EL BENEFICIO DE LA COMUNICACIÓN
La diosa del amor, míticamente llamada Afrodita para los griegos o Venus para los romanos, se cuenta que tenía un cinturón con el que rodeaba a las personas de forma que se veían imperativamente obligados a expresar su verdad. Así, el amor, inducía a la comunicación de un mensaje verdadero.
La comunicación, en ese caso, representa un mensaje de verdad y amor porque el amor es unión. El cinturón de Afrodita unía y obligaba a decir la verdad, lo que puso más de una vez en aprietos ante sus esposas, a sus hermanos dioses que pretendían ocultar sus travesuras amorosas, por lo que Afrodita era admirada por su belleza pero temida por su falta de reserva.
Dos personas que discuten, también se están comunicando de alguna manera, que sin ser la ideal, implica que existe alguna clase de vinculación entre ellas ya que si no la hubiera, ninguno se tomaría el trabajo fastidioso de comunicarse de esa forma con el otro.
Nadie le habla a quien desprecia, o a quien no aprecia; puede que lo insulte, le grite, lo amenace o lo maltrate verbalmente, pero no le habla o mejor, digamos que entre ambas partes no se hablan. Hablar con alguien implica la intención de comunicarse, es decir, de transmitir y recibir algún tipo de información que puede resultar útil o no, pero que siempre transmite alguna clase de intención, o bien, de emoción o sentimiento subyacente en cada palabra, en cada gesto, en cada posición corporal.
Más allá del mensaje informativo, se observará que ya sea en las características tonales, en el lenguaje corporal mientras se conversa, o en las palabras mismas, podremos encontrar un cierto componente que estimula a la vinculación.
La comunicación posee un valor pocas veces reconocido y tal vez no del todo apreciado y utilizado. A través de este tipo de contacto no solamente podemos manifestar también alguna clase de afecto aunque sea muy tenue, sino que podemos interactuar de forma beneficiosa mutua con nuestro entorno.
Lamentablemente hoy la tecnología hace que la calidad que puede tener la comunicación se haya distorsionado, haya adquirido otro tenor distinto del convencional y actualmente se basa en la transmisión de otros códigos que no siempre las personas mayores valoran porque están acostumbradas a la anterior forma convencional y apreciada de comunicarse: hablando.
Aquella persona a quien se le dificulta hablar e interactuar con los demás posiblemente se encuentre afectada de algún tipo de conflicto interno que se lo impide y que aún probablemente ella ni siquiera haya logrado identificar.
Si bien a las nuevas generaciones, que aún estando a alcance visual entre ellos prefieren enviarse mensajitos en lugar de hablarse, la tecnología les permite comunicarse con un entorno ampliado hasta inclusive rodear el mundo.
Pero la limitación en comunicarse verbalmente lleva consigo una falta de contacto personal que desde siempre hemos considerado como confortable, cálido y agradable.
En estos casos, la palabra podría transmitir la emoción o el sentimiento del amor que el frío mensaje cibernético no puede, aún cuando seamos maestros en el uso de los emoticones. De acuerdo al arquetipo mostrado por Venus/Afrodita, cuando falta acercamiento y diálogo veraz, está faltando el amor.
Mucha información de valor emocional podemos enviar y recibir cuando hablamos, que puede palparse aún hablando por teléfono, pero que no estarán contenidas en un mensaje escrito, por ejemplo. Conozco el caso cercano de una madre que en lugar de abrazar a su hijo y decirle que lo quería, prefería dejarle un papelito sobre la mesa con las palabras: “Te quiero, mi bebé”.
Mensaje que nunca era respondido por el adolescente, porque probablemente él necesitaba escuchar personalmente la voz de su madre y palpar ese amor en su tonalidad; incluso estimo que era más el fastidio que el agrado lo que dichos mensajes le producían. Yo podía percibirlo claramente porque en este caso, el adolescente era mi propio hijo.
En otro caso también muy cercano, otra madre podía pasar horas enviándose mensajes por celular con su hijo que residía a más de mil kilómetros, pero no hablaba con él aunque tenía la oportunidad de la llamada sin costo, y cuando se comunicaban, no tenían un tema apreciado de conversación, como si se hablaran dos extraños, o bien caían en silencios prolongados.
Lamentablemente esta carencia sufrida por estos dos adolescentes, en los cuales pude observar luego cierta dificultad en gestionar abiertamente sus sentimientos, fue probablemente debida a la falta del lazo afectivo con sus madres, que si bien quiero pensar que querían a sus hijos, ésto les resultaba difícil de mostrar en una entrega abierta de su componente afectivo.
En el caso de una pareja que no se lleva bien, o de una relación difícil jefe-empleado, o de dos vecinos que no se caen simpáticos, la comunicación podría ser la solución para que terminaran con esa relación tóxica y malsana para ambos, ya sea encontrando una respuesta conciliadora al ser aclarados los temas espinosos o bien por el contrario, dando finalmente por terminada la relación.
En ambos casos la resolución terminaría siendo beneficiosa, tal como lo he experimentado propositalmente: si hay reconciliación, el resultado es bueno porque al intercambiarse los puntos de vista y los requerimientos de cada parte, se eliminan los motivos de fricción.
De la otra forma, al terminarse con la situación desagradable interrumpiendo definitivamente (esto es importante, definitivamente) el contacto, se atenúa gradualmente la energía de enfrentamiento y esto abre otra nueva instancia individual hacia cualquier otra experiencia en la que pueda existir una posibilidad novedosa y fresca de obtener beneficio en la vida de estas dos personas.
Remarco “definitivamente” porque una situación desafortunada que no sea liquidada y resuelta finalmente, dejará resabios que aflorarán nuevamente en fricciones cada vez que ambas partes se enfrenten accidentalmente.
Lo que no sólo puede acarrear problemas mayores, sino que no deja libre el camino hacia otra oportunidad. Cuando tienes cerrado el puño para golpear resultará imposible que puedas ofrecerte a brindar una caricia.
Por lo tanto, entonces, busco remarcar la invaluable utilización de la comunicación como elemento necesario para la resolución de los conflictos. Recuerdo hace ya muchos años (1963) durante la crisis de los misiles en Cuba, cuando se tomó la inteligente decisión de instalar los teléfonos rojos entre EEUU y el Kremlin. Se los llamaba “rojos” no porque tuvieran ese color sino debido a la candente relación entre ambos países, pero aún ni siquiera se trataba de teléfonos.
En realidad eran teletipos que unían al Pentágono con el Kremlin soviético mediante un cable submarino que cruzaba el Océano Atlántico, o sea que los mensajes recibidos entre presidentes, John F. Kennedy y Nikita Kruschev, no eran hablados debido a las posibles malas interpretaciones causadas por las diferencias de los idiomas, sino comunicados escritos, de modo que no quedara la menor duda del contenido y del verdadero significado de las comunicaciones.
Si bien Kruschez era nativo de Aries, lo que lo hacía muy impulsivo, Kennedy era un Géminis, especialista en la comunicación como lo son generalmente los nativos de ese Signo, y establecer ese tipo seguro de comunicación finalmente evitó el enfrentamiento innecesario entre estas dos potencias nucleares que pudo haber sido nefasto para el planeta entero. La buena comunicación demostró una vez más sus beneficios y tal vez a ella debamos el hecho de seguir todavía con vida.
La conclusión de la “guerra fría” fue que la URSS se llevó sus misiles de Cuba, EEUU se comprometió a no invadir la isla, y al retirarse Rusia con el rabo entre las patas, la consecuencia política en la URSS fue que Kruschev fue reemplazado por Leonid Brezhnev y terminó sus días jubilado con una pobre pensión de unos miserables 9 dólares mensuales. En este caso, la hábil comunicación de un Géminis venció al impulso poderoso de un Aries.
Por otra parte, la buena comunicación le es asignada como propiedad al arquetipo del Arcano 3 del Tarot, La Emperatriz, que “casualmente” también representa la resolución de problemas. Comunicación = resolución de problemas. Y no es casual que tanto la comunicación como la habilidad para resolver esté representada por una mujer, dado que ésta es su naturaleza intrínseca.
Esto es más que lógico dado que el número 3, Numerológicamente, está creado por la combinación del 1 y el 2, y dicho número 3 representa un triángulo, o sea, el cristal generador a partir del cual se crean las demás estructuras indeformables.
Sin más, puede observarse que toda estructura que necesite ser rígida, como puentes, vigas, armazones de galpones, etc. estará formada invariablemente por triángulos, figura que físicamente se considera indeformable.
La Emperatriz, además, representa a una mujer casada con hijos, o sea, el prototipo de sistema familiar, que a su vez generará nuevas familias, y ellas a la sociedad y así continuará la conservación de la especie. Para quien quiera conocer más sobre La Emperatriz, incluyo el enlace:
¿ESTÁS TOMANDO LAS ELECCIONES PERSONALES CORRECTAS? ARCANO Nº 3: “LA EMPERATRIZ”
Además, la comunicación bien canalizada permite la liberación de energías acumuladas que de otro modo harán que se rebalse el vaso ante la menor provocación, y esto a su vez, dará origen a conflictos mayores que los originales.
Aún si se pronunciaran palabras hirientes en dicha comunicación, el escucharlas con atención puede que nos ilumine sobre lo que molesta a nuestro opositor de forma de adquirir elementos para una negociación y que a su vez puedan servirnos para corregir un rumbo equivocado.
Un buen abogado escuchará atentamente a su contendor a fin de hacerse claridad de los ítems en los que puede rebatir su postura, utilizándolos en su contra. Una pregunta, una palabra, una breve comunicación, pueden dar la pauta necesaria para conocer la verdad; en este caso la comunicación hábil pondrá en evidencia la capacidad del profesional para hacerse cargo de la defensa de cualquier reclamo o demanda.
Resumiendo entonces, y basándome en lo ya expuesto, pretendo hacer notar que la comunicación es esencial para la interacción amorosa, la que a su vez conduce a la resolución de los problemas y a la generación de nuevas oportunidades, y con ello, al auspicio de futuros éxitos y beneficios. Así lo resolvería al menos, la inefable Venus/Afrodita.
El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo
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