LA ISLA DE LA DESESPERACIÓN

Vivimos en un mundo de realidad y fantasía donde distinguir la frontera entre ambas es casi imposible puesto que ninguna de las dos corresponde a la verdad. Los seres humanos intentamos sobrevivir en una situación similar a la de Robinson Crusoe, el personaje de fantasía de Daniel Defoe, héroe central descrito en su novela “Sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe”.

El mismo Defoe encarnaba una fantasía puesto que en realidad, su verdadero nombre era Daniel Foe, pero como era inglés y en su idioma FOE significa “enemigo”, para escribir sus libros decidió adoptar el seudónimo de Daniel Defoe, que probablemente se le ocurrió a partir de escribir su nombre como D. Foe.

Hablando de fantasías, tampoco el libro era original pues Defoe había tomado la idea de su relato de la realidad de un tal Alexander Selkirk que un día fuera abandonado por amotinarse en una isla del archipiélago chileno Juan Fernández, y de quien Defoe tomó información; Selkirk fue rescatado 4 años más tarde pero no pudo adaptarse a la vida civilizada, prefiriendo recrear una fantasía similar a su vieja realidad y muriendo refugiado en una cueva parecida a la que había habitado en la isla, ya que no logró adaptarse a las nuevas condiciones del mundo habitado.

Según la fantasía de Defoe, el apellido real del personaje Robinson era Kreutznaer, pero mencionaba que sus vecinos acostumbraban llamar a su familia como Crusoe; es decir, todo esto nos sugiere abundante ficción pero más adelante podremos comparar la similitud de la Isla de la Desesperación con nuestra historia real y fantástica como Humanidad.

Quien haya leído el libro, que era muy popular en las épocas de mi infancia, sabrá que Robinson tras una vida ansiosa de aventuras termina varado debido al naufragio de su barco en lo que él llamó “La Isla de la Desesperación”.

Allí construyó su vivienda precaria a partir de materiales tomados de la isla y de los restos del naufragio, rescatando desde su interior personal todos sus potenciales de supervivencia a fin de no perecer. ¿Tal vez con un parecido a la teoría del “sembrado” de la raza humana sobre la Tierra?

Un día, sorpresivamente llegó a la vida de Robinson un nativo que escapaba de una tribu caníbal y aquél lo tomó en protección dándole el nombre de Friday, puesto que había aparecido un viernes. No abundaré en mayores detalles aunque la historia es muy interesante desde el punto de vista de la autosuperación humana, pero en la novela esto transformó la realidad de Robinson y de su compañero Viernes.

Hay cierto paralelismo en todos los hechos de la historia de la Humanidad, donde se mezcla la realidad y la fantasía, porque justamente vivimos nuestra experiencia en un campo de irrealidad donde se utiliza la fantasía como elemento de manipulación.

Analizando dicha historia de la Humanidad, al final se podrá apreciar el paralelismo mencionado y allí podremos advertir que el nuevo Viernes que llega a la vida de nuestro Robinson asume otras características y la realidad nuevamente supera a la ficción.

Está escrito que durante la Segunda Guerra, la Alemania de Hitler como ya sabemos rompió sus pactos con sus vecinos y avanzó capturando y dominando la mayor parte del territorio de Europa. Adolf Hitler era ambicioso y decidido pero cometió un error muy grave al perseguir a los judíos, dentro de los tantos errores a los que lo llevó su terquedad Taurina.

Esto fue que subyugado por la apariencia de los seres especiales con quienes estableció contacto, decidió como conveniente eliminar a los negros, extranjeros y judíos, porque lo obsesionaba la idea de establecer la supremacía absoluta de la raza Aria.

Si bien “Ario” proviene del idioma hindú y significa “el que nació dos veces” refiriéndose al despertar espiritual que lleva al alma a ser blanca y brillante, puede suponerse que los seres que entrevistaron a Hitler desde el espacio exterior provenían de la Constelación de Aries, siendo su apariencia muy llamativa por ser muy altos, de cabellos rubios, de ojos intensamente azules y rodeados de un aura brillante y poderosa debida a su elevada evolución espiritual.

Estos visitantes hacía milenios que venían interviniendo en la mejora genética de la raza humana nórdica, desde el principio de la existencia de la civilización Lemuriana. Los habitantes de Lemuria eran originarios de un continente que junto con la Atlántida, vivieron en tierras que se hundieron hace muchos milenios bajo las aguas del océano. Los nativos de Atlántida eran de tez más oscura y cabellos color café porque habían sido tratados genéticamente por otra raza ET distinta de la Nórdica.

Inspirado en la raza visitante, Hitler fue tentado por la idea de “purificar” la raza alemana y eliminar a las personas que no mostraban parecido con los integrantes de la raza ET que hoy son denominados como “los Nórdicos”.

Sin embargo, la intención de los ET nórdicos no era sino colaborar compasivamente con la evolución humana, mediante transferencia de conocimientos y la mejora genética del ADN humano; dado que se desplazaban en naves movilizadas por energía nuclear, todo esto llevó a Hitler a un sueño descabellado de “tener su propia raza” y hacerse copia de los adelantos nucleares a fin de imponer al mundo su concepción de “la raza perfecta”.

El mismo Hitler no se parecía a su ideal, pues no pasaba de los 1,75 m de estatura y su nariz era típicamente germana a pesar de tener ojos claros, y además su cabello no era rubio y su apellido familiar era Schickelgruber pero al ser su padre adoptado, heredó el apellido Hitler. Nuevamente el enfrentamiento entre fantasías y realidades.

En su juventud Adolf era pintor y artista pero no logró ser reconocido, y esto sumado a la crisis económica europea, lo llevó a pasar grandes necesidades económicas pues quedó huérfano a los 18 años; de hecho el análisis de su Carta Natal revela gran inclinación por el arte y la pintura.

La primera vez que estudié su Natal noté que en él se destacaban principalmente estos rasgos, aunque hay escondido allí un trasfondo de obsesión y resentimiento. Esto justifica su afán posterior de secuestrar cuanta obra de arte encontraban sus tropas al invadir distintas ciudades y países.

La cuestión es que Hitler, como nativo Taurino, poseía un gran poder de valoración de la belleza y del oro (a Tauro lo rige Venus, significador de belleza y riqueza) y en sus delirios de fantasía imaginó un mundo distinto y superior, al que se propuso alcanzar de cualquier forma que fuera posible y que su caracter psicopático y obsesivo se lo permitiera.

Para su disgusto, en esa época gran parte de Alemania estaba habitada por ciudadanos de religión judía y eso lo molestaba sobremanera, pues este grupo étnico no parecía estar dispuesto a someterse a sus intenciones ya que su religión les daba la fortaleza necesaria para resistirse y mantener sus costumbres y conocimientos tal como lo venían haciendo desde siglos.

Estos conocimientos hebraicos hay que reconocer que siempre fueron muy profundos debido al dominio de la Cabalah y los secretos guardados en la Toráh, valores que apoyan hoy a la Astrología occidental profesional debido a las analogías que tienen las Sephiras del Árbol de la Vida con las energías planetarias que siempre dieron sustento a la Astrología, muy preservada y reconocida desde siempre tanto entre religiosos como integrantes de las Logias Secretas de Alemania.

Dejando por ahora los ideales de Hitler respecto a la mejora de la raza alemana, para lo cual intentó burdamente copiar los experimentos en genética y los adelantos en el empleo de la energía nuclear de los ET Nórdicos, procederé  a describir sus planes de “colonización” del mundo.

Para ello Hitler necesitaba adquirir un elemento de poder indiscutido que le ofreciera primacía para hacerle frente al resto de la Humanidad, y por eso recurrió a reunir, en muchos casos por la fuerza, a todos los mejores científicos disponibles en esa época en Alemania. Esto catapultó al país en cuanto a adelantos tecnológicos con respecto al resto del mundo, sumado a lo que pudo obtener de origen extraterrestre.

Lamentablemente para Hitler muchos de estos científicos eran judíos, y uno de ellos en particular resultaría fatal en su perdición: el físico Leó Szilárd, un científico de origen húngaro radicado en Alemania pero que se había trasladado desde Budapest debido a las limitaciones de perfeccionamiento que encontraba en las universidades húngaras.

Capaz de comprender los poderes de la nueva era, Hitler estaba al tanto de los descubrimientos de la fisión nuclear y de la enorme liberación de energía que ello traía consigo pues se mantenía informado de todos los descubrimientos e ideas concebidas por científicos contemporáneos de Europa.

Su idea básica era construir una “super arma” apoyándose en el espíritu de los creadores del enorme cañón “Gran Berta” diseñado en la Primera Guerra mundial que alcanzaba casi 13 km con un obús explosivo de 42 cm de diámetro, pero que no podía atravesar el ancho del Canal de la Mancha y llegar a alcanzar a Gran Bretaña.

Con el tiempo Hitler comprobó la baja efectividad de los misiles V1 y V2 puesto que éstos explotaban a metros bajo tierra y a pesar del avance en la tecnología de impulso por reacción, todo esto hizo que Hitler buscara algo más ominoso, que aterrorizara a los ingleses y a los rusos de forma que capitularan sin condiciones puesto que él comprendía que no le bastaban sus recursos militares y que no disponía de la cantidad necesaria de hombres para ocupar tanto terreno enemigo.

El Führer (jefe), como él gustaba de autodesignarse, también se inspiraba en la ficción del escritor inglés Herbert G. Wells que en 1914 había escrito el libro “Un mundo liberado” en el que su visión futurista le había permitido imaginar en la ficción el uso progresista de la energía atómica en el beneficio de la humanidad.

Aunque más tarde, horrorizado, Wells comprendió que de existir en forma concreta esa energía se podría utilizar también para construir un arma aterradora, y si bien fue el primero que concibió dicha idea, esto se difundió más tarde motivando que Hitler pensara en construir la super “arma secreta” atómica que apoyara sus fines.

Por otro lado, la física Lise Meitner (de ascendencia judía) y los químicos Otto Hahn y Fritz Strassmann, en su laboratorio de Berlín habían ya descubierto el fenómeno liberador de colosal energía debido a la fisión nuclear, conocimientos que Hitler necesitaba para iniciar la carrera nuclear. Todo se estaba conjugando para dar lugar a los acontecimientos ya conocidos de la Segunda Guerra Mundial.

Entonces fue que un día el físico judío Szilárd se dio cuenta de las intenciones de Hitler y huyó a EEUU a advertir a los Aliados sobre el peligro que se estaba gestando en la Alemania nazi, colaborando a su vez en trasladar de Alemania a muchos otros colegas y estudiantes de Física.

Nadie conocía en América a Szilárd y sus probabilidades de comunicarse con la Presidencia eran nulas; además, su relato se asemejaba más a la ficción que a la realidad, por lo que sonaba poco creíble. Pero sin embargo otro exiliado voluntariamente, también judío alemán que había sido su profesor, Albert Einstein, dio credibilidad a su idea y dado que él sí tenía posibilidades de llegar a Franklin D. Roosevelt, le facilitó el contacto y así fue entonces cuando en agosto de 1939 se comenzó a desarrollar en EUU las investigaciones que se dieron en llamar Proyecto Manhattan puesto que en dicha isla se iniciaron.

Sabido es que otros alemanes como Planck también se unieron a científicos famosos como Maxwell y Rutherford en esta nueva especialidad, cuyos conocimientos apoyaron al norteamericano Julius Robert Oppenheimer (considerado como el padre de la bomba nuclear) en el desarrollo de Trinity , la primera bomba experimental que EEUU detonara a prueba en el Estado de Nuevo México, en julio de 1945.

Mientras tanto, las deserciones de muchos de los físicos judíos alemanes estaban retrasando el proyecto de Hitler; dado que EEUU trabajaba intensamente en el desarrollo de la energía nuclear, la competencia fue dada en llamarse secretamente como “la carrera nuclear”.

Como es su costumbre, los estadounidenses arrojaron un manto de engaño cuando pretendieron hacer creer al mundo que invadían Europa con el fin de ser los héroes salvadores de Inglaterra y Francia contra la opresión nazi. Ésa era la pantalla perfecta, siendo que en realidad buscaban el necesario apoyo de los europeos para llegar cuanto antes a tomar Berlín antes que los rusos, que era su verdadero objetivo.

Cuando lo lograron en su carrera angustiosa, al llegar primero se hicieron del resto de los científicos, los proyectos y la información, y los llevaron secretamente junto con oficiales nazis a EEUU a colaborar en el proyecto que Oppenheimer estaba desarrollando en Los Álamos, un pueblo fabricado en el desierto para mantener la actividad en secreto, tal como se estila en el país del norte.

Finalmente, en agosto de 1945, lograron lanzar las primeras bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki, en el supuesto propósito  justificado de finalizar con la guerra pero en verdad constituyó en una prueba nuclear real sobre el terreno para verificar además el efecto sobre las construcciones y el daño en los seres humanos. EEUU sólo disponía de Uranio 235 para dos bombas más, cosa que los japoneses no tenían conocimiento y entonces se rindieron pensando que su país iba a ser barrido del mapa.

Más tarde, “compasivamente”, miles de investigadores médicos llegaron de inmediato a Japón tras la rendición declarando la intención de ayudar a los heridos pero en realidad lo que buscaban era lograr detalladas estadísticas y estudios sobre los resultados de la radiación desatada por sus bombas.

Del mismo modo y con idéntica perversa intención el gobierno de EEUU proveyó a Inglaterra de armamento de última generación en 1982 para ser puesto a prueba y ensayado en las Islas Malvinas contra el ejército argentino, así como utilizó la pretendida excusa de la existencia de armas de destrucción masiva para intervenir en la guerra de Iraq a fin comprobar en el teatro de guerra la real eficacia de sus Lockheed F-117 furtivos, supuestamente invisibles al radar.

Incluso ronda la teoría de la existencia de un Portal Cósmico en Iraq que los norteamericanos tienen mucho interés en investigar como punto de comunicación con otras galaxias, que sería uno de sus principales motivos de invasión a Medio Oriente además de su interés en controlar el flujo petrolero.

¿Realidad o fantasía? La historia ha demostrado que la Realidad es hija de la Fantasía, por lo que cuando aparece la fantasía, es de esperar que en algún momento fructifique en realidad.

A partir de 1945, como resultado de estas explosiones nucleares y tal como lo trato con más detalle en otro artículo posterior, a fuerza de “fogonazos” la Humanidad logró hacer notar su avance tecnológico en la galaxia, y de esa forma se dio comienzo a la frecuente visita de naves ET de toda clase de razas para investigar qué estaba sucediendo en este punto perdido en el Cosmos, la Isla de la Desesperación de Robinson Crusoe, como podríamos hoy denominar al planeta Tierra. Fue entonces que aparecieron masivamente los “Viernes” a cambiar la vida de Robinson Crusoe.

La Humanidad, llevada inconscientemente e inductivamente por el descubrimiento de Plutón, asociado con el Plutonio radioactivo, año 1915, lanzó sus bengalas al Universo en Agosto de 1945. Justamente cuando Plutón transitaba por el Signo de Leo donde este planeta ejerce una de sus regencias junto con el Sol, que también rige a Leo.

A raíz de ese gravísimo acontecimiento de muerte masiva y simultánea (como narro en otro artículo), se dio lugar a fenómenos energéticos anómalos que motivaron el contacto ET con los principales gobiernos del mundo y su intervención física, que hasta ese momento era de dominio casi exclusivo de la raza intraterrena Reptiliana.

Esta “luz de bengala” lanzada por auspicio del Sol y Plutón desde la Isla de la Desesperación ha motivado que el planeta Tierra esté rodeado actualmente por inmensas naves de la Federación Interestelar que han logrado hasta ahora evitar la hecatombre nuclear final que hubiera destruido al planeta a fines del siglo pasado, tal como estaba pronosticado por numerosos canales.

Todas las predicciones al respecto se habrían cumplido si no se hubiera desplegado este sistema de protección ET que ha impedido que la locura humana haya desatado ese Apocalipsis tan prometido para la Humanidad. Ahora, para reflexionar ¿Qué apreciación tienes a partir de esta información, sobre lo que es fantasía y lo que es realidad?

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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