¿POR QUÉ LA GENTE HOY ESTÁ REACCIONANDO TAN MAL?

Todos podemos ver hoy en día que muchas personas en la calle, en el trabajo, a veces en la misma familia, suelen reaccionar de forma explosiva cuando uno menos se lo espera y por motivos que no justifican una reacción semejante. El fenómeno es algo así como que si hubiera una energía apenas contenida a flor de piel que puede surgir de pronto ante el mínimo estímulo que se presente; parece que todo el mundo está hipersensible, tensionado, molesto.

Esto tiene una explicación que llama a la reflexión dado que los resultados de la administración y manejo de esta energía pueden terminar siendo tanto muy benéficos como muy perjudiciales para nosotros, eso dependiendo de la captación, la inteligencia y la capacidad de discernimiento que presentemos ante los conflictos que ocurren a menudo.

Por ejemplo, a través de varios de mis artículos el lector puede observar que considero permanentemente a la mujer como un elemento muy valioso y respetable en nuestra sociedad debido a su gran capacidad de resolver problemas cotidianos que a veces a un hombre podrían llegar a desesperarlo, y también a sus capacidades especiales respecto de la maternidad y sobre todo de la posesión natural femenina de una sensibilidad acentuada que pocos hombres suelen tener. No pretendo con esto ni tomar posición feminista ni machista porque ambos extremos tienden a resolver la sagrada colaboración en equilibrio entre ambos géneros, que cuando se logra, es maravillosamente efectiva en cuanto a sus resultados.

Pero debo ser honesto en manifestar que observo que la mujer últimamente se ha tornado sumamente conflictiva, mucho más que el hombre, y voy a dar la explicación de las razones y además, voy a presentar la fórmula para que de ello se obtengan beneficios en lugar de litigios y pérdidas.

Tengan paciencia las damas, antes de saltar de la silla por lo de “conflictivas”, ya que si interpretan correctamente lo que pretendo expresar van a comprender perfectamente las razones, lo que posiblemente les resultará conveniente asimilar y resolver en forma beneficiosa.

Muchos ya se han dado cuenta de las pulsiones a las que cada día estamos más sometidos, sobre todo aquellas personas, hombres y mujeres, que poseen cierta sensibilidad más acentuada de lo normal que lo que se observa en las demás personas.

Estas pulsiones son de tipo energético, es decir, vibracional. Y eso se debe a que estamos en mitad de un campo de batalla, en medio de una guerra cada vez más cruenta y exigente, a pesar de que aparentemente todo continúe de la forma habitual, absolutamente condicionado y silenciado por los medios de comunicación que ya se sabe que están totalmente manipulados por ese “establishment” que mencionara Donald Trump.

Parte de esas pulsiones llegan desde los mensajes subliminales de nuestros teléfonos móviles, desde los programas de televisión, desde los medios informativos y aún de aquellos mismos individuos que a su vez han sido manipulados. Razonemos que si solamente escuchamos las buenas noticias, concluiremos seguramente que el mundo está constituído por un lecho de rosas y aromas exquisitos, siendo que sabemos muy bien que no es así. Pero hay un manto de inducciones destinadas al control mental de las masas; quien quiera informarse más guglee “MK-ultra” o busque en YouTube videos al respecto. Hay suficiente y abundante información variada que cualquiera puede comprender si lo desea.

Las inducciones de energía que nos llegan a los habitantes de la Tierra son de dos tipos antagónicos: la oscura provocada a fin de generar división y conflicto, y la luminosa destinada a despertar el verdadero amor por lo sublime que nos ha creado. La primera espera despertar lo peor de nosotros y la otra, pretende ayudarnos a tomar conciencia de nuestra verdadera identidad; ya lo he expresado extensamente en otro artículo: somos reyes que vivimos como esclavos.

Por un lado, los poderes nefastos y controladores que desde siempre han regido este planeta están permanentemente bombardeándonos con el propósito de  desequilibrarnos y de esa forma, lograr siempre estar ellos un paso adelante a fin de sacar rédito de nuestros errores y conductas inapropiadas. Con ese fin se estimula el creciente desarrollo de los conflictos religiosos, políticos, sociales, económicos y aún, del desarrollo de nuevas enfermedades y el auspicio de la contaminación del agua y del aire, de las pestes, de los alimentos antinaturales, de los transgénicos y el favorecimiento hacia la mala salud de la gente.

El sufrimiento humano ante el dolor y la enfermedad, como ya explicara en otros artículos, son el preciado recurso que absorben energéticamente de nosotros las entidades vampirezcas cada vez que nuestras sensaciones de angustia y estados de ánimo desbordados colapsan y dan lugar a situaciones de enfrentamiento entre nosotros mismos, los humanos, que en lugar de dividirnos y luchar entre nosotros mismos deberíamos reconocer al verdadero enemigo y con solamente dejar de hacerle el juego, ya estaríamos debilitándolo y llevándolo a su neutralización.

Obviamente, observando el caso general de que la mujer suele estar dotada de una sensibilidad mayor, estas radiaciones energéticas malignas son recepcionadas y sufridas con mayor intensidad y sin poder reconocerlo, es cada día más frecuente la explosión de sus estados desequilibrados ante la menor situación de conflicto en lugar de utilizar su ancestral habilidad en resolverlos de forma sutil, conveniente, pacífica y beneficiosa.

No significa esto que el hombre no esté sometido asimismo a estas radiaciones nefastas, sino que por lo general el hombre no toma la debida conciencia de ellas y normalmente responde cuando se siente mal con un negativo encierro personal y mal humor, aunque a  veces con violencia hacia lo que interpreta que genera su malestar: ya sea la mujer o lo que tenga más cerca.

¿Por qué en tantas ocasiones sobre la mujer? Porque alcanza a percibir en ella los estados finales aún cuando no es capaz de tomar conciencia que en realidad, ella también está sometida al mismo malestar pero que aún, lo sufre más que él debido a su mayor capacidad de percibir. Pero en lugar de comprenderse y asociarse entre ellos para contrarrestar esta invasión de “malas ondas”, ambos le hacen el juego a los propósitos de quienes las provocan: dividiéndose, rechazándose y enfrentándose.

De esta forma, se favorece el maltrato que la mujer acusará desde el hombre como físico, y que el hombre percibirá desde la mujer como problemático, conflictivo e insoportable. Es fácil ver en TV que hoy las periodistas mujeres muchas veces no permiten expresarse a sus colegas masculinos, superponen sus voces más agudas sobre las de ellos y cuando toman un tema, se extienden de manera interminable. Eso es agresión también, eso es violencia muy molesta a la que nos someten que cuando la percibo me hace cambiar de canal porque me desagrada.

Considerados como sistemas vibratorios específicamente, la mujer tiene mayor capacidad de absorción y emisión de estas radiaciones negativas, y al ser más sensible al desequilibrio, lo acusará de inmediato. Del otro lado, el hombre al no ser tan capaz de reconocer el verdadero origen del malestar, identificará en las mujeres alteradas el conflicto y reaccionará en consecuencia, ya sea tanto alejándose como agrediéndolas porque a su vez él se considera agredido y acorralado por la mujer en lugar de discernir que es la vibración negativa la que desequilibra a ambos.

Justamente en eso se basa la estrategia de la élite mundial, en hacer que entre nosotros mismos nos dividamos, para hacer que sea más fácil conducirnos. Cuando se percibe que alguien quiere conducirnos, automáticamente deberíamos rebelarnos y buscar ser suficientemente aptos como para tomar nuestras propias decisiones, y en todo caso, si nos equivocamos eso puede servirnos como aprendizaje, pero lo ideal es no ser cordero de nada ni de nadie. Solamente deberíamos escuchar a los susurros del Ser Superior de cada uno o a los consejos de sus Guías espirituales.

Regresando al tema, claro que si se tratara de un soltero que tiene a un perro como mascota, al estar al borde del desborde, lo alterará un ladrido del mismo y como no tiene a su lado a una mujer para confrontar, la patada se la llevará el pobre perrito o también puede ser que se desahogue con el desaprensivo vecino que dejó su auto mal estacionado frente al garage del primero, pero que en este caso la tiene bien ganada.

Pero por otra parte, estamos desde hace algunas décadas, siendo irradiados desde el Centro de la Galaxia por una energía de amor y conciliación destinada a hermanarnos con nuestros congéneres, con nuestro entorno planetario y con el TODO universal.

Estas dos radiaciones son antagónicas, la nefasta (más cercana al planeta y en su mayor parte procedente de la base ET lunar) pretende desequilibrar al ser humano a fin de que no vibre apropiadamente como para recibir la segunda. Esta es la razón de que cada día aumente la violencia, la delincuencia, el maltratro, la agresión, la inseguridad; los mayores añoramos aquellos días en que podíamos dejar la bicicleta en la puerta de casa, cuando no existía la necesidad de alarmas ni de cámaras de vigilancia, rejas, ni alertas sobre peligrosos delincuentes sueltos.

En aquella época cuando los matrimonios duraban toda la vida, cuando los alumnos respetábamos y queríamos a la maestra como nuestra segunda mamá, cuando las maestras y los maestros no abusaban de los niños ni intentaban lavarles el cerebro con tal o cual orientación política. Cuando el cura de la iglesia del pueblo era nuestro confidente y nuestro amigo en caso de problemas, y no el violador de nuestros hijos; cuando el policía de la esquina era una autoridad que inspiraba respeto y seguridad, que nos permitía dormir tranquilos en las noches pacíficas y a quien preguntábamos con toda confianza cuando necesitábamos orientarnos hacia una dirección, barrio o medio de transporte.

Todo eso ha ido cambiando a medida que las radiaciones comenzaron a llegar a la Tierra. La benévola, llega a fin de traernos Luz y como muestra de que ya llegó el tiempo de madurar y tomar conciencia porque se vienen tiempos de definición, y la malévola con el fin de mantenernos encerrados en la oscuridad de forma que ignoremos a la primera y continuemos siendo sus esclavos a pesar de todo.

Estas inducciones antagónicas al generarse el natural enfrentamiento entre ellas, afectan sobre todo a toda aquella persona que se encuentre de por sí, fuera de su centro, o al menos, no alertada. De esa forma es que nos sentimos tironeados en sentidos opuestos y explotamos contra lo que más cerca tengamos: nuestra pareja, nuestros familiares, nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo, o la primera oportunidad que nos ofrezca aquél que nos confronte en la calle.

Ése es nuestro mundo actual, al que ya no soportamos y que en definitiva, al ser el planeta nuestra Madre, destruímos pretendiendo negar nuestro origen, indolentemente contaminamos, desforestamos y maltratamos como descargando en el planeta nuestro rencor y las consecuencias de nuestro malestar. Y sin saber que en realidad la Tierra lo absorbe porque el planeta sobre el que vivimos representa una enorme memoria RAM (donde podemos escribir nuestra historia) que registra hasta el mínimo pensamiento y la menor de nuestras vibraciones, sean de amor o de odio.

Por todas estas causas la gente en general hoy está reaccionando mal. Ahora, sería interesante además de conocer las causas que nos están deteriorando, poder averiguar la forma de neutralizar dichas radiaciones y aún, de beneficiarnos de ellas. Alguien se alertará pensando: “¿Cómo podemos beneficiarnos de aquello que está siendo generado para nuestro mal?”. Bien, hace 200 años había muy pocos individuos que conocían los beneficios de vibrar en consonancia y sintonía con el Cosmos. Hace 100 años, ya eran bastante más. Hoy, la situación actual nos lo presenta como única opción, de forma que TODOS tenemos la oportunidad (y la necesidad) de elegir el camino de la superación y la evolución hacia lo Supremo, porque aún más que una elección, se ha convertido en una única opción de supervivencia. O de lo contrario, podemos elegir atenernos a las consecuencias de mantenernos estáticos.

En la vida hay una ley inexorable que indica “Elige: cambias, o mueres”, de la cual nada ni nadie puede hacerse inmune. No podemos ignorarla, por lo que sólo queda CAMBIAR. Mejorarnos, equilibrarnos, sanarnos, tomar conciencia de lo que somos internamente y de lo que existe externamente, más allá de la punta de la nariz. Por tal causa, bienvenido entonces el descontrol, el caos, los conflictos, porque son ellos los que nos están indicando que llegó la hora imperiosa de elegir y movilizarnos hacia un cambio benéfico para nosotros mismos.

No es otra cosa que el Apocalipsis de lo antiguo, de nuestra amada Zona de Confort, de nuestros viejos parámetros ya inservibles, de nuestro autoencierro en nosotros mismos pensando que “estando bien yo, ya es suficiente”, y también, que estando peor nuestro entorno, entonces “yo estoy mejor o estoy menos mal que ellos”. Se trata del apocalipsis de nuestra vieja mentalidad, de nuestra cómoda conformidad, de nuestro peligroso y equivocado deseo de que nada cambie ni interrumpa nuestro bienestar permanente, de nuestra esperanza de que nada suceda para que sigamos bien.

Resumiendo entonces, está en cada uno hacerse eco de la vibración que mejor le resuene o revolverse furioso en contra de ella; sin embargo, desde pequeño recuerdo que había un viejo dicho español que rezaba: “Es inútil dar coces contra el aguijón” y al menos yo, considero que es muy aplicable justamente en este momento cuando en general, está a la vista que hoy la gente está reaccionando muy mal.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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