¿EXPERIMENTAN EMOCIONES LOS ELEMENTALES?
Los seres Elementales (integrantes de las Tribus de Tierra, Agua, Fuego y Aire) muchas veces suelen encarnar como personas en su afán curioso de experimentar. En estos casos, los que lleguen a conocerlos profundamente, notarán en ellos ciertas características especiales que les parecerán extrañas pero como también estas expresiones forman parte de los comportamientos de la especie humana, posiblemente no se alerten y el Elemental no sea descubierto.
Muchas veces, al cabo de varias reencarnaciones, la convivencia con humanos los lleva a adaptarse al grado de olvidar totalmente su origen, de forma que por lo general ni ellos mismos saben que su esencia no es humana.
No conlleva esto nada peligroso en tanto el personaje encarnado como Elemental no sea llevado a perder los estribos, ocasión en la que sí se volverá peligroso porque no está adiestrado en el proceso de contenerse socialmente como el humano, ni tampoco tiene verdadera conciencia sobre lo que significan los límites éticos, sociales, civiles o penales.
En estas situaciones el Elemental habitando en cuerpo de persona puede llegar hasta a matar como mecanismo de defensa o bien, como expresión de su enojo o de su desencanto, de la forma más expeditiva pero natural porque ellos tienen una conciencia especial y saben que en realidad, no existe la muerte.
Les resulta algo confusa y complicada de entender la forma de comportarse del ser humano, tal como le ocurre a muchas razas extraterrestres, y sólo atinan a copiar “recetas”, es decir, a reconocer cuando es el momento en que se suponen que deben reír o que deben llorar, muchas veces excediéndose en su afán de “parecerse a un humano”. El comportamiento social los confunde y suelen quedar sumamente sorprendidos y frustrados cuando se les llama la atención al respecto, porque a pesar de que han puesto su mejor voluntad, no suelen entienden qué es lo que han hecho mal.
El asunto es que no es sencillo modelar a un humano cuando no se es humano. El ser humano es sumamente controversial e inesperado en todas sus expresiones; puede ser capaz de emocionarse hasta las lágrimas y compadecerse de alguien que sufre, como al contrario, cometer un crimen tal como matar por el placer de hacerlo y sin sentir el menor remordimiento.
Al igual que los animales en la Naturaleza, los Elementales no matarán sin una razón que ellos sientan que lo justifique; el problema es que lo que para ellos es justificable no lo es para el ser humano. Esto desconcierta al Elemental, que no discierne bien las situaciones y cuando pretende copiarlas, no siempre le salen bien. Reconozcamos que ni los mismos humanos logramos comprender totalmente a los demás humanos.
Fallan muchas veces, por ejemplo, intentando expresarse en el amor, en la alegría, en la pena, en la compasión. Un Elemental no siente compasión por otro Elemental; ésa es una cualidad humana, que no deberíamos confundir con el instinto que lleva a un perro a ayudar a su amo si éste se encuentra en una situación de peligro.
Un Elemental no siente alegría o tristeza por la vida, y reemplaza la alegría por la satisfacción de haber realizado su servicio, y la tristeza por el enojo, por ejemplo. No reconoce el estado de felicidad tal como lo hace un humano, entonces lo copia y lo expresa de la mejorforma que puede cuando se supone que es una situación para sentirse feliz; y no siempre le sale bien.
Para que se comprenda mejor, el Elemental es básicamente binario o dicotómico, es decir, tiene dos estados de comportamiento o bien divide lo que vive en dos niveles. Se siente bien o se siente mal; está tranquilo o se enoja. Vive y deja vivir mientras no sea afectado por algo que lo descontrole, sea real o imaginario.
En cuanto a los sentimientos, por ejemplo, no conoce el amor profundo o su elevada expresión espiritual. El Elemental identifica al amor como un profundo apego, y defenderá lo que sea que “ama a su manera”, que puede ser un objeto, un animal, o una persona.
Si le atrae, simplemente se acerca e intenta tomar posesión de ello; esto significa cuidarlo, protegerlo, defenderlo y hacer lo que sea para conservarlo, pero considerándolo como su posesión, en un sentido como cada quien defiende su billetera, por comparación.
Las sirenas, los gnomos, las hadas, los duendes, los genios, por ejemplo, defenderán a muerte todo aquello que consideren su terreno, sus posesiones, o en general, sus intereses. No lo sacrificarán por amor, no lo entregarán por un bien superior para lo que se ama, sino que lo defenderán con uñas y dientes, literalmente.
No lo dejarán ir en aquellas situaciones en que el amor humano renunciaría con tal de que lo amado tenga la oportunidad de estar en una mejor situación; no renunciarán por amor, sino que lucharán por apego, haciendo acopio de todas sus capacidades y artes instintivas.
El Elemental se ríe cuando los demás se ríen aunque no entienda bien porqué ya que no tienen sentido del humor aunque les fascina el uso de la inteligencia humana en una ironía, por ejemplo; también llorarán cuando se supone que la situación es triste y ven que los demás también lloran: el Elemental no quiere ser descubierto cuando tiene conciencia de serlo, y no quiere ser rechazado socialmente cuando no conserva esa conciencia.
Sufre una gran frustración cuando sus mejores intenciones de simular no dan resultado y se desconcierta ante el fracaso. Y ante el caso de duda, permanecerá impasible y atento al comportamiento de los demás, manteniéndose en un segundo plano para observar mejor.
No muestran esa preocupación paternal que el humano tiene con sus hijos sino que consideran a los suyos como seres independientes que recorren su ruta a su mejor entendimiento. Su relación con ellos tiende a ser más intelectual que amorosa; ellos tienen muy grabado el concepto general de Tribu más que de familia. Existe un sentido grupal más que un lazo emocional, del mismo modo que lo experimentan la mayoría de las razas ET.
Este sentido grupal se parece más al orden natural que rige a los peces, a los pájaros, a los insectos cuando se conducen en grupo. Funcionan en “manada” con intereses comunes, y sus mentes, que son inteligentes por cierto, reaccionan en el mismo sentido, vinculadas como un cardumen de peces o una bandada de pájaros.
Comparándolos con los seres ET, también parecen responder a una mente colectiva y unificada en sus intereses, actuando esa mente colectiva con el enorme potencial de la fuerza que les brinda la cohesión de sus intenciones, pero no actúan como familia unida por el amor en la cual un integrante puede entregarse sacrificándose por el bienestar de los demás.
Se destacan en la facultad de “triangular”, es decir, uniendo sus voluntades y enfocándose en una situación o en determinado punto, lo que les da un excelente resultado a un grado que los seres humanos no logramos conciliar porque nuestras mentalidades son sumamente personalistas.
Por ello, cuando se manifiestan en grupo, sus expresiones y su fuerza colectiva tienen un poder mancomunado que difícilmente pueda ser contrarrestado por la fuerza humana; me estoy refiriendo a los campos energéticos que emiten y no tanto a la fuerza física, aunque estos campos tienen un gran efecto sobre la materia, incomprendido por los seres humanos.
Suelen utilizar estos campos irradiados como herramientas capaces de ejercer movimientos físicos, mover objetos, cambiar cosas de lugar y hacerlas desaparecer elevando su vibración de forma que allí están pero las personas no pueden verlas.
El Elemental intentará expresar el sentir equivalente al amor humano como una especie de devoción, como un apego extremo, como una atracción irresistible, que al ser percibida por una persona normal resultará sorprendentemente gratificante al principio pero agobiante después y hasta como el sentir de estar encerrado en una trampa.
Es interesante hacer notar que el Tarot interpreta ese sentir como amor verdadero, ya que es absolutamente sincero, y esto nos muestra que ésa es la forma de amar de un Elemental, que suele tener mayor intensidad que lo que muestra el amor humano.
Sólo que no es amor tal como los seres humanos amamos, pero es su forma de amar, tal como lo describo en los artículos en este mismo blog sobre las situaciones “amorosas” de los Elementales conocidos como Sirenas y su frustración amorosa, en la que ponen en juego hasta su propia vida o la del ser amado.
Esta situación particular que no podemos juzgar con propiedad según nuestros parámetros humanos, los lleva a un estado tal que cuando toman conciencia de su fracaso, les será imposible escapar de tal situación sin poder evitar que se genere en ellos un profundo rencor y una desesperante frustración que motivará al Elemental hacia el otro extremo: el rechazo y el odio profundo que le inspirarán el deseo de hacer desaparecer a la persona de la forma que le sea posible, lo más rápidamente posible.
Esto se traduciría como un tipo de posesión destructiva del tipo “o es mío/a, o de nadie”. Un Elemental “enamorado” hará lo imposible por brindar lo que sea que el objeto de “su amor” le pida o necesite, pero a su vez, esperará naturalmente el respectivo reconocimiento proporcional; de no ser así, se sentirá utilizado, frustrado y abandonado y tal decepción hará que se vuelva ferozmente en contra de quien hubiese elegido.
Esto a veces sucede con las Salamandras, Seres de Fuego que suelen habitar las estufas de hierro, y cuando por alguna razón la estufa no es alimentada, salen enfurecidos a causar destrozos y pueden ser muy peligrosos si llegan a encontrar personas en su camino.
El Elemental expresa naturalmente su manera de amar mediante el servicio, y entiende que es amado cuando siente que se le retribuye en alguna manera que le agrade. Si por alguna razón se dejara de reconocer su ayuda, por ejemplo, un Ekeko habitado que es olvidado y ya no se le brindan ofrendas como cigarrillos, café, golosinas, volcará todo su poder que antes empleaba en custodiar y atraer beneficios al hogar, hacia la destrucción y aún la muerte de quienes fueron sus elegidos.
No les afecta dedicar su vida al servicio de quien veneran, porque a su vez, tienen conciencia muy clara de que la vida no es sólo el período entre el nacimiento y la muerte; ellos suelen vivir materializados hasta cerca de mil años y cuando perezca “su amo” se encerrarán en sí mismos hasta que sean despertados por un nuevo afecto por otra persona.
Para la persona común, estos comportamientos pueden ser catalogados como enfermizos o psicopáticos, pero para el Elemental son tomados con toda naturalidad porque justamente ésa es su manera de amar, si así pudiera ser denominada.
Ellos estarán dispuestos a hacer lo que se les pida o que ellos supongan que debe ser hecho, sin mayores recaudos de si es ético, lícito o legal, lo que los vuelve seres de cuidado en cierta forma pues carecen del concepto de los límites de la vida social humana.
Cuando están encarnados, socialmente no son seres que intenten formar vínculos amistosos estrechos, y cuando se encuentran en un grupo prefieren permanecer a la expectativa, en un segundo o tercer plano, y observar y aprender de las conductas humanas para luego poder emplearlas, muchas veces con la intención de manipular.
Dado que son eminentemente mentales, su inteligencia aguda les facilita enormemente la capacidad de manipulación. Muchas veces, ante una reacción humana inesperada como sufrir y llorar, este comportamiento los deja perplejos cuando no entienden la razón debido a su limitada capacidad emocional, pero sin embargo observan atentamente las actitudes y el entorno para luego poder reconocer las situaciones y comportarse acorde con ellas.
Ellos son eternos “buscadores de recetas de comportamiento” a fin de camuflarse entre la sociedad humana; en este sentido, son imitados por los extraterrestres hibridados que circulan entre nosotros, que tampoco desean ser señalados como distintos e identificados.
En ocasiones, cuando he tenido sospechas, los he descubierto fácilmente generando situaciones supuestamente cómicas en las que una persona normal no encontraría causa para reírse pero ante la insistencia de mi risa, han respondido con la suya porque “se supone que es una situación para reírse” y por nada del mundo ellos se perderían la oportunidad de asimilarse y acoplarse a la situación del momento, aunque no entiendan qué hay de gracioso que motiva la risa de la otra persona.
Ellos no sienten alegría de vivir como los humanos; ellos simplemente están tranquilos y a gusto, en paz, o de lo contrario, enojados. El enojo principalmente proviene de situaciones en las que no han sido convenientemente festejados y reconocidos a pesar de haber realizado los servicios que se suponía que debían realizar; en esa oportunidad, se retraen y se encierran en sí mismos.
Cabe reconocer que son ilimitadamente serviciales pero siempre y cuando sean apropiadamente reconocidos y compensados.
No sienten pena, no hay dolor sentimental ni tampoco sentimientos de culpa, dado que ellos hacen lo que se supone que hay que hacer, sin importar las consecuencias. Algo así como “Había que hacerlo, pues, se hizo y punto”. Su comportamiento es muy similar al del psicópata, pero en lugar de intenciones perversas y gratuitas, ellos sólo actúan por reacción, utilizando sus ancestrales mecanismos de defensa.
Si no se provoca su malestar se mostrarán en paz, pero si sienten que son agredidos entonces reaccionarán y no de formas civilizadas ni teniendo consideración alguna, ni contemplación ni comprensión ante una disculpa o una acción cometida por distracción. Su lema parecería ser “el que las hace, las paga”, sin atenuantes ni inimputabilidades.
En ocasiones, el afán de experimentar y aprender de distintas situaciones lleva a estos seres a caer en la promiscuidad, de forma tan natural y sin sentir remordimientos, que no manifiestan sentirse culpables porque no comprenden en qué pueden haber perjudicado a la otra persona, a su pareja o a la sociedad, dado que ellos simplemente consideraban estar experimentando y aprendiendo sin intenciones de hacer daño a nadie.
Esto es razonable porque no comprenden los sentimientos humanos al grado de darse cuenta que si caen en la infidelidad, su pareja se sentirá emocionalmente lastimada; en otros casos tampoco les afectará la infidelidad del otro pero inteligentemente utilizarán la situación para negociar sus derechos a hacer lo mismo, libremente.
Les he escuchado decir: “Con tal que a la noche duerma en casa y cumpla con sus deberes económicos, no hay problemas”, lo que evidencia que en este caso hay una adaptabilidad notable unida a una absoluta falta de sentimientos.
Tampoco tienen en claro ciertas sutilezas como la dignidad, el honor, la compasión, la lealtad. Lo mencionado supera sus capacidades de comprensión, al grado de preguntar ingenua y legítimamente: “¿Qué significa eso?”. Ellos en realidad no comprenden la dignidad porque en su naturaleza, la indignidad no existe, dado que esa es una característica humana, así como tampoco comprenden el honor porque no conciben qué es el deshonor.
La compasión tampoco es de moneda corriente entre ellos dado que saben que en la Naturaleza las cosas no suceden porque sí, y además aceptan naturalmente la Ley del Karma, ya que saben que a una acción corresponde una reacción a su medida, y con estos principios, cada uno que aprenda lo que debe aprender, siendo indiferentes al sufrimiento que se presente en dicha situación.
En ese sentido, las personas han deformado su conducta humana al grado de corromperla, hacerla deshonorable y busca por ignorancia evadir una Ley justa y proporcional como la del Karma, lo que vuelve a los Elementales incapaces de comprender dichas desviaciones que en su mundo natural no pueden ni siquiera ser concebidas.
Al igual que las tribus ET, existen ciertas características netamente humanas que no pueden comprender, tal como por ejemplo, que una persona asesine a un semejante por el sólo hecho de satisfacer sus necesidades enfermizas, o en una guerra en la que la mayoría de las veces un soldado mata por obedecer una orden y sin conocer a su enemigo ni tener animosidad en su contra: “Nada personal, te asesino porque me dieron esa orden”.
La presencia de seres Elementales así como de Híbridos enriquece a la especie humana en su variedad; los Elementales pertenecen a la Naturaleza terrestre y los Híbridos con genes ET mejoran las características evolutivas humanas.
No deberíamos preocuparnos por ellos, sí en cambio debería movilizarnos la decadencia moral y espiritual en la que una inmensa mayoría de nuestra especie está hoy demostrando hundirse voluntariamente hasta el cuello, autocalificándose además como “evolucionados y revolucionarios” intentando vendernos un relato que repugna de sólo tenerlo en cuenta.
El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo
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