primera; tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera”. Y de hecho que lo hacen, con nuestra tierra, con nuestros ríos, con nuestro mar.
Argentina, país cíclico y karmático donde reinan las apariencias más que la realidad, intenta negar las leyes de la periodicidad y el principio cósmico de que “a lección no aprendida sigue otra lección más dura que la anterior”.
Sinceramente, no soy feliz en escribir esto, lo he reflexionado con una mezcla de tristeza y de hastío, pero en el fondo del corazón de cada uno, todos sabemos que lo expresado no es otra cosa que la descripción de nuestra cruda realidad.
Las pruebas están a la vista en “el reino del revés”, aunque siempre encontraremos ciegos muy ciegos justamente porque no hay peor ciego que el que no quiere ver… pero ¿No será acaso éste el país de los ciegos donde el tuerto fue rey?
El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo
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