VALORAR TU SENSIBILIDAD
La palabra sensibilidad proviene de “sensible”, y sensible, de “sentir”. Es decir, es una capacidad para percibir a través de los sentidos, pero también cierta propensión de las personas a sentirse movilizados ante valores espirituales, emocionales, sentimentales, o referentes al arte o la belleza. También desde el punto de vista espiritual, sensibilidad implica cierta facilidad para la percepción extrasensorial, tal como la que es desarrollada por parapsicólogos y clarividentes, llamada en este caso, sensitividad.
Sin embargo, livianamente se da la confusión de asociar “sensibilidad” con otras características humanas no tan sutiles, como ser “hipersensibilidad”, “debilidad” o bien “falta de carácter” o por el contrario, “carácter de reacción intempestiva” (al sentirse herido) que no tienen nada que ver con la sensibilidad y simplemente son distorsiones negativas.
La Sensibilidad, para ser expresada libremente es necesario que esté acompañada de Fortaleza interior, de temple, de fibra interna, de control, de seguridad en uno mismo; de no ser así, se caería en la “sensiblería” o en el caos del desequilibrio emocional en el cual la persona pierde el control embargada por sus emociones.
La persona sensible es capaz de notar, percibir y recordar detalles que pueden afectar su estado de ánimo, llegando a agotar su energía cuando se satura de estímulos espúreos, o sea, distorsiones que no suelen ser captadas por otras personas, o bien, no les dan la importancia que sí afecta a la persona sensible. Para dar un ejemplo, podríamos imaginar lo que podría sentir un maestro de piano escuchando a una murga popular desafinada y grotesca.
Resulta una virtud ser sensible, siempre que esa misma sensibilidad no nos haga daño, y tampoco dañe a las personas de nuestro entorno cuando esta sensibilidad lleva a reacciones desesperadas. En tales casos sería deseable que nuestra sensibilidad nos llevara a elevarnos espiritualmente, en lugar de impulsarnos a reaccionar en forma brusca contra aquello que podamos interpretar como que nos hiere íntimamente.
La sensibilidad, en lugar de debilitarnos, debe enriquecernos, y por lo tanto, brindarnos elementos para fortalecernos y sostenernos, a la vez que amplía nuestro campo de percepción y nos brinda la capacidad de experimentar nuevas y sutiles experiencias. Sin embargo, muchas veces la sensibilidad se confunde con hipersensibilidad; la persona hipersensible, en lugar de mostrar fortaleza interior, solamente muestra su fragilidad cuando reacciona en descontrol porque se siente atacada. La hipersensibilidad es una deformación exagerada de la sensibilidad, que paradójicamente, no permite que la persona disfrute de su sensibilidad.
Todo esto, si nos vigilamos en nuestras reacciones, las mismas nos significarán una excelente herramienta para detectar inequívocamente en nosotros mismos la carencia de control, en cuyo caso no podemos evitar exteriorizar nuestra debilidad interior o las huellas de una vieja herida emocional.
Es el caso en que a la persona todo le llega de una manera en que siente que debe ponerse a la defensiva, revolviéndose como el gato al que le han pisado la cola; porque como muchas veces he mencionado, la persona “se siente” atacada, que sería algo muy distinto a que objetivamente, esté siendo atacada en realidad.
Esto se evidencia en las redes sociales y en las comunicaciones en mensajes por celular, donde están faltando componentes adicionales a los que los seres humanos hemos estado acostumbrados y que nos permiten distinguir la actitud del otro, como desde siempre han sido: la imagen y el sonido. Inevitablemente, esto en algún momento llevará a una mala interpretación. Y de allí, al disgusto y a la mala reacción, hay sólo un paso.
A través de los años de experimentar conmigo mismo, he descubierto la inmensa sensación de libertad que permite soltarse a la sensibilidad, abrirse a la percepción, pero es necesario siempre que detrás exista la seguridad interior de que nada puede dañarnos a menos que se lo permitamos. Muchas veces he recibido un insulto contando luego hasta diez a fin de interpretar apropiadamente de qué se trata el juego y enfrentándolo finalmente con una sonrisa, para luego comprobar que esa sonrisa desconcierta a quien me insulta a fin de desequilibrarme.
Es necesario ser valiente y estar muy seguro de sí mismo para no reprimir nuestra sensibilidad, pero también resulta una hermosa posibilidad de integrarnos a sentir distintas tonalidades en este mundo de sensaciones.
Sin embargo, esa sensibilidad puede conducirnos a dos actitudes distintas: al encierro en nosotros mismos y al alejamiento del medio social, lo que constituye un autobloqueo (representado en el Tarot por el Ermitaño invertido) o bien, a una gran creatividad que puede ser expresada materialmente o también dirigida hacia el descubrimiento de nuestro interior (el Ermitaño derecho). En tal caso, habremos descubierto una fortaleza interior que permanecía ignorada pero que la movilización causada por nuestra sensibilidad, nos llevó a encontrarla.
Es muy importante tener en cuenta que nada puede afectarnos si no le permitimos que lo haga. Está en nuestro albedrío tomar la posición de la víctima o la del triunfador. Sólo somos nosotros quienes permitimos que llegue o que no llegue a nosotros, así como podemos modular la forma en que llegue porque está en nosotros recibirla y cómo recibirla.
Será nuestro grado de madurez quien regule cómo llegará. Decía el fallecido Maestro hindú Sai Baba: “No me permito exaltarme cuando me alaban, ni deprimirme cuando me vilipendian”. Esta frase muestra un excelente ejemplo de control de la sensibilidad.
En mi experiencia de consultorio, veo que en las Cartas Natales se pueden observar los puntos fuertes y los débiles de una persona cualquiera, sus riquezas interiores así como sus miserias; fácilmente se ve por qué lado su sensibilidad puede tanto ser estimulada, como ser contenida, movilizada o utilizada.
¿Es una debilidad entonces mostrar la sensibilidad, dado que revela nuestros puntos sensibles? Al contrario, justamente la sensibilidad está allí para indicarnos el camino de aprendizaje, de conocimiento y de maestría sobre nuestra propia vida, y además amplía nuestro campo de percepción brindándonos información valiosa sobre nuestro entorno. Y gradualmente, nos fortalece.
Pero no es fácil lograrlo; primero deberemos aprender a alejarnos prudentemente de la situación si es que ésta nos afecta en nuestra sensibilidad, aunque no demasiado como para no tenerla presente y poder evaluarla. Si la negamos, se repetirá y nos perseguirá una vida entera, pues su propósito es conseguir que le prestemos atención a fines de aprendizaje.
Con el tiempo, de esa forma se va venciendo el miedo y de a poco, uno consigue aprender a acercarse gradualmente al punto de conflicto a fin de poner a prueba su propia capacidad de soportar, su tolerancia, su comprensión de la situación.
Hasta que llega un momento en que uno, debido a ir aprendiendo a tener control sobre la propia sensibilidad, se acerca tanto que logra percibir y deleitarse al detectar la esencia sutil de la situación, o la esencia interior que contiene aquello que potencialmente podría llegar a herir nuestra sensibilidad.
Para dar un ejemplo de mi afirmación sobre que el miedo retrae negativamente la sensibilidad, iré a un caso extremo: la muerte, el asesinato. Una persona puede llegar al caso límite de asesinar a otra; eso es parte de nuestro mundo humano. Como profesional de la Astrología me ha tocado en todos estos años de práctica de la especialidad, analizar las Cartas Natales de asesinos y sus víctimas. Increíblemente, están íntimamente relacionadas, sea el hecho voluntario o involuntario como en el caso de un accidente.
En otras palabras, me he sorprendido al principio de encontrar relaciones astrológicas inequívocas entre ambas Cartas Natales; es como si la víctima hubiese elegido el momento apropiado, a la persona y a la situación propicia para finalizar su encarnación en ese momento y de esa forma predeterminada. La víctima y el victimario están inevitablemente relacionados, de otro modo, uno pasaría caminando al lado del otro y ninguno se percataría, serían invisibles entre ellos.
Puedo asegurar que nadie muere si no es en el momento planificado, en las condiciones propicias, o por mano de aquella persona que esté aceptada en su Natal, como para provocar su muerte. En otras palabras, aún en estas situaciones extremas, todos formamos parte de un plan en el que involucramos a otras personas, a las cuales PERMITIMOS entrar a nuestra vida a fin de que sean nuestros salvadores o quienes nos ayuden a partir de este plano.
Del mismo modo que elegimos a nuestros padres para nacer de ellos y llegar a esta vida material, hacemos un convenio con otras situaciones y otras personas para irnos de ella. Esto significa que por allí anda suelto algo, o alguien que por su intermedio, podremos abandonar este plano.
Técnicamente, mirado “desde el amor” como me expresan mis Guías, significando tener una visión desde un punto de vista Superior, yo debería sentirme agradecido a que esa otra persona se prestó a enfrentar la situación y ayudarme a cumplir con mi Proyecto de Vida (por ejemplo, mis padres), y de muerte (por ejemplo, mi eventual asesino en el caso de una muerte violenta).
No es fácil asimilar estos aspectos ni tampoco relacionarlos, aceptarlos y comprenderlos. Alguien puede pensar que es mejor no saber, pero es la vida y así debemos darles la bienvenida, con el fin de lograr mayor comprensión y expandir nuestra sensibilidad.
¿A dónde quiero llegar? A que nadie puede herirnos si es que no lo permitimos, si es que no lo acordamos con anterioridad, así como nadie puede insultarnos si no recogemos ese insulto y nadie puede batirse a duelo con nosotros si no aceptamos el guante del desafío.
Es más, nuestra sensibilidad debe servirnos como estímulo para crecer; representa al principio la piedra en el zapato que al final terminará transformándose en un valioso diamante cuando logremos superarlo. La sensibilidad representa un verdadero sufrimiento para quien no ha comprendido que solamente está allí para motivarlo a superarla, y conseguir la expansión de nuestro campo de percepción a fin de volvernos más fuertes, más seguros de uno mismo, logrando así mayor autoestima y venciendo el miedo. Con “autoestima” no me refiero a la soberbia o al egoísmo, por supuesto.
Así comprenderemos que aún nuestros enemigos, sienten similar a nosotros, también tienen miedos, tienen apegos, tienen afectos, porque son parte de nosotros mismos; tenemos en común un algo que estará definido en nuestras Cartas Natales, y que está destinado a obtener un aprendizaje, porque de eso se trata el experimentar la vida. Si no existiera un lazo kármico entre nosotros, no podríamos percibirlos, siendo que hemos decidido encontrarnos a fin de aprender uno del otro.
De esa forma nos vamos a dar cuenta de que el otro es sólo es otro ser humano más que sufre y que no sabe qué hacer con ese sufrimiento, por lo que tal vez lleguemos a detectar por donde hacerle llegar nuestra comprensión y nuestro amor, brindándole un consuelo y una contención que de otro modo sería imposible. Resulta grandioso conseguir en ocasiones comprender a nuestro enemigo y conseguir ser capaz de volverlo nuestro amigo.
No todas las personas tenemos la misma sensibilidad; ésta estará dada por la posición de nuestra Luna natal, la Casa en que habita, el Signo que ocupa y sus relaciones con otros planetas de nuestra Natal, y nos señala condiciones y potenciales muy íntimos que no están allí para maltratarnos sino para ser superados en pos de un aprendizaje que en realidad nos eleva como seres espirituales. Se trata de un potencial enriquecedor, no de un castigo.
Nada es casual; todo está premeditado en nuestro Proyecto de Vida. Citaré otro ejemplo, uno de mis favoritos: la Carta Natal de John Kennedy, el Presidente asesinado, que muestra en su Casa de la Muerte cinco planetas, todos juntos. Ellos son, en orden ascendente: predomina Marte, (el arma, la agresión) representando al tirador asesino que lo baleó en el cuello pero que no lo mató, agente perteneciente a una fuerza de seguridad. En segundo lugar, Mercurio, la inteligencia (o sea quienes idearon el plan, es decir que fue una conspiración, y no un hombre solo como acusaron a Oswald), junto a Marte.
Luego, Júpiter, la riqueza, que denota que hubo intervención de personas de poder y riqueza (el establishment, el poder tras el poder, el satanista NOM), después el Sol, autoridades del mismo gobierno de EEUU que lo traicionaron, o sea que fue asesinado por razones políticas y quien respaldó ese hecho fue un personaje de poder. Esto fue debido a que JFK declaró estar decidido a denunciar la conspiración del N.O.M. Y por último, se encuentra el planeta Venus.
No entendí en primera instancia a quien representaba Venus en el último lugar, siendo que es significador de una mujer, joven y bonita, relacionada en sus afectos. Pero cuando vi detenidamente el video de Abraham Zapruder, cuadro por cuadro, pude ver, tal como lo he relatado en mi artículo: LA INDISCRETA PELÍCULA DE ABRAHAM ZAPRUDER https://www.elsenderodelser.com.ar/2019/07/09/la-indiscreta-pelicula-de-abraham-zapruder/
que Venus estaba representando a Jackeline Bouvier de Kennedy, su propia esposa, que estando al final de la lista fue quien le dio el tiro de gracia disparándole con su mano izquierda (Jackie era zurda) bajo el mentón, tal como se ve el fogonazo en dicho video cuando el auto reaparece tras el cartel, mientras una mancha de sangre y los huesos del cráneo de John saltan hacia arriba.
El tiro final fue de su propia esposa, quien lo odiaba por sus desplantes y sus amoríos –Jackie era Leo, incapaz de olvidar una afrenta, con Ascendente Escorpio, sumamente resentida- y posiblemente bajo los efectos de los influjos hipnóticos del MK-Ultra, un organismo que utilizaba el Control Mental, quienes estaban complotados con ella.
Ella estaba determinando su muerte, en la Carta Natal de John; él conoció a su asesina y se casó con ella. Ella estaba posicionada allí desde que JFK nació, o sea que, se realizó un pacto mutuo antes de nacer. Supongo que John Kennedy junior lo sabrá, eso lo veremos cuando decida reaparecer en público próximamente luego de haber fingido su muerte para liberarse de la persecución de los infames globalistas de la CaBaal, también responsables de la muerte de su padre. Pero esta vez, “el pequeño John-John”, regresará convertido en un patriota cuya influencia pondrá el broche de cierre de esta nefasta historia de humanos corrutos y extraterrestres satanistas.
Con esto busco significar que nada es casual, si en la Natal de una persona figura cierta posición que denota su sensibilidad, no es un castigo sino una prueba de aprendizaje por superar, planificada ex profeso, por la misma persona antes de nacer. Esa misma sensibilidad está relacionada (por la Luna) con su infancia, con su niñez, cómo se sintió tratado en esos años, sus puntos emocionales débiles que debe trabajar a fin de sanar las demandas de su niño interior y convertirse en un adulto con total seguridad en sí mismo y alto grado de autocontrol.
Como puede apreciarse, si se lo analiza detenidamente, no es un asunto sin resolución, aunque sea un tema sensible; esta capacidad especial en realidad representa una virtud poco reconocida y apreciada, por lo cual, en lugar de menospreciarla, deberías valorar tu sensibilidad.
El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo
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